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Cómo frenar una pandemia: con educación y mejores políticos

Ruiz-Domènec imparte una gran lección de Historia en un libro que apunta qué debemos hacer para afrontar una crisis sanitaria como la actual
Alberto R. RoldánAlberto R. Roldán
La Razón

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El historiador José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948) realiza en este breve y enjundioso libro un viaje a través de las grandes epidemias de la Historia. Su objetivo es buscar en el pasado precedentes que pudieran arrojar luz sobre la que nos azota y muy especialmente sobre la incertidumbre que planea cual ave agorera sobre nuestro más inmediato futuro. Y se encontrará una vacuna contra el coronavirus, aunque no tan pronto como algunos quieren hacernos creer, olvidando que el valor de la investigación científica está basado, precisamente, en la lentitud de sus ensayos. Esto, de todas formas, pasará, pero, ¿cómo va a ser el futuro tras la crisis económica aparejada a la epidemia? ¿Cómo seguiremos avanzando tras las pérdidas de todo tipo: afectivas, personales, morales o sociales? Ruiz-Domènec nos hace mirar al pasado para reflejarnos en las más remotas pandemias, incluso más atrás de la peste bubónica citada en el subtítulo, ya que en el prólogo se remonta a la Antigüedad clásica.

Comercio y guerra

Así, nos habla de épocas en las que el porvenir de la humanidad se vio amenazado porque las epidemias se extendían con extraordinaria rapidez debido al comercio y a las guerras, épocas en que las pestes se manifestaban con una crudeza inimaginable ahora, para las que además no había remedios. Sin ir más lejos, recordemos el nombre de la llamada peste bubónica para hacernos una idea de los síntomas, o la «muerte púrpura» como se llamó a la gripe de 1918. Recordemos también la pestilencia de ciudades como Londres o Ámsterdam durante los siglos XVI y XVII, un hecho que aparece a menudo en las obras literarias, como también son ilustrativas las manifestaciones pictóricas de la peste que han sido protagonistas de numerosos frescos renacentistas y cuadros famosos.
De todo esto se habla en este apasionante libro que utiliza un lenguaje actual, amenísimo, que demuestra que es posible conjugar rigor y humor, que incluso este último se agradece cuando salpica tanta desgracia, así, por ejemplo, es un alivio poder sonreír cuando leemos que en el XIV había «un mercado común microbiano en Asia Central». Algunas de sus propuestas para «el día después», en realidad, para el siglo XXI, se basan en un cambio de la sociedad en el que la educación jugará un papel esencial, en la elección de líderes bien preparados y la revisión de los medios de comunicación. El objetivo del autor queda claro desde el principio y apunta a la Historia: «Por no recordar bien nuestro pasado repetimos nuestros errores».

▲ Lo mejor

Su excelente combinación de agilidad verbal y rigor histórico para tratar un tema muy preocupante

▼ Lo peor

Absolutamente nada, es un libro que enseña mucho y esperamos que sea muy leído; no se arrepentirán