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Elena Aub, recuerdos del México más transparente

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La Razón

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Amigas de juventud en el exilio mexicano, Elena Aub y mi madre Maleni, reanudaron su amistad en los 80, cuando ella vuelve de México, Hablaban todos los días por télefono, hasta ayer. Elena no contestó. Eran dos abuelitas que se consolaban por teléfono la una a la otra. Dia trás día. Federico Álvarez, el ex marido de Elena murió hace dos años, cuando mi padre, del que fue gran amigo. Mi madre está conmocionada viendo como va desapareciendo toda esa generación. Hoy se ha quedado un poco más sola. Elena era una luminaria, para todos nosotros, en la oscuridad que le deparó la vida. Bella e inteligentísima hasta el último día.
No tengo derecho a hablar de Elena Aub. Solo puedo hablar para dar algo de voz a mi madre y a mi padre; amigos de juventud de Elena y Fede. ¡Cuánto se querían todos!
En nuestra casa familiar del barrio de la Condesa de México oíamos esos nombres en boca de nuestros padres, por las llamadas de teléfono, en la que todos aquellos niños de la guerra exiliados quedaban para hacer una excursión al monte Ajusco o a las Estacas, paraíso, donde nace un río tan claro y salvaje que le hubiera gustado a Neruda, como nos gustaba a todos, cuando el cielo mexicano era aún la región más transparente de América, como dijo Carlos Fuentes.
Elena Aub, recogió en preciosas e impagables grabaciones, las voces y los recuerdos de la generación republicana que salió al exilio. El archivo fonográfico que constituyeron todas aquellas memorias sonoras son un patrimonio enorme y sorprendente. Apenas empezamos a vislumbrar la profundidad de esos fondos de recuerdos, gracias al trabajo de editoriales como Renacimiento o la saga documental de “Las Sinsombrero” de la gran Tania Ballò.
Aquellos jóvenes crecidos, como Elena, expatriados, no admitieron las consignas de sus mayores y se reivindicaron en el movimiento ME/59, enfrentando las políticas de reconciliación nacional y de acercamiento entre los dos bandos, promovidos por el P.C.E., organizando protestas, manifestaciones y acciones llamativas para denunciar la dictadura franquista.
Pasarían dos décadas antes de que Elena decidiera volver a España. Siempre imbuida del espíritu de recuperar la memoria de aquellos, que, como su padre perdieron la guerra, pero que se negaban a perder el futuro. Su labor intelectual y de conservación de los textos de su progenitor, Max Aub, la llevaría a presidir la Fundación dedicada a su memoria. Su trabajo de recuperación de textos, autores e historia de la España transterrada, suponen el esfuerzo silencioso, humilde e imprescindible para los que se interesen por la historia completa.
La última vez que comimos juntos con mi madre, en su barrio de Embajadores, fuimos “a los gallegos”, donde ella disfrutaba de las croquetas caseras “de verdad”. De vuelta a casa nos contó su primer enamoramiento: ella, joven de 14 años, en los primeros 40, cae fascinada por la figura mítica y heroica de un guerrillero cuya partida baja al pueblo de montaña donde ella veranea, a la espera de poder salir de España. Su relato fue tan vívido que aún me brotan las lágrimas al recordarlo.

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