¿Podemos hablar del suicidio?
Eva Mir presenta en el Valle-Inclán el texto con el que ganó el Premio Calderón de la Barca en 2019
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Por mucho que avance la sociedad y nos hagan creer abiertos de mente, hay un tema que no termina de normalizarse. Nada, ni siquiera el sexo y sus satélites, es un tabú del tamaño del suicidio. Nadie quiere abrir ese melón. Nadie sabe por dónde meterle mano. Por eso, y después de una experiencia cercana (no vivida en sus propias carnes), Eva Mir apostó por introducir el suicidio en la historia de «Héroes en diciembre». No le salió mal el experimento: le valió el Premio Calderón de la Barca de 2019 para autores noveles y ahora, dos años después, las palabras cobran vida sobre el escenario del Centro Dramático Nacional.
Pero advierte Mir que, a pesar de que el suicidio es lo que ha llevado a todos los personajes a esa piscina que han construido en la Sala Francisco Nieva del Valle-Inclán, «no es el epicentro de la función. Tiene más capas». La autora y también directora no pretende dar respuestas, sino preguntarse «¿qué es vivir y qué es no vivir?». Es la cuestión que recorre una historia en la que se unen cuatro personas dentro de un programa de repoblación de un núcleo rural abandonado. Se aprovecha la situación para hacer terapia grupal con varios sujetos que han intentado quitarse la vida y que buscan volver a la sociedad.
Sin embargo, el plan tiene lagunas: el suicidio de uno de ellos. Un hecho que se querrá silenciar para velar por la armonía del programa y que, a su vez, se convierte en el motor para que Berta (Marta Matute) se dé cuenta de que ese sistema no puede devolverle las ganas de vivir. Si bien Agnes (Mónica Lamberti), Julián (Rodrigo Saénz de Heredia) y Berta están en tratamiento, Mar (Helena Lanza) será la representante de un sistema sociosanitario que está roto, que «no funciona», dice Mir de una figura en la que se vislumbra, en palabras de Matute, a el «alter ego» de la propia creadora: «Una amiga mía intentó suicidarse y me decía que le habían quitado consultas porque llegaban persona con otros problemas y no había capacidad para todos –comenta la autora–. En ese caso, las citas se sustituyen por una medicación que te mantiene anestesiado en esa neblina en la que solo puedes sobrevivir a base de litio. Pero Mar no es la antagonista de los otros personajes, sino una aliada de todos ellos».
Berta, escritora, toma el protagonismo de una trama donde por más que intenta empezar una revolución, no logra de salir de una cuerda floja en la que no encuentra motivos para seguir viviendo. «O nos ponemos a hablar o me voy», suplica. Y eso, diálogo, es lo que busca Mir con su montaje. Descriminalizar el suicidio como una «enfermedad»: «No es eso. No solo lo intentan personas enfermas», defiende. «Nos puede pasar a todos. Entras en un bucle en el que no te identificas, no te llena y... Hay que ver esto de una manera mucho más terrenal y no como algo de unos pocos que no están bien».
«Héroes en diciembre» tiene el «objetivo claro de desmitificar» toda la paja que rodea al suicidio «y, por supuesto, no incitar a ello, sino ponerlo sobre la mesa». Terminar con el tabú a base de introducirlo en el día a día; por ejemplo, mientras se cocinan unos macarrones, como hace la protagonista de una obra «positiva»: «Me dicen que el final es esperanzador. Y yo he tenido el conflicto conmigo misma porque no quería un final únicamente feliz. En la función se dice que solo se suicidan los optimistas porque los que no esperan nada tampoco esperan la muerte», cierra Eva Mir.