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The New York Dolls, malas calles

El grupo de Sylvain Sylvain, Johnny Thunders y David Johansen marcó el camino de toda una década con dos discos y deslumbraron a toda una generación con su manera de entender el rock and roll que dio origen al punk

Una imagen promocional del documental sobre el grupo que va a realizar Martin Scorsese
Una imagen promocional del documental sobre el grupo que va a realizar Martin ScorseseArchive

Malcolm McLaren se quedó boquiabierto cuando les vio por primera vez. En 1971, el diseñador británico llegó a Manhattan a participar en una feria de moda junto a Vivianne Westwood. Presentaban una línea de ropa de estilo rockabilly o “teddy boy”, pero una de las noches vieron actuar a los New York Dolls en la propia feria. Se quedaron boquiabiertos y abrieron una hoja en blanco en su cuaderno de diseños de ropa. El impacto fue brutal. Los New York Dolls eran salvajes, auténticos y les importaba todo bastante poco. Por eso se vestían así, con una mezcla imposible de mallas, zapatos de tacón, blusas de señora y pañuelos anudados y cantaban como si prefiriesen ser odiados. Todavía no se había inventado el término punk y ellos ya lo habían hecho carne. Tras asistir a esa epifanía, McLaren no paró hasta conseguir ser su manager y cumplir sus designios: conquistar el mundo. Los New York Dolls podrían haber sido los Sex Pistols, pero el británico nunca consiguió gobernarles. En realidad se le escaparon entre los dedos, porque, antes de darse cuenta, la banda había combustionado y solo cuatro años después de su primer trabajo estaba disuelta. Pero no sin antes hacer historia.

Por eso McLaren construyó a los Sex Pistols, con las estrategias del situacionismo perfeccionadas, claro, pero sobre el molde de los New York Dolls. En realidad, los Dolls también bebían a su vez de los MC5, The Stooges y de Bowie, así que en el fondo solo estaba siguiendo la cadena trófica de la cultura popular. Pero mientras que los de Iggy Pop tenían la rudeza extrema de Detroit, la banda de David Johansen eran capaces de escupir con algo de sofisticación, al menos en su vestimenta. Y tenían tres grandes músicos: el propio Johansen, Johnny Thunders y Sylvain Syilvain aportaban su energía mestizamente neoyorquina. Publicaron su descomunal debut en 1973 con temas como “Personality crisis” o “Subway Train”, que combinaban el aroma del blues (incluyeron una versión de Bo Didley), con los metales, teclados, la armónica y el aroma tabernario punk rock en una mezcla imposible de concebir para unos tipos que se vestían como las muñecas que prometía su nombre.

Los Dolls, por cierto, no se comportaban como muñecas precisamente: Billy Murcia falleció por asfixia cuando trataban de reanimarle por una sobredosis en 1972, cuando Rod Stewart les invitó a actuar en Inglaterra teloneando a The Faces. Este es un hecho fundacional en la casi inextinguible leyenda de mala suerte y vicio de la banda, porque el suceso se produjo en la primera gran ocasión del grupo por darse a conocer internacionalmente. Murcia, de origen colombiano, falleció justo después de que el grupo hubiera recibido su primera oferta discográfica.

El primer trabajo del grupo es la quintaesencia del Nueva York de los setenta, la que tenía por padrino a Lou Reed pero que se iba cocinando en garitos de nuevo cuño como el CBGB y Max’s Kansas City, y por la que se movían Television, Blondie, Talking Heads, Patti Smith y los Ramones. Fue un disco que pasó completamente desapercibido en términos de mercado pero que en la escena local causó un impacto tremendo. Sin embargo, los Dolls no quedaron satisfechos con la producción de Todd Rundgren. No importaba, porque todo sucedía muy rápido en aquellos tiempos y en 1974 ya estaban grabando su segundo y último disco (tras su reunión en 2006 lanzaron “One Day It Will Please Us to Remember Even This”) que llevaría por título “Too Much Too Soon”, con el que intentaron un giro más sofisticado o elaborado y para el que contaron con las Shangri-Las para los coros.

El trabajo se habría con “Babylon”, que podía ser por igual el enclave en Long Island o la bíblica Babilonia que realmente era Nueva York. El grupo estaba envuelto en costumbres poco recomendables: Johnny Thunders y Jerry Nolan eran heroinómanos, Arthur Kane estaba todo el día bebiendo y no se guiaban precisamente por una ética de trabajo. Además, Sylvain Sylvain presentó dos temas para ser incluidos en el álbum, pero fueron despreciados por el productor, Shadow Morton, reclutado para el proyecto pero también un alcohólico de manual. Las cosas no salieron bien y a mediados de 1975 Thunders y Nolan dejaron el grupo para formar The Heartbreakers con el bajista de Television Richard Hell y el guitarrista Walter Lure. Thunders falleció de sobredosis en 1991.

Antes del final de los Dolls, que quedaron en estado comatoso hasta 1977, McLaren tuvo una idea que más tarde desarrolló como estrategia de los Sex Pistols, una jugada por el escándalo que consistió en vestirles de rojo y actuar delante de una bandera comunista. “Fue una estrategia kamikaze. La última de una banda kamikaze”, escribió Sylvain Sylvain en el obituario de McLaren.