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Libros de la semana: de la Venecia de Pfeijffer al regreso de Muñoz Molina

Entre las novedades editoriales también encontramos una novela de Tyler Keevil con ecos de John Cassavetes o la vuelta de Manuel Vilas con “Los besos”
Ivan Giménez

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“Volver a dónde”: el enriquecedor y sensible aislamiento de Muñoz Molina

★★★★☆
Por Jesús FERRER
Resulta lógico que la literatura, en la mejor tradición realista, refleje lacerantes entornos sociales o sobrevenidos acontecimientos impactantes. Nace así una narrativa de la pandemia que participa de la conmovedora ficción, el relato testimonial y la crónica periodística. En esta línea, Muñoz Molina publica «Volver a dónde», una autorreferencial historia marcada por el azote del Coronavirus donde combina un diario del confinamiento con emotivos recuerdos familiares. Desde la presente «nueva normalidad» se hace balance de una inimaginable catarsis colectiva, mostrando un panorama de insospechadas reminiscencias distópicas que se han hecho realidad. Enclaustrado el escritor en su domicilio junto a su mujer, Elvira Lindo, constata aquí un tétrico paisaje de ancianos fallecidos en soledad, inquietantes calles desiertas, colectivos aplausos solidarios, aterradoras cifras de contagios o absurdos acopios de artículos de todo género.
En su forzado encierro se sumerge en variadas lecturas que van desde una biografía de Hitler al revisado universo galdosiano, pasando por el diario de Thomas Merton o las novelas de Simenon; la literatura como lenitivo en tiempos convulsos. La prosa clásica del autor cobra aquí la aspereza de un desolador vocabulario de gotículas, antígenos y aerosoles, que no impide el tono lírico e intimista de una intensa experiencia.
Así, con una mirada de profundo balance vital evoca la infancia en su Úbeda natal, la relación con sus padres y con sus hijos como esperanzado relevo generacional, y todo bajo una catástrofe que ha hecho tambalear las plácidas seguridades del mundo civilizado. Se ve alterada la propia percepción del tiempo cotidiano: «Los días idénticos nos desdibujaban la vida personal. El estado de ánimo se volvía neutro, en parte por la falta de estímulos variados. Toda la realidad consistía siempre en lo mismo. De un modo casi inconsciente uno aceptaba que no tenía derecho a la queja, y ni siquiera a la melancolía. Las cosas son como son». Aparece reflejada la resignada actitud formada por el miedo y la incertidumbre. Algún episodio recuerda los inhóspitos escenarios de la narrativa de Ballard o Kurt Vonnegut, y sobrecogen escenas como la del transtornado indigente gritando en la solitaria calle o, tras el confinamiento, las descerebradas juergas juveniles. Un libro inolvidable para una situación difícil de olvidar.
▲ Lo mejor
La conseguida evocación intimista del pasado personal desde un dramático presente
▼ Lo peor
Nada destacable en este sentido dada la conmovedora emotividad que evidencia este libro

“Los besos”: cuando el erotismo y la pasión no conocen fronteras

★★★★☆
Por Ángeles LÓPEZ
Salvador, un maestro residente en Madrid, cambia el mundanal ruido de la capital por una cabaña en la sierra siguiendo los consejos de su médico. Allí conocerá a una mujer llena de vida, Montserrat, quince años más joven, con quien establece unos lazos cada vez más sólidos y plenos de profundidad. Poco a poco se irán aproximando gracias a encuentros luminosos hasta que sus cuerpos y sus almas terminarán conformando una comunión tan carnal como espiritual. Asistimos a una novela que dialoga entre el amor místico y el profano que explora los diferentes matices y manifestaciones del fenómeno más allá de la edad, la condición y el propio ser.
El protagonista, que se sirve de «El Quijote» como hilo conductor y desgrana el mensaje de Cervantes así como el valor simbólico de su obra, se debate entre la cotidianidad y la idealización de la pasión al navegar en la radiografía humana desde los sentimientos de dos almas que están deseando dar y recibir. Lo lograrán desde las ventajas y desventajas de la madurez, «la edad del millón de cautelas», y no sin abandonarse a esa placentera enajenación. Junto al autor nos preguntaremos: ¿cómo y por qué comienza el amor? ¿Es posible evitar, con bizarría, que torne en un sentimiento mundano y pedestre? Una narrativa de pasión romántica sin gesticulación ni amaneramiento alguno dotada de una carga de pasión carnal como astrolabio hacia el más hermoso de los territorios: el erotismo que no conoce el dialecto de la autonegación ni la represión.
▲ Lo mejor
Su reflexión sobre grandes interrogantes: ¿por qué la pasión amorosa no puede durar siempre?
▼ Lo peor
Atendiendo a «lo bueno, si breve...», Vilas habría logrado una obra más compacta quitando algunas escenas

“Grand Hotel Europa”: ¿Hay mejor ciudad que Venecia para reflejar la decadente Europa?

