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Un Pinter para divertirse y pensar

Israel Elejalde encabeza la «Traición», versionada por Pablo Remón y que presenta en Avilés y en Madrid
Vanessa Rábade

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Como dice Israel Elejalde, Harold Pinter (1930-2008) es uno de esos autores malditos. Proscrito en nuestro país a salas pequeñas, con excepciones, claro, y arrinconado como un dramaturgo para una reducida élite de pedantes-eruditos. Ese café para muy cafeteros. Esto mismo lo cuenta Elejalde con rabia. Como si fuera su padre o su tío el desterrado y le ardieran las entrañas por dicho destierro. No obstante, hablamos de un hombre que terminó reconocido con el Premio Nobel (2005) a pesar de que le costase calar en la crítica de los años 50. «Sigue generando inquietud por su ambigüedad, por su gusto por el cripticismo, por su deliberada invitación al espectador a que sea él quien responda a las preguntas», apunta el actor y director. Es ese mismo patio de butacas el que le interesa a Elejalde, uno que no sea vago, que se preocupe de pensar: «Ya tenemos muchos espacios para el entretenimiento y no tantos para reflexionar, así que el teatro está, además de para divertirse, para ello».
Con esto bien presente, el kamikaze se ha decantado por el triángulo amoroso que Pinter propone en «Traición». Obra que, explica, «tiene todos los ingredientes para programarlo en el Pavón [del 12 de marzo al 26 de abril]», pero antes toca estrenar en el Palacio Valdés de Avilés (Asturias). Y si Elejalde hace hincapié en la fuerza del autor, también reconoce que sería inútil levantarlo con unos actores cualquiera, «deben tener trastienda, que sepan generar misterio porque aquí lo que no se dice es importante como las palabras». Para ello, el director se ha provisionado con Irene Arcos, Raúl Arévalo y Miki Esparbé, responsables de llevar una trama difusa: «No le interesa tanto, no le gustan a Pinter», apunta Elejalde de un argumento contado al revés. Comienza en la primavera de 1977 y termina en el invierno de 1968. Nueve momentos (escenas) de este triángulo que «puede parecer una historia de cuernos, pero que no es solo eso. Es mucho más. Todos acaban traicionándose a sí mismos», afirma Arcos, en la función, Emma. Una mujer llena de misterios y preguntas: «Ha sido toda una aventura ir por sus recovecos. Tiene demasiados silencios y es una persona que dice una cosa, hace otra y piensa otra más. Por lo que me ha costado descifrarla», cuenta la actriz de una persona, como Jerry y Robert, a la que entre Pablo Remón –autor de la versión– y Elejalde han «humanizado»: «Pinter los presenta más robóticos y aquí se les ha traído a la tierra, se les ha dado corazón».
Son las herramientas con las que el equipo de «Traición» tratará de rescatar ese lado oscuro de los seres humanos al que le gustaba hacer alusión su autor. «La incapacidad de mostrarnos tal y como somos por miedo a parecer vulnerables. En realidad, vemos una pelea por la represión de los deseos ocultos y por una concepción del poder basada en el aparente control sobre ellos. Es una crítica de ese mundo intelectual que cree estar a salvo de las pasiones más bajas», cierra Elejalde.
Dónde: Teatro Palacio Valdés, Avilés, y El Pavón Teatro Kamikaze, Madrid.
Cuándo: 7 de marzo (Avilés) y del 12 de marzo al 26 de abril (Madrid).
Cuánto: de 6 a 25 euros.