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“J’attendrai”: Demonios del pasado ★★★✩✩

Laura OrtegaTeatro Español
La Razón

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Autor: José Ramón Fernández. Director: Emilio del Valle. Intérpretes: Chema de Miguel, Cristina Gallego, Jorge Muñoz, Paula Ruiz, Denis Gómez, Camila Almeda y Javier Gordo. Naves del Español en Matadero, Madrid. Hasta el 27 de diciembre.
Cruzando el drama histórico con la autoficción, y añadiendo a esta mezcla algunos ingredientes que podrían hacer pensar en el teatro documento, José Ramón Fernández ha escrito, con la destreza y belleza literaria a la que nos tiene acostumbrados, una obra sobre los españoles que perdieron la vida en los campos de concentración alemanes después de haber tenido que dejar nuestro país al término de la Guerra Civil. Si tomamos como cierto, y no como una licencia literaria, lo que reconoce con modestia en la propia función el personaje del autor/narrador, se trata de un texto que Fernández ha estado rumiando durante muchos años sin haber sido capaz hasta ahora de terminarlo.
Y es en el hecho de haber empleado como recurso este personaje donde tal vez se puedan rastrear mejor los muchos hallazgos, y también alguna carencia, de la función. Por un lado, ese autor ficcionalizado hace que la obra, formalmente, resulte prodigiosa en la superposición de planos de representación, ya que a través de él se despliegan y convergen con verosimilitud, en un único y extraordinario todo dramático, el tiempo presente de la ficción que ha creado, y que incluye los demonios del pasado de algunos personajes; el tiempo pasado de los personajes que habitan esa ficción, y que incluye a los mencionados demonios como personajes aún vivos; y el tiempo presente del autor, combatiendo con todos esos personajes a la vez, y consigo mismo, hasta dar con el mejor camino que ha de llevar la historia. Quizá nada de esto terminase de funcionar sobre el escenario si no fuera por el eficaz trabajo de Emilio del Valle en la dirección, que ha sabido ensamblar con sutileza, sensibilidad, claridad y belleza expositiva todos esos planos para que el espectador pueda entenderlos y asimilarlos con gozo.
Por otro lado, no obstante, es muy posible que este bonito entramado dramatúrgico sirva para ‘tapar’ con la forma cierta carencia en el fondo, pues es verdad que la historia de ficción que sirve como eje argumental del espectáculo, es decir, la historia del hombre que llega al hotel rural para cumplir una vieja promesa pendiente, no tendría suficiente recorrido por sí sola como para armar una obra en torno a ella con la duración convencional que tiene esta.

Lo mejor

La obra está bien escrita y bien contada: con pericia técnica, elegancia y sensibilidad.

Lo peor

Aunque las interpretaciones son muy correctos, falta cierto brillo para conmover en algunas escenas.