★★★★☆
Por Sagrario FERNÁNDEZ-PRIETO
Con un aire entre lo «kitsch» y lo más psicodélico, el botones de hotel de lujo franquea la entrada a la lectura desde la espléndida portada del libro de Ilja Leonard Pfeijffer (Países Bajos, 1968). El protagonista es un escritor de guías de turismo que acaba de pasar por una dolorosa ruptura sentimental y, claro, qué mejor lugar para recuperarse que la hermosa y decadente ciudad de Venecia, donde además estuvo con Clío, su amor perdido, de modo que el deseo de poner orden en sus recuerdos parece más bien el trance no exento de masoquismo que suelen atravesar los amantes abandonados.
Pero la elección no puede ser mejor, el hotel está lleno de personajes interesantes dispuestos a contar su vida, el comedor o el vestíbulo son lugares en los que relacionarse fácilmente porque tanto el amable botones como los huéspedes están abiertos a la charla y son dueños de unos pasados lo suficientemente interesantes y curiosos. No solo eso, poseen un lenguaje culto y expresivo con el que tratan temas variados, como la política europea, el problema migratorio o el neoliberalismo. La historia del amor perdido funciona como una especie de argamasa entre el resto de las historias y el lector nunca pierde de vista a esa mujer, una hermosa italiana ardiente y un tanto frívola.
El morboso niño ardiente
El trabajo del protagonista le convierte, en esta amena lectura, en un hombre de gran cultura y algunas de sus mejores páginas están dedicadas a Virgilio, Dante, Petrarca, Caravaggio y Thomas Mann; de hecho, «La montaña mágica» es un referente habitual en la obra de Pfeiffer.
El autor, que también protagoniza la historia que va narrando, consigue que veamos fácilmente a Europa en decadencia y usurpada en esta ciudad y en este hotel, en su demacración absoluta, en la falta de acción de sus huéspedes que solo miran al pasado, en su resignación y pasividad ante un presente de costas a las que arriban personas sin ningún interés por este viejo continente y lo que buscan es precisamente un futuro que dependerá de magnates pertenecientes a otras culturas, otrora lejanas y exóticas y ahora instaladas en el día a día. Elegir la famosa y turística ciudad que se hunde poco a poco parece un recurso fácil, pero, ciertamente, el escenario es idóneo para reflexionar sobre las humedades imposibles de atajar y el reuma que trae consigo, una enfermedad que dificulta el movimiento.
▲ Lo mejor
El apabullante bagaje cultural del autor, que llena el libro de referencias interesantes
▼ Lo peor
Hace viajar al lector del presente al pasado mientras le fuerza a reflexionar sobre el futuro de Europa

“Donde late el corazón”: un viaje sin retorno tras la «Gloria» de John Cassavetes

★★★★★
Por Lluís FERNÁNDEZ
No es corriente que las novelas de intriga criminal centren la acción en un personaje a la deriva que se compromete moralmente y recurre a la compasión. Eira, la protagonista de «Donde late el corazón», es un ser herido por la vida que se abandona al azar tras el apuñalamiento fortuito de su marido en un autobús en Londres. Emocionalmente se convierte en una mujer de hielo, sin futuro ni perspectiva vital. Por lo que decide volver a Praga, el lugar donde fue feliz con su pareja, abandonarse al destino y aceptar ir hasta Ucrania a petición de unos mafiosos sin saber que será un viaje iniciático que cambiará su vida para siempre.
Sin pretenderlo, su autor, un canadiense afincado en Gales Tyler Keevil, ha construido la novela con la misma estructura de «Gloria» (1980), el filme de John Cassavetes en el que su mujer, la actriz Gena Rowlands, se convierte en la protectora de un niño que acaba de perder a su familia asesinada por la mafia y deben huir de los gánsteres asesinos.
La toma de conciencia de ambas protagonistas es idéntico: proteger a un niño de la maldad y comprometer sus vidas de forma altruista. Tyler Keevil abandona a su personaje en manos del destino y gracias a la narración en segunda persona le permite que el lector se identifique con el narrador y el personaje. Es así como lector y narrador son testigos de la concienciación de la protagonista en su proceso de descongelación y cómo la historia adquiriere el tono épico de la aventura como un viaje moral.
▲ Lo mejor
Lo atípico de esta intriga criminal y la toma explícita de conciencia por parte de la protagonista
▼ Lo peor
Que resulta un poco inverosímil el protagonismo del narrador como personaje