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La piratería se expande durante el confinamiento

A pesar del descenso del 5% de esta práctica ilegal durante 2019, la reclusión impuesta durante estos meses ha provocado un aumento considerable del consumo ilícito de contenidos

El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes conversa con Carlota Navarrete, directora de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos Digitales, en el ámbito de la presentación del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales 2019, este viernes, en la Biblioteca Nacional, en Madrid.
El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes conversa con Carlota Navarrete, directora de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos Digitales, en el ámbito de la presentación del Observatorio de Piratería y Hábitos de Consumo de Contenidos Digitales 2019, este viernes, en la Biblioteca Nacional, en Madrid.ZipiEFE

Hemos seguido leyendo, viendo películas, entreteniéndonos con series, evadiéndonos con música, viajando desde la comodidad del sofá a través de las pantallas, entrando virtualmente en galerías y espacios museísticos, exprimiendo, en definitiva, todas las posibilidades enriquecedoras y estimulantes que proporciona la cultura. La proliferación de su consumo durante los meses estériles de confinamiento tuvo que adecuarse a los recursos materiales disponibles de los que dependía la población jugando con el elemento -nada insignificante- de la limitación de movimiento. Tocaba ampliar el campo de conocimiento pero de puertas para dentro. Tocaba adaptarse al lenguaje del mundo sin la posibilidad de poder tocarlo. Y ahora, según un análisis del tráfico a portales de contenido ilícito durante la crisis de la Covid-19 presentado esta mañana por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, nos encontramos con unos cambios en los hábitos de consumo ciertamente desesperanzadores.

A partir de la declaración del estado de alarma, se observa, tal y como indica el análisis, un incremento significativo en el número de usuarios que accedían a webs piratas. 11 de cada 100 internautas que no tenían la costumbre de hacerlo en el periodo previo a la emergencia sanitaria, habían accedieron a estos portales. El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, quien ha sido el encargado de introducir la presentación de los datos extraídos desde el interior de la Biblioteca Nacional, ha querido destacar el empeño del Gobierno por avanzar de forma progresiva en una erradicación de la lacra que supone la piratería tanto para la regulación de la propiedad intelectual como para la vulneración de los derechos de artistas y creadores: “Ahora que nuestro país avanza hacia una mayor digitalización y el Gobierno está comprometido con la agenda digital europea y los planes de recuperación insisten con fuerza en esta idea, no conviene olvidar que esta transformación debe ir acompañada de una mayor observancia de nuestros derechos. Y de nuestros deberes, diría yo”.

Además, Uribes ha subrayado una de las medidas más novedosas y recientes que desde Moncloa han querido incorporar a la batalla contra la delincuencia digital: “Podemos hablar de avances pero aún queda mucho trabajo por delante. Como ministro voy a seguir comprometido con la protección de los derechos de propiedad intelectual de nuestros autores y de nuestras industrias. Por lo demás, esta semana nos hemos adherido a la plataforma global “Wipo Alert” contra la piratería cultural. Se trata de una buena noticia porque nos va a permitir publicar listados de páginas webs vulneradoras en una plataforma internacional y evitar así que en éstas se encuentren anunciantes que quieran asociarse con una actividad ilícita o ilegal. Es un paso más en nuestra lucha conjunta contra la piratería", indica.

A tenor del análisis, se observan durante el confinamiento estricto, algunos puntos relevantes. Existe un mayor número de usuarios, hay más contenidos consumidos en un mayor número de portales, y además ese consumo es más constante durante todo el día, y disminuye a partir de las 20.00 horas, (quizá debido, tal y como advierten desde la Coalición, a aspectos como la reserva de un tiempo en familia, los aplausos a los sanitarios, la atención a las novedades informativas o la posible saturación digital), a diferencia de lo que ocurría antes del estado de alarma, donde se observaba una importante concentración del consumo entre las 19:00 y las 23:00 horas.

“Las medidas de confinamiento, es evidente, que han tenido un impacto muy severo para el sector en toda su actividad presencial -conciertos, cines, librerías, festivales, partidos de fútbol, etc- pero, también, para el consumo digital, que si bien el efecto para el consumo legal de contenidos ha sido positivo no ha impedido que se reactive, significativamente, la oferta ilegal, haciendo, aún, más urgente, el compromiso de los poderes públicos para impulsar, todos los recursos y mecanismos necesarios para que la lucha contra la piratería digital sea una prioridad, un reto estratégico, con innegables beneficios para el sector pero también para la sociedad, el empleo, la economía, las arcas públicas, nuestra competitividad internacional y recuperación económica, nos jugamos mucho” ha comentado al hilo de lo anterior la directora general de la Coalición, Carlota Navarrete.

Asimismo, como añadido al análisis del impacto de la pandemia, se han presentado también los datos recogidos por el Observatorio de la piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales 2019. Para desgracia de la palabra, la industria del libro es la más afectada, con un porcentaje de individuos que realizan accesos ilícitos del 33%, seguida por las películas, siendo el cine otra de las industrias más sustancialmente afectadas (31%), la música, que tampoco se queda coja en lo que a perjuicios se refiere (30%), las series (26%), los periódicos (23%), el fútbol (22%), los videojuegos (20%), las revistas (13%) y las partituras (5%). El valor total de los contenidos asciende a 30.904 millones de euros. Resulta significativa también la repercusión de la piratería digital en el empleo. En un escenario hipotéticamente ideal en el que no existiera piratería, se podrían crear casi 20.000 nuevos puestos de trabajo directos dentro de las industrias culturales. Todo apunta a que todavía queda tiempo, implicación estatal y esfuerzo colectivo para llegar a alcanzar ese supuesto perfecto.