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Belako han hecho el disco del año

El cuarteto publica «Plastic Drama», un disco de sonido crudo y directo grabado en cinta analógica que hablaba de la alienación y la irrealidad antes de saber que llegaba una pandemia

De izda. a dcha., Josu Billelabeitia, Cris Lizarraga, Lore B. (sentada) y Lander Zalakain, ayer, en Madrid
De izda. a dcha., Josu Billelabeitia, Cris Lizarraga, Lore B. (sentada) y Lander Zalakain, ayer, en MadridCipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Es el mejor álbum de este desierto discográfico pero que no se entienda mal, lo habría sido en un contexto más prolífico. El sonido de «Plastic Drama», del cuarteto vizcaíno Belako, es una mezcla alucinante de calmas y tormentas, de sonidos crudos y directos y canciones que van al grano y se visten poco. Pero es también un disco que habla de nosotros y del año de la pandemia, aunque lo escribieran y grabasen antes del fatídico mes de marzo. El nuevo trabajo del cuarteto vizcaíno plasma la alienación, la angustia y la inquietud del año más extraño de nuestras vidas. El álbum, publicado el 28 de agosto, ha llegado al puesto cinco de la lista de ventas de España, algo que se toman como el resto de cosas de 2020, como una señal más de irrealidad. «Si al menos se tradujera en algo en nuestras cuentas corrientes... Vivimos en la absoluta precariedad y todavía tenemos amigos que se piensan que estamos forrados», dice Lore Billelabeitia, que junto a su hermano Josu, Lander Zalakain y Cris Lizarraga, forman la banda. «Sentimos que es muy bonito lo que dicen del disco, pero no dejas de quitarte el runrún de que algo guay que está pasando que no tiene la recompensa debida. Nosotras nos conformamos con algo digno», añade Lander sobre los estragos de un año sin trabajar.

Esta noche, en Madrid

El grupo apoya las protestas del sector que tuvieron lugar ayer en 28 ciudades de España y pide que se deje de aplicar la «doctrina del miedo» contra las artes escénicas y los espectáculos. Pero el movimiento se demuestra tocando y hoy lo hacen, en La Riviera, con el aliciente de que el concierto forma parte de una campaña a beneficio de los técnicos del espectáculo (Crew Nation) que han sufrido la crisis tanto o más que los artistas. «Vamos a demostrar que la cultura es segura, o por lo menos, tanto o más que los aviones y los trenes, donde te meten en un habitáculo con 200 personas durante varias horas», apunta Josu. El problema es que, incluso los conciertos que se autorizan se enfrentan al problema de la falta de interés del público dadas las circunstancias. No será porque Belako no hayn intentado todo: conciertos en autocines, en teatros, directos en el confinamiento... «Lo del autocine fue una locura. Perdimos dinero incluso y fue un lío de organización. Yo otra vez no lo hago, te digo. Y eso que nosotras no inventamos nada, que el formato ya estaba. Un poco más frío, pero curioso y emocionante», dice Lore.

Dramas de plástico

El álbum trata sobre los dramas de plástico, toma como hilo conductor los problemas del primer mundo. «Hacemos dramas de bobadas desde el sofá y luego ves los dramas reales que suceden en el mundo desde un punto de vista privilegiado. Te sientes mal 30 segundos y te sirves un vino y tan normal», dice Lander. «Otro ejemplo de drama de plástico es.... Que se va Messi y parece que es el fin del mundo», añade. «De alguna manera, el trabajo habla de la sobreinformación que tenemos y cómo no somos conscientes de las realidades que vivimos, que hay un montón de historias. Nada es neutral, la información siempre es subjetiva», apunta Josu. «De todas formas, no queremos hacer doctrina ni decir lo que nadie tiene que pensar. Plasmamos las contradicciones de las que nosotros mismos somos presos, los primeros. Somos los que hacemos de las redes sociales la realidad o de quedarte sin batería en el teléfono un gran disgusto. Si hablamos de las máscaras de las redes sociales y del uso que se le da es porque nosotras mismas, en el confinamiento, tuvimos que usar las redes sociales y todo se reducía a eso», dice Lander. El grupo terminó el disco una semana antes del fatídico estado de emergencia. Lo habían grabado, en cinta analógica, en el estudio de Iñigo Irazoki, donde se recrearon en el uso de efectos, la distancia de los micrófonos y la búsqueda del bajo perfecto para cada canción en particular. «Es un proceso muy artesanal en el que casi puedes palpar el sonido, eres consciente de cómo se produce y se transmite. Cuando grabas en digital, simplemente le das a la palanquita y metes un efecto, el sonido cambia, pero la gracia del analógico es que nos llevábamos el micrófono hasta el final de la escalera para probar o jugábamos con todo hasta que salía el sonido que estábam os buscando. la presión añadida viene porque tienes que hacer la toma de la canción lo más parecida posible a lo que en tu cabeza quieres que sea el resultado final», explica Lander.

Todo estaba listo, «grabadísimo», como dice Lore. Pero entonces llegó marzo. «No podíamos sacar el disco, porque estaba acabado, pero no fabricado y ya era imposible, todo estaba cerrado. El problema es que ya habíamos lanzado una canción en digital y el álbum estaba anunciado. Nos dimos cuenta de que tenía que salir este año, porque, si lo dejábamos en el cajón, las canciones se iban a quedar viejas y en 2021 ya no serían lo que hubiésemos querido sacar», cuenta la bajista. Empezaron a improvisar y terminaron por publicar seis canciones de adelanto de las diez del disco. Y la gira, que iba a ser la más importante de su carrera, cancelada. La normalidad todavía no se vislumbra, pero hay que ir construyéndola. Aunque vuelva a ser un concierto de los más alejado de la normalidad, esta noche, en La Riviera, Belako se sube para tocar «Tie Me Up», la canción que abre el disco, por primera vez. Y parece ser que tienen una sorpresa preparada, la versión de un grupo madrileño como agradecimiento a los que esta noche (21:00 horas, 22,50 euros) se acerquen a ver un concierto.

La banda más internacional

Pocos grupos (quizá Hinds) tienen un eco tan sólido en países tan importantes como Gran Bretaña. Belako, además, se llevan el elogio unánime. «Lo relativizas, pero si hay un pequeño consuelo a lo que está pasando, es ese, las buenas palabras», comenta Josu. «Estamos muy contentos con las críticas. A la gente le está gustando y medios muy potentes hablan bien de nosotras. A mí me disgusta el tema de la puntuación, que le pongan notas a los discos, pero bueno. Aunque las críticas no nos han sacado de seguir siendo lo más ''indie'' que te puedas imaginar», señala el guitarrista.