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«Stanislaw Lem odió internet desde el principio»

Wojciech Orlinski publica una extraordinaria biografía sobre el autor de «Solaris» donde revela sus secretos y experiencias con el Holocausto y el comunismo

Stanislaw Lem, un autor que creaba mundos con su máquina de escribir
Stanislaw Lem, un autor que creaba mundos con su máquina de escribirAP.

El centenario de Stanislaw Lem llega con una biografía dispuesta a iluminar las estancias recónditas de un hombre que convirtió la imaginación en fuente de una literatura original, proteica, que escapaba a las etiquetas de su época. «Lem. Una vida que no es de este mundo» (Impedimenta), de Wojciech Orlinski, da las pautas de este genio, que, como advierte el autor, era considerado un científico en Rusia y en Polonia, un escritor infantil, aunque los lectores de hoy reconozcan que él escapa a calificaciones tan elementales. Orlinski va más allá del plano creativo para ofrecer la semblanza de un autor que escribió con libertad en un tiempo de tensiones totalitaristas, que conoció el Holocausto, se las vio con el comunismo y trabó una polémica amistad con Philip K. Dick. Este considero que «Lem» eran las iniciales de una organización secreta, cruzó un epistolario con él que dejaba claro que el norteamericano pasaba por un bache psíquico y acabó denunciando al autor de «Solaris» ante el FBI.

¿Por qué Lem ocultaba su pasado judío?

En la Polonia de la posguerra era bastante común. Definitivamente no fue la única persona con una actitud similar. No es un caso atípico. Los polacos de origen judío, que hablaban de esto abiertamente, eran una fracción de toda la comunidad judío-polaca. Vio a sus vecinos asesinados y él apenas escapa de ese mismo destino, así que este tema nunca será neutral para él.

¿Cómo influyó el Holocausto en su vida?

Muy profundamente. Por ejemplo, durante toda su vida luchó contra el insomnio. Estaba tomando una medicina realmente fuerte y todavía no podía dormir cuando lo perseguían estas pesadillas. Muchos de sus libros, incluido «Solaris», en realidad tratan sobre pesadillas, si se piensa bien...

¿Puede explicar cómo el genocidio marcó el trabajo de Lem?

En muchos libros tenemos pasajes que en realidad son reminiscencias de lo que vio durante la guerra, incluso si es una historia sobre extraterrestres o de robots. El pasaje más famoso de este tipo está en «LA voz de su amo», pero considere «Edén». Aparentemente es una trama clásica de ciencia ficción que podría usarse en «Star Trek»: unos astronautas aterrizan en un planeta alienígena, investigan la sociedad local y descubren algunas monstruosidades. En realidad, es un testimonio oculto de Lviv. La civilización alienígena de «Edén» aparentemente está asesinando a su propia población, enterrando a las víctimas en fosas comunes. Puede cortar pasajes enteros de este contexto y se leerán como los propios recuerdos de Lem

¿Qué pensó Lem sobre la división de ciencia y letras?

Tenía muchos amigos en el mundo científico, pero también en el mundo de las letras. Estaba bastante bien educado en ambos. Probablemente era una persona única con el mismo interés en la física cuántica y la teoría de la literatura. Creo que fue una prueba viviente de que esta división es en realidad artificial.

¿Por qué escribió ciencia ficción en un tiempo tan realista?

El primer libro que escribió y del que se enorgulleció fue un libro realista: «El Hospital de la Transfiguración». Solo una desafortunada secuencia de hechos de índole política provocó que este libro se publicara con gran retraso, cuando ya había publicado su primer «best-seller» de ciencia ficción. Así es como se hizo famoso: como escritor de ciencia ficción. Esto es lo que los lectores esperaban de él. En verdad, preferiría escribir una composición realista, pero como un escritor profesional, terminó escribiendo lo que la gente esperaba, no lo que él deseaba.

¿Cuál fue el poder de la imaginación de Lem?

Realmente, está más allá de las palabras. ¿Pensar en una criatura alienígena tan increíble como en “Solaris”? Su imaginación estaba entre las mejores del siglo.

¿Qué tienen en común Borges y Lem?

Conocía a Borges y escribió con cariño sobre él. En algún momento, ambos llegaron a ideas similares. A finales de la década de 1960, Lem estaba cansado de escribir ficción, y primero teorizó y luego escribió algunas piezas de ficción sobre ficción (por ejemplo, reseñas de libros inexistentes). En el mundo del idioma español probablemente podrías llamar a esto borgesiano, ¡pero para nosotros, por supuesto, es lemiano!

¿Qué pensaba del comunismo?

No era guerrillero, se adaptó a la censura. Pero en sus cartas privadas no encontrarás ni una sola mención alabando este sistema. Nunca creyó en eso.

