Bad Bunny y la lucha libre: una historia de amor
El cantante puertorriqueño debutó en WWE en pleno Royal Rumble en lo que es el último capítulo de un largo idilio con el “wrestling”
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Subido en la cúspide del éxito musical, que ahora se mide en bucles y vaporosa viralidad, Bad Bunny sigue intentando sorprender a propios y extraños. La última del puertorriqueño ha sido subirse al cuadrilátero de WWE, la empresa de lucha libre profesional más importante del mundo y que hasta cotiza en bolsa. La trama coyuntural comenzó con el lanzamiento de su último disco, “El último tour del mundo”, en el que, en la canción “Booker T”, se servía de una versión del tema de entrada del luchador homónimo para plantar sus versos.
Rápidamente, el tema llamó la atención del propio luchador, que lo compartió en redes sociales para congratulación de los aficionados de ambos mundos, el de la mal llamada “música urbana” y el del “wrestling”. En ese momento, a principios de este año, la propia WWE estuvo rápida para capitalizar la popularidad del trapero y se puso en contacto con él a través de Damian Priest, (pseudónimo en el “ring” de Luis Martínez) y que comparte amistad con el cantante desde hace un tiempo como boricuas afincados en los alrededores de Miami.
Así las cosas, a finales del mes pasado la colaboración se hacía pública: Bad Bunny actuaría en el Royal Rumble, uno de los eventos de lucha más importantes del año y, probablemente, uno de los que más seguimiento popular tiene debido a su formato: divididos en dos combates atendiendo al género, 30 luchadores entran al ring, en intervalos de 90 segundos, e intentan echarse por encima de la tercera cuerda. Aunque había rumores de que podía participar en el propio combate, el cantante actuó, junto a Booker T, con una versión en directo de su tema. En la misma velada, en una especie de “sketch” junto a otros dos luchadores, Bad Bunny se enemistó con ellos y, finalmente, saltó al ring para estropearles la noche durante un combate.
El salto desde la tercera cuerda del “conejo malo”, excelentemente ejecutado para tratarse de alguien ajeno a la disciplina, terminó con The Miz y John Morrison en el suelo y el cantante marchándose victorioso. Pero el enfrentamiento, que abrió secciones deportivas alrededor de todo el globo, no quedó ahí y en la noche siguiente, la del pasado lunes, Bad Bunny apareció en el show semanal de WWE para seguir manteniendo viva la rivalidad con sus nuevos enemigos.
Solo es el principio
La aparición del cantante sobre un cuadrilátero de lucha libre no es, ni mucho menos, una sorpresa para sus aficionados más fieles. Desde sus primeras maquetas, el “reggaetonero” ha estado pendiente de lo que ocurría a ras de lona. Así se explica el “flow Stone Cold” del que hablaba en “Chambea”, su aparición con Ric Flair en el mismo videoclip o su mención al “Undertaker saliendo de la bruma” en el éxito “Tú no metes cabra”. De hecho, es habitual que el cantante luzca en sus conciertos algún cinturón réplica de los que se disputan estos gladiadores modernos, como el de los Pesos Pesados que se forjó en la extinta WCW. En publicaciones más recientes, como en su colaboración con Cardi B y J Balvin para “I Like It”, el boricua hacía mención con honores a Eddie Guerrero, icono malogrado de la lucha latina y, cuando volvió a lanzar su “MIA” junto a Drake, lo hacía ataviado con una camiseta del mismo luchador y su célebre “Latino Heat”.
Si nos ceñimos a lo puramente luchístico, más allá de un sinfín de referencias que abarcan desde Triple H a John Cena, pasando por Jimmy “Superfly” Snuka o Hulk Hogan, la relación de WWE con Bad Bunny se remonta a finales de 2017 cuando, a través del controvertido productor Carlos “Spiff TV” Suárez, que tenía buen relación con los dos, se intentó simular un enfrentamiento con el luchador Enzo Amore. Finalmente, la salida de Amore de la empresa tras una serie de acusaciones de “comportamiento poco profesional” en el vestuario y el distanciamiento entre Bad Bunny, fichado por Universal Music Latin, y el productor, dejaron la posibilidad solo en anécdota.
Próxima parada: WrestleMania
Al hacer acto de presencia en un evento de tal importancia, son muchos los aficionados que se preguntaron por la presencia de Bad Bunny en WrestleMania, el evento más importante para WWE y el primero en el que habrá público en las gradas tras el confinamiento forzado por la pandemia. Sin confirmación oficial, ni de su actuación ni de su participación incluso como luchador, no parece muy arriesgado pensar en una potencial carrera puntual del cantante entre las 12 cuerdas. No en vano, celebridades como Cindy Lauper, Arnold Schwarzenegger, Snoop Dogg o Hugh Jackman ya se han subido a un ring de WWE y se han integrado de algún modo en las historias.
Quizá la historia más destacable en cuanto al más bonito de todos los engaños sea la de David Arquette. El co-protagonista de “Scream” e icono de los noventa, se subió en su ola de popularidad para llegar a ser campeón absoluto de la disciplina. Años después, el actor volvió a atarse las botas y pasó a convertirse en todo un referente de la escena independiente, participando incluso en combates extremos en los que se usan desde chinchetas hasta tubos de luz fluorescente, pasando por grapadoras y las clásicas sillas metálicas que, ¡oh!, suspensión de la incredulidad mediante, siempre rodean al cuadrilátero.
Precedentes aparte, la pareja perfecta que forman Bad Bunny y WWE y que, finalmente ha formalizado su relación, solo parece estar dando sus primeros pasos. ¿Tendremos a Bad Bunny peleando en el evento más importante del año y compartiendo cartel con Roman Reigns, Drew McNtyre o Edge? Solo el tiempo dirá. La cita: los próximos 10 y 11 de abril.