La autora vuelve a dar una prueba de su maestría narrativa en “La vida secreta de los adultos”
Cuando se publicó «La vida mentirosa de los adultos» en Italia se hicieron «vigilias de lectura» por todo el país. Tal fue la revolución, que Netflix ha comprado los derechos para su adaptación. El libro tiene los ingredientes para atrapar desde la primera página en tanto que arranca cuestionándose qué hace que una novela sea convincente, ya que la narradora no tiene demasiado claro si su experiencia puede tener interés para alguien. Y para agarrar al lector por las solapas, Ferrante utiliza su fórmula recurrente: que alguien tenga noticia de algo y eso sacuda su aletargada cotidianeidad hasta terminar reventando los corsés emocionales y sociales que la amordazaban.
En esta novela, una narradora, Giovanna, recuerda su juventud en una familia de clase media napolitana. Es una transición dolorosa de la niñez a la adolescencia en la Italia de los 90. Puede determinar el momento en el que su infancia idílica deriva en oscuridad. Es cuando su padre, un intelectual de izquierda a quien ella adora, la compara con la tía Vittoria, que es toda una incógnita y de la que nadie habla.
Fea y vulgar
Borrada incluso de los álbumes familiares, lo único que nuestra protagonista sabe de ella es que es fea, vulgar y que odia a la familia, sobre todo, al padre. Desde ese momento, cuenta la propia Giovanna, «Quedé a la deriva y sigo ahora a la deriva dentro de estas líneas que quieren darme una historia». Como otras narradoras de la vida cotidiana, la novelista italiana –sea quien sea, y a quien desde estas páginas no dedicaremos una sola línea en abundar sobre su identidad– tiene una capacidad de evocación magnética y torrencial. Así, propone tramas que fácilmente podrían –pero nunca lo hacen– caer en el melodrama: una adolescencia melancólica con su torpe despertar sexual, enredos de dinero y desclasamiento familiar, infidelidades...
De hecho, casi todas sus obras coquetean con las emociones fáciles y los aullidos afectados del melodrama... y cuando parece que puede rozar la telenovela, remonta. Una sinceridad feroz y una conciencia despiadada sobre las realidades sociales, económicas y de género atraviesan la escritura de Ferrante. Sus protagonistas, como ahora Giovanna, pueden mentir, traicionar, dañar y gritar como personajes de culebrón, pero siempre son sinceras consigo mismas.
Al final, nuestra protagonista entenderá, como lo entiende Ferrante, que la verdad y las mentira son complementarias... por eso inventó la humanidad el raro y difícil arte de ficcionar.