¿No es una coincidencia que Lem abandone la ciencia ficción con la caída del comunismo?

La vida de Lem está llena de tales coincidencias. Diría que su vida está ligada al destino de la Polonia del siglo XX. Piense en su cumpleaños, cuando alcanza los 18 años. En ese día exacto, ¡el ejército alemán llega a su ciudad natal destruyendo todo el mundo en el que creció!

Lem conocía el nazismo y el fascismo. ¿Qué pensaba del totalitarismo?

Si hay una sola idea de toda su escritura, ficción y no ficción, esta es la alabanza del individuo. Creía en la dignidad y la importancia de toda persona viva, y odiaba todo sistema capaz de oprimir y matar a la gente por el bien de un futuro glorioso. Nada glorioso se puede construir sobre cadáveres, esa es su idea principal.

¿Las civilizaciones y mundos que describe son una metáfora de nuestros miedos y paranoias?

¡Claro! Pero cuando le temes a una civilización basada en los campos de exterminio, ¿sigue siendo aún una paranoia? Entonces yo, usted y todos somos paranoicos.

¿Qué pensaba Lem de Internet y las nuevas tecnologías?

Odió Internet desde el principio. Su primera advertencia es de 1961, mucho antes de que los estadounidenses comenzaran a construirlo. La advertencia de Lem de hace 60 años se lee sorprendentemente contemporánea en la actualidad: advirtió que el acceso total a la información en realidad nos hará más estúpidos, no sabios, porque la información «mala», «Fake News», las llamamos hoy, siempre se difundirá más rápido que el valioso. Lo vio como una amenaza y nos advirtió muchas veces ... y, por supuesto, no escuchamos. En eso, yo también soy culpable.

EL FUTURISTA SARCÁSTICO
Por Toni MONTESINOS
En septiembre se celebró el centenario del nacimiento de Stanisław Lem, que murió a los ochenta y cuatro años en 2006 en Cracovia, siendo para siempre un escritor de culto, creador de mundos paralelos –mentales y espaciales–, que aún despierta fascinación. Impedimenta va lanzando libros nuevos de él año tras año, como esta novedad: «El profesor A. Donda. De las memorias de Ijon Tichy», que cuenta cómo el holocausto informativo ha caído sobre el planeta, pues todos los ordenadores del mundo se han destruido a sí mismos y eso ha provocado la desaparición de la los bancos de datos informatizados que hay en la Tierra.
Y como perfecto complemento aparece, en la misma editorial, una obra del polaco Wojciech Orlinski, considerado el mayor experto mundial en Lem y él mismo autor de novelas y relatos de ciencia ficción, titulada «Lem. Una vida que no es de este mundo». En ella, va contando cómo sobrevivió Lem al Holocausto, lo que opinaba sobre el comunismo, de qué trata «Solaris», cuándo probó las drogas y cuál fue su experiencia, y que sucedió entre él y el escritor Philip K. Dick.
El biógrafo se adentra en multitud de detalles, a veces con un Lem que prefería no hablar de sus padres –«seguramente se debiese a que en algún momento terminaría aludiendo a sus raíces judías»–, si bien emergen algunas anécdotas al respecto, como cuando su padre fue apresado y su madre, disgustada por su prolongada detención en un campo de prisioneros ruso, viajó a Viena a ver una amiga del emperador Francisco José para pedirle al zar su libertad. Asimismo, tenemos al Lem que desde niño llenaba cuadernos con proyectos de inventos propios, «como una bicicleta con propulsión en la rueda delantera, un avión a vapor (que aprovecha la luz solar para la producción del vapor), un motor de combustión con piedrecitas en lugar de bujías, o un engranaje de transmisión planetaria».
En estos aspectos ya se ve la mente científica e imaginativa de un Lem que tuvo que detener sus estudios frente a la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía dieciocho años. Él también sufrió el pogromo, pero no fue una de sus víctimas fatales y de lo que nunca contó abiertamente nada, ni siquiera a sus familiares más próximos, aunque dejaría de ello una descripción estremecedora en su obra «La voz del amo».
Orlinski, de esta manera, explica el contexto en que Stanislaw Lem vivió, cómo, por ejemplo, en el año 1942 salió el primer transporte hacia el campo de exterminio de Bełzec, con la orden por parte de los alemanes de que se seleccionara a todos los judíos que no eran útiles para el trabajo, ya fuera por edad o por enfermedad, lo cual tuvo consecuencias nefastas para algunos familiares del escritor: «Las redadas no estaban organizadas por los alemanes ni por los ucranianos, a quienes era relativamente fácil engañar o incluso sobornar, sino por otros judíos que, desesperados, luchaban por su propia supervivencia».