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Serge Gainsbourg, un caótico museo para el músico del sexo

La casa del artista francés podría abrir al público a finales de este año por deseo de su hija Charlotte
larazon
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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El número 5 bis de la Rue Verneuil. en el barrio de Saint-Germain, es uno de los lugares más fotografiados de París. Y no porque se pueda visitar, ya que sus puertas permanecen cerradas desde hace años sino porque fue la residencia de una de las mejores cosas que le han pasado a la música francesa de todos los tiempos. Fue allí donde vivió, trabajó, amó, fumó Gitanes y dio su último suspiro un rebelde llamado Serge Gainsbourg, el compositor de temas tan memorables como ese himno al amor llamado «Je t’aime moi non plus». La fachada del edificio siempre está repleta de grafitis en homenaje a Gainsbourg hasta el punto de que es el único lugar de la capital francesa en el que el Ayuntamiento permite que se hagan pintadas públicas sin pena de multa.
La semana pasada se cumplieron treinta años de la desaparición del mito. Por esa razón, Charlotte Gainsbourg, la actriz hija de Serge y Jane Birkin, anunció en una entrevista con AFP que espera a finales de este año cumplir un viejo sueño, que es el de poder abrir la casa de su padre al público convertida en museo. Charlotte afirmó que su deseo era poder inaugurar en este mes de marzo, pero la actual crisis sanitaria obliga a retrasarlo todo hasta finales de año.
Sobre lo que encontrará el visitante de la casa, Charlotte Gainsbourg apunta que «es su mansión privada, no descubriremos cosas sobre su obra sino el marco de su producción. Es él, su personalidad, y bastante sorprendente. Tenemos la imagen de artistas que están en espacios enormes y lujosos, sin embargo, aquí todo es relativamente modesto». En el interior de la casa hay «una pequeña cocina. Inicialmente era la casa de la familia, con mi madre, mi hermana, él y yo. En la época de mi madre (Birkin) había poco, luego, después de eso, hubo más y más desorden muy arreglado. Lo transformó durante su vida en un museo lleno de objetos, era difícil caminar sin tener miedo de romper algo».
Y es que, igual que hizo su admirado Salvador Dalí, Serge Gainsbourg pensó que su casa era una prolongación de su obra. Por ello, en ese laberinto tan personal, se mezclan todo tipo de objetos, desde una colección de condecoraciones hasta una imponente fotografía a tamaño natural de Brigitte Bardott pasando por un original del propio Dalí. Partituras, discos, distinciones de todo tipo o la partitura original de «La Marsellesa» son algunos de los muchos tesoros que forman parte de un paraíso que está próximo a ser accesible a todos lo que admiran al inclasificable músico.