“Primera persona del singular”: Murakami o el amor en primerísima persona
Por Diego Gándara
★★★★☆
No es lo habitual, pero entre tantas novelas largas y monumentales, a veces Haruki Murakami se toma una especie de licencia de la escritura a largo plazo y se da el lujo de publicar sus pequeños caprichos: libros sobre el arte de correr, sobre el oficio de escritor, sobre música o, también, de relatos breves que, si bien no son el centro de su obra de ficción, conversan de algún modo con la desmesura de sus novelas.
Es el caso de este volumen, que reúne ocho relatos narrados, como el título lo indica, en primera persona del singular, todo un detalle si se tiene en cuanta que el pronombre, en japonés, es inexistente. Así, a pesar de esa «dificultad», o gracias a ello, Murakami, uno de los escritores que siempre está en las quinielas del Premio Nobel, logra combinar la memoria con la imaginación, lo posible con lo que acontece, la ficción con la propia vida y presentar a unos personajes que se mueven, más que por el deseo de amar, por el amor mismo. A lo que sea: viejos discos, cartas, personas que ya no están. Así aparecen, por ejemplo, amores adolescentes que renacen con el ejercicio de la evocación, reseñas de discos de jazz que nunca se grabaron, poetas que aman el béisbol mucho más que a la poesía, ancianos que deliran diciendo la verdad.
Toda una galería de personajes que se enfrentan con aquello que aman, pero también con aquello que han perdido y que no han olvidado y que permanece en la memoria del amor.
▲ Lo mejor
El pulso narrativo de este escritor capaz de llevar las historias hasta los límites de la ficción
▼ Lo peor
A veces abusa aquí de algunos de sus tópicos, como la cultura pop, el jazz y los cómics