Isaki Lacuesta: “La dicotomía entre salas y plataformas es artificial, interesada”
El director ha sido homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y prepara “Un día, una noche”, sobre los atentados de Bataclan
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La carrera de Isaki Lacuesta, aunque a él le sea difícil mirar con tanta perspectiva, ya suma dos décadas de desempeño triunfando en festivales tan importantes como los de Karlovy Vary, Mar del Plata y su fetiche, el de San Sebastián. Esta semana, el director gerundense ha sido homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, coincidiendo además con el final del rodaje de su nueva película (“Un día, una noche”) y los veinte años desde que empezara a rodar casi sin descanso y, casualmente, desde que se inauguró el propio certamen.
Después de sentarse a debatir sobre el estado de la industria y compartir homenaje junto a Asghar Farhadi o Julie Delpy en el mismo concurso cinematográfico, el realizador habla por la vía telefónica con LA RAZÓN desde las islas, donde también se ha podido disfrutar de los nuevos trabajos de Ana Katz, Ángelez Cruz (“Nudo Mixteco”) o Kôji Fukada (“The Real Thing”).
-¿Qué tal sienta un homenaje tan redondo?
-Es un honor, siempre, pero más aquí en Las Palmas porque fue donde estrenamos “La leyenda del tiempo” en España. Además, como espectador he descubierto aquí muchas películas y como cineasta siempre me he encontrado muy a gusto. Da la casualidad también de que mi carrera empezó casi con el festival, ya que comencé a rodar hace veinte años. Todo es un círculo, supongo.
-¿Cómo es ser homenajeado cuando uno todavía está en activo?
-Es algo que ocurre cada vez de manera más asidua y cada vez más pronto, porque yo creo que es hasta más barato (ríe). Puede que sea hasta algo económico…
-¿No es extraño? Usted y yo sabríamos de directores que se ofenderían…
-Es extraño, claro, pero siempre es un honor. Estos días estoy leyendo una biografía de Gena Rowlands y he ido viendo, cronológicamente, dónde estoy respecto a John Casavettes y claro… Son ya veinte años haciendo películas, que es una barbaridad, un trayecto bastante largo. Por un lado me siento empezando y por otro me doy cuenta de que es mucho. Igual es momento de ir planteándose cada película como la última, no vaya a ser que tal.
-¿En qué fase del proceso está su nuevo proyecto, “Un año, una noche”?
-La semana pasada terminamos el rodaje de la película, que se basa en el libro que escribió Ramón González sobre unos supervivientes de los atentados Bataclan. Tanto el libro como la película cuentan la historia de los atentados y todo el año posterior. Esto es, la historia de un personaje que está en el concierto con su pareja en el momento de los atentados. Lo que quería contar es cómo en ese año la pareja se desincroniza por completo e intentan reconstruirse como personas. Los protagonistas son Manuel Pérez Biscayart y Noémie Merlant. En cuanto pueda, empezará ya la fase de montaje.
-¿A nivel artesanal ha sido muy complicado rodar en pandemia?
-Ha sido un poco duro, sí. La película prevista para rodarse en octubre, luego se pospuso y secuencias como la del concierto se hicieron muy complicadas. Casi fue más experimental que el concierto de Love of Lesbian, porque allí tenían que estar todos los actores sin mascarilla, claro. De hecho, tuvimos que parar unos días por contagios, y luego se pudo retomar, pero por suerte todo salió bien. Lo bueno es que, ahora sí, contábamos con el presupuesto suficiente para hacer frente a cualquier inconveniente.
-Seguimos soñando con superar la pandemia. ¿Cree que lo de ver el cine cada vez más en plataformas y menos en salas se quedará?
-Creo que se trata de una polémica o una dicotomía bastante falsa. Yo sigo viendo los estadios, o lo hacía antes de la pandemia, bastante llenos pese a emitirse también fútbol por la tele. Y no le iba mal a ninguno de los dos sectores. El año pasado, de hecho, antes de la pandemia, las cifras de taquilla fueron las mejores en muchos años y las plataformas seguían a tope. Creo que son dos modelos bastante compatibles. Como espectador, uno puede tener la necesidad de ir a la salas o de quedarse en casa, y eso no irá en detrimento de nadie. Las tecnologías son buenas y avanzan cuando nos ofrecen más posibilidades, o sea que cualquier modelo que no reduzca las opciones no será esa catástrofe que se vende a veces ni mucho menos. Tengo la impresión de que a veces la cantinela, con la que llevamos tantos años, es un poco artificial o incluso promovida, porque lo lógico es que el cine siga. Igual que el vídeo no mató a la estrella de la radio.
-En lo temático, ¿el cine será más luminoso tras la pandemia o habrá muchas reflexiones sobre lo mal que lo pasamos?
-No tengo ni idea, porque no soy buen futurólogo. Eso sí, hace poco me pidieron que escribiera un artículo sobre el cine del futuro y me llamaba la atención la coincidencia numérica, de que se cumplieran 100 años de la primera película de Buster Keaton, hecha justo al fin de la pandemia de peste española. Cuando acabó, él lo enfocó todo a la risa. Entonces te llegas a preguntar si en realidad los cadáveres del cine no fertilizan el humor. También me llamaba la atención lo de Soderbergh, que hizo “Contagio”, una película que ha pasado de ser considerada una ciencia ficción a ser un drama realista. No lo sé, pero ahora mismo se está rodando un montón y casi nada sobre gente con mascarillas.