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Música

Sometida

Britney Spears, víctima de un “abuso sexual colectivo”

Desde que tenía 11 años, ha sido abusada, menospreciada y sometida. Un documental sobre su vida que ha obligado a Justin Timberlake a pedir perdón revela hasta qué punto la vida de la estrella del pop se fue convirtiendo en una ciénaga

Britney Spears performs at the Billboard Music Awards at the T-Mobile Arena, in Las Vegas.
Britney Spears performs at the Billboard Music Awards at the T-Mobile Arena, in Las Vegas.Chris PizzelloAP

Las canciones de Britney Spears no dan para grandes análisis semióticos, ahí podemos coincidir todos, incluidos sus fans más irredentos. Pero su vida, a la luz de lo que cuenta el documental “Framing Britney Spears”, que acaba de estrenarse, y sus peripecias jurídicas durante los últimos 13 años de tutela paterna, es digna de una ópera pop. El contenido del documental es tan descorazonador y tan cruel que el propio Justin Timberlake se ha visto obligado a pedirle disculpaspor la forma en la que la menospreció y se aprovechó de ella y de su relación en su beneficio. Sin embargo, por alguna razón -su éxito, su caída en desgracia o su marchitar físico y psíquico- todas las injusticias y sometimientos a los que se ha sometido a Spears durante los últimos años han sido ignorados o tomados a risa. Pero casi parece un milagro que siga viva.

Como señala Juan Sanguino en su excelente “Cómo hemos cambiado. La transformación de España a través de la cultura pop” (Península), Britney fue hija conceptual de Madonna, pero con una diferencia. Mientras la ambición rubia utilizó el sexo para liberarse, en el caso de la discípula, cuando se presentó con su falda plisada de colegiala y su camisa anudada sobre el ombligo para cantar el megahit “...Baby, One More Time”, ella utilizó el sexo para ser sometida. Por entonces, Britney tenía 17 años y por tanto “no podía alardear de su vida sexual como hacía Madonna: debía parecer que no se daba cuenta de lo que estaba haciendo”. Que su erotismo era un accidente”, escribe Sanguino. En realidad, lógicamente, todo era un plan orquestado por ejecutivos discográficos que la sexualizaron deliberadamente siendo menor de edad.

Ser sexi pero virgen. Provocar, pero nunca cruzar la línea. De manera que uno de los grandes temas de la vida de Spears, sometido al escrutinio público y a los comentarios ajenos ha sido su virginidad. Cierto es que ella la proclamó y la enarboló, pero el asunto se convirtió en materia de debate del que se aprovechó, como cuenta el documental, su pareja Justin Timberlake. Cuando rompieron, los periodistas le preguntaban si “al menos” había podido acostarse con la cantante, a lo que él respondía primero con medias sonrisas de satisfacción y después con abierto triunfalismo como macho desvirgador. Justin Timberlake, el que debió protegerla, pues era su pareja, no estuvo a la altura. Pero todos nosotros éramos sus cómplices.

Aunque parezca inconcebible, uno de los mortificantes y principales temas de la vida de Britney Spears ha sido su virginidad, como puede verse en el documental, que muestra un vídeo en el que Ed McMahon le pregunta en antena si tiene novio y si estaría dispuesta a tener una relación con él en vez de hablar de su carrera. McMahon tenía 58 años más que la cantante. En otra entrevista, el interés es conocer si se aumentó los pechos, el otro de los grandes asuntos de su vida. La prensa se ensañó con la supuesta operación a la que se había sometido, según los rumores animada por su madre, y que después deshizo. Todo era falso y ella siempre lo negó, pero qué más daba. La cuestión es por qué ese era un tema de interés en las entrevistas a una cantante.

Britney colapsó estrepitosamente en 2008 y casi hasta nos lo tomamos a cachondeo, pero pudo haber terminado muy mal. ¿Qué clase de sistema cruel se había generado en torno a ella que pareció darnos la risa? Sanguino sugiere que Britney sufrió un “abuso sexual colectivo” no en sentido literal, claro, sino que todos hemos sido partícipes del sexismo, el espectáculo y el morbo que se ha generado contra ella. Britney perdió la salud mental y le costó la libertad. Pudo haberle costado la vida, como a Amy Winehouse y si no fue así seguramente se debió a sus costumbres menos tóxicas. Mientras, nosotros estábamos mirando. Y riendo.