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Patrimonio

Roma elige su eternidad frente a un McDonald’s

La capital italiana ha vivido estos meses en una extraña polémica al revelarse los planes de la multinacional para construir un restaurante próximo a las Termas de Caracalla

Composición satírica del aspecto que hubiera tenido el McDonald’s cerca de las Termas de Caracalla y que finalmente no se construirá
Composición satírica del aspecto que hubiera tenido el McDonald’s cerca de las Termas de Caracalla y que finalmente no se construiráPLATÓN

Andy Warhol, el todopoderoso dios del arte pop, afirmó una vez que “lo más hermoso de Florencia es el restaurante McDonald’s”. Es más, en otras declaraciones de semejante índole y tono provocador, Warhol consideraba que allí donde había un McDonald’s, había belleza y que -eran los años 70-, por tanto, en Moscú, donde la multinacional norteamericana no se había instalado por razones obvias, no existía belleza. Esta particular concepción de lo bello parece haber sido asumida como un axioma grabado a fuego por la cadena de comida rápida, hasta el punto de que, entre sus planes de expansión en Roma, se ha encontrado abrir un restaurante de autoservicio en unos terrenos adyacentes a las míticas Termas de Caracalla. Si McDonald’s es el principal paradigma de la belleza en la sociedad pop, ¿por qué no honrar con uno de sus restaurantes a uno de los principales emblemas patrimoniales de la ciudad eterna?

Por suerte, parece que la idea de belleza de las autoridades italianas difiere drásticamente de la de Warhol. Y eso que, en un primer momento, el Ministro de Cultura italiano y el Consejo de la Ciudad de Roma dieron los permisos necesarios para que McDonald’s formara parte del extraordinario paisaje cultural de las Termas de Caracalla. Con las obras ya en marcha, el proyecto fue detenido, en 2019, gracias a la intervención de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, quien se vio presionada por la campaña mediática orquestada contra los planes de la multinacional norteamericana. Entonces, la posición del Ministro de Cultura varió de inmediato, alineándose con aquellos que veían en este proyecto empresarial una agresión contra el patrimonio italiano. Hace unos días, el Consejo de Estado ha confirmado el veredicto del Tribunal de Primera Instancia que paralizaba definitivamente los planes de McDonald’s de abrir un restaurante junto a estas Termas, construidas entre los años 212 y 216, durante el mandato del emperador Caracalla.

Este importante conjunto termal se halla situado en un área que incluye el Parque Caffarella, la Vía Apia y varios acueductos romanos, y que se halla protegida por planes paisajísticos nacionales y regionales, así como por la propia UNESCO. Pretender ubicar un establecimiento de comida rápida en este entorno constituye una pretensión tan demencial que lo sorprendente es que, en última instancia, su rechazo se haya producido in extremis, y a resultas de la presión popular. Además, este conflicto entre McDonald’s y las autoridades italianas no ha sido el primero ni, con seguridad, será el último. En 2016, el alcalde de Florencia, Dario Nardella, detuvo la instalación de un McDonald’s en la mismísima Piazza del Duomo, bajo un argumento inapelable: no podía consentir que una multinacional de comidas rápidas se ubicara en la misma plaza en la que surgió el Renacimiento. Por más que seamos modernos y nos guste la transgresión, entre la armonía ingrávida de la cúpula de Brunelleschi y la “belleza” pop de un McDonald’s, nos quedamos con Brunelleschi. Y, por supuesto, con las Termas de Caracalla.