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Soleá Morente

Soleá Morente: “Mi padre creía en la intuición y en lo imposible”

La hija del gran cantaor rinde homenaje a su figura en Suma Flamenca haciendo un repaso por su carrera clásica en el décimo aniversario de la muerte del gran renovador del flamenco

Se ha dejado la piel en un proyecto, que, asegura, “marcará un antes y un después” en su vida. Soleá (Madrid, 1985), hija del inolvidable cantaor Enrique Morente, repasará mañana la carrera de una de las voces esenciales de este arte en el festival Suma Flamenca de Madrid, antes del décimo aniversario de la muerte del gran renovador del flamenco, que se cumple el 24 de diciembre. “Soleá canta a Morente” es un espectáculo retrospectivo de una de las figureas esenciales del cante que le ha servido para adentrarse en el arte jondo, terreno desconocido para la artista, que ha publicado trabajos desde el rock y el pop, pero que ahora se enfrenta a los cantes clásicos: “Verás los críticos puristas...”, previene, pero no se acobarda.

-Es un espectáculo muy especial.

-Sí, tengo mucha ilusión, me estoy dejando la piel para llevarlo a cabo porque me enfrento a un recorrido por la carrera de mi padre, aunque no por toda, porque tiene mucha obra, pero arranco con una toná que pertenece al primer disco de mi padre y hago un recorrido desde el cante hasta la canción con referencias a de dónde viene cada uno, de qué disco procede. Juego con la idea de que toda realidad tiene su parte de fantasía y al revés. Y me he atrevido a hacerle a mi padre una entrevista como si fuese en sueños. Le voy haciendo preguntas y él va respondiendo. He cogido algunas de varios documentos que tengo y en ellas hablamos en sueños sobre el cante y la literatura. Y en el sueño me convierto en cantaora a través del cante de mi padre.

-Imagino que hablaron de estos temas en vida.

-Sí. Hablaba muchísimo con él, porque yo era como su mano derecha, algo así como su asistente en los últimos años. Le acompañaba a los conciertos y pasaba mucho rato con él y hablábamos mucho sobre la vida, el cante, el flamenco... pero lógicamente no grababa esas conversaciones porque yo no pensaba que se iba a marchar tan pronto. Así que en el espectáculo recreo el sueño de estar con él, mis recuerdos y lo llevo a la realidad.

-Sabe perfectamente lo que pensaba.

-Exactamente. Sus ideas, su mentalidad, su discurso... lo conozco perfectamente. Pero mi idea era localizar ciertas reflexiones o declaraciones que hizo públicas y me apetecía hacer hincapié en algunos temas. Son enriquecedores y aportan mucha energía positiva. Mi padre creía en la intuición, en los sueños y en lo imposible, y yo también.

-¿No me diría alguna frase del espectáculo?

-Una de las veces, yo le pregunto: “¿Qué imagen te gustaría dejar en este planeta?”. Y él me dice: “el de un buen aficionado al cante”. Y eso me parece muy emocionante, porque era artista pero solo quería ser aficionado. Si él era un aficionado hasta el final y eso era lo mejor que le podía ocurrir, es una muestra de humildad que a mí me produce ganas de estudiar y de aprender. Esa manera de aprender.

-¿Qué conocimiento tenía de su obra?

-Ha sido una aventura lo de este espectáculo. A mí no me deja de sorprender mi padre. Siempre he estado escuchándole, pero es que a día de hoy, como aficionada al cante, al flamenco y al arte en general, sigo flipando con él. Estoy en esta aventura y me tiro con él de la mañana a la noche. Me he escuchado toda su obra, la publicada y lo inédito. Y sigo pensando “¡ostras! ¿y esto?”. Estoy haciendo un trabajo de fin de master sobre la literatura popular andaluza, la literatura del flamenco, centrándome en un cancionero en concreto, el de Ricardo Marín, y voy descubriendo muchas letras que le he escuchado a mi padre en diferentes cantes. El universo de Enrique Morente es inagotable, eterno y sorprendente cada día.

-Nunca elegía letras insustanciales.

-Por supuesto. Hacía mucho hincapié en la importancia del texto, de la palabra. Yo hablaba muchísimo con él de ello. Yo estudiaba Filología Hispánica y él se venía conmigo de libre oyente a la facultad, porque era muy aficionado a la literatura. La consideraba parte de la música y al revés. Como todo en uno. Pensaba que ambas se retroalimentaban. El elegía las letras por la emoción y le daba igual a qué generación o corriente o lo que fuera perteneciese el autor. Solo miraba por la emoción, tanto del poema como de la prosa.

-Se cumplen diez años de su fallecimiento en dos semanas, ¿cuál diría que fue su legado?

-Bueno, primero fue el padre más genial. Y como aficionada al arte y artista diría que es fundamental en la cultura española y universal. Su aportación fue de una dimensión tremenda. Es un artista que, después de que se haya ido, no nos deja de sorprender. No deja de ser el más actual y a la vez el más tradicional. Es conocido por la innovación y el desarrollo y la vertiente libertaria que aportó al flamenco y a la vez por ser uno de los mejores cantaores de la historia. La tradición, el cante clásico lo conocía de principio a fin y lo tradujo a su generación y a la sociedad que le tocó vivir con mucha generosidad. El flamenco sería otro sin la aportación de Enrique Morente.

-Cuando estaba con ortodoxos trataba de provocar, cuando estaba con rockeros, se ponía jondo.

-Exacto, intentaba acercar un mundo al otro. Si ya estaba rodeado de rockeros, para qué se iba a poner igual. Intentaba dar lo que tenía en todo momento y esa reacción que provocaba con sus experimentos era bestial y se agradecía mucho. Recuerdo que cuando se juntaba con los Lagartija Nick era el más flamenco y, cuando estaba con los flamencos, se volvía rockero.

-¿El espectáculo irá más allá de esta única representación?

-Me encantaría. El estreno será súper importante, pero en mi carrera como músico ha marcado un antes y un después. Hasta ahora era aficionada al flamenco y siempre lo he estado estudiando pero no había dado el paso de sentarme en una silla de enea y cantar seguiriyas, tonás, fandangos, malagueñas... todos lo cantes más puros. Es la primera vez que lo voy a hacer por y para mi padre. Para mí, como músico, es un aprendizaje en el que llevo meses y está resultando fundamental, determinante. Me gustaría desarrollarlo y ojalá hacerlo más veces.

-Quién sabe, quizá a partir de aquí, su carrera...

-(Ríe) No se sabe... a ver adónde me lleva esto. Verás tú los críticos puristas.. pero hay que ser valiente, hacer lo que te pide el corazón y a mí me apetecía cantar a mi padre y no solo desde la perspectiva vanguardista, que ya lo he hecho, sino desde el cante y la tradición que es de donde vengo.