Un peculiar retrato de Botticelli podría superar los 100 millones de dólares en una subasta
Esto supondría la entrada del cuadro a un exclusivo club, pues son solo 20 las obras que se han vendido superando esta cantidad de dinero
Creada:
Última actualización:
Con Sandro Botticelli queremos decir Florencia. Y, con Florencia, el arte del Renacimiento. “El nacimiento de Venus” y “La Primavera” coronan la Galería degli Uffizi de la ciudad italiana, eclipsando a cada visitante gracias a sus dimensiones de trazo suave, detalles definitorios y estética icónica. Sin embargo, pocos son los que, al hablar de Botticelli, relacionan instantáneamente al autor con un retrato.
El cuadro “Young man holding a roundel” (“Hombre joven sujetando un medallón”) del artista italiano es uno de los pocos retratos que se conocen en la actualidad. Pero, aunque sea menos conocido que el cabello dorado de la Venus, su valor es mayúsculo. Se espera que esta obra del siglo XV se venda por más de 80 millones de dólares en la venta de Old Masters de Sotheby’s en enero, en Nueva York. De hecho, la estimación es tan alta para un maestro de esta talla que, según la casa de subastas, se podría vender incluso por más de 100 millones de dólares.
“Solo han sobrevivido una docena de retratos pintados por Botticelli”, explica Cristopher Apostle, director del departamento de Grandes Maestros de Sotheby’s. “Conocemos ‘El nacimiento de Venus’, ‘La Primavera’, muchas madonas, pinturas religiosas, mitológicas... Pero solo hay un pequeño número de retratos que han sobrevivido hasta hoy”, asegura.
Por ello, el retrato en cuestión podría entrar en un exclusivo club: el de los cuadros que se subastan por tal cantidad de dinero. Y es que tan solo 20 obras de arte se han vendido en subasta por más de 100 millones: la última fue “Meules”, de Claude Monet. El récord mundial lo estableció “Salvator Mundi”, de Leonardo Da Vinci, en 2017, vendiéndose por 450 millones.
Ahora, un cuadro que muestra a un joven desconocido, vestido con una túnica simple con un cielo azul detrás y sosteniendo un medallón entra en este club de excelencia. Esta peculiaridad puede ser, o bien por el célebre autor que lo firma, determinante en el arte del Quattrocento italiano, o porque responde a la variabilidad que supone calcular el valor de cualquier obra de arte.