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El “Busto de Flora” tampoco es de Da Vinci

Un grupo de investigadores franceses termina con una vieja discusión entre británicos y alemanes gracias a la prueba del carbono 14
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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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De estar vivo, no ganaría para disgustos el bueno de Leonardo. Eso o estaría tronchándose en su casa. Si hace una semana la televisión francesa emitía un documental en el que se negaba que Da Vinci fuera el autor del millonario “Salvator Mundi”, ahora es el “Busto de Flora” el que también desaparece de su obra.
Desde 1909 el Museo Bode de Berlín ha asegurado que la escultura pertenecía al artista renacentista, en contra a las afirmaciones británicas de que la pieza llevaba la firma de Richard Lucas, pero la nueva información lleva a un grupo de franceses (no es un chiste), los cuales zanjan el debate y quitan la autoría a Leonardo.
Terminan así con una controversia que se ha alargado más de un siglo, y lo hacen gracias a un estudio con carbono 14 que asegura que la obra no pudo ser realizada por Leonardo Da Vinci. El busto de cera ha sido sometido a una datación por radiocarbono que proporciona una fecha precisa: se creó el siglo XIX. Lo que traducido a la línea del tiempo nos llevaría a 300 años después de la muerte del italiano.
El problema que se encontraron los investigadores (del Centro Nacional de Investigación Francés) fue que la escultura estaba hecha de “espermaceti”, una cera extraída de las ballenas, y, entonces, los estudiosos tuvieron que desarrollar un nuevo método de calibración para fechar con precisión la pieza.
El busto fue adquirido por Wilhelm von Bode en una galería de Londres por pocas libras en 1909 y rápidamente hinchó el pecho para declarar que aquello era un Da Vinci perdido. Se jactó el museo de haber “arrebatado un gran tesoro artístico ante las mismas narices” de los británicos. Aunque la respuesta se hizo esperar: un año más tarde, se señaló al artista británico Richard Cockle Lucas, inspirado por una pintura.
El propio hijo de este, Albert, describió cómo, junto a su padre, rellenó el interior de Flora con objetos, incluida una carta. Cuando se quitó la base de la escultura, el personal del museo descubrió que el interior coincidía con lo descrito. Sin embargo, Von Bode se aferró a “una maquinación, un engaño”. Parece que no fue así.
“Flora”, el cuadro inspirador, proviene de la diosa de la primavera y las flores en la mitología romana, a su vez, un tema recurrente entre los artistas del Renacimiento. Por lo que por mucho tiempo se pensó que la pintura también había sido realizada por Leonardo, que, además, aunaba las características de su estilo: el los rasgos femeninos, ojos bajos, sonrisa tensa, el “sfumato”, el fondo geológico y botánico...
Hasta el zar Nicolás I mandó a comprarla para su Hermitage, donde se encuentra todavía hoy. Lástima que los años volvieran a quitar la autoría a Leonardo. Eso sí, fue obra de un fiel seguidor suyo, Francesco Melzi.