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Cine

Crítica de “El callejón de las almas perdidas”: monstruos sin alma ★★★☆☆

Bradley Cooper en "El callejón de las almas perdidas"
Bradley Cooper en "El callejón de las almas perdidas"ImdbImdb

Dirección: Guillermo del Toro. Guion: Kim Morgan y Guillermo del Toro, según la novela de William Lindsay Gresham. Intérpretes: Bradley Cooper, Rooney Mara, Cate Blanchett, Willem Dafoe. USA-México, 2021. Duración: 151 minutos. Drama “noir”.

Hay algo admirable en la economía narrativa del cine clásico que a Guillermo del Toro se le escapa. A Edmund Goulding le bastaban tres planos para presentar la atracción de feria que se convertirá en el destino fatal del protagonista de “El callejón de las almas perdidas”, a la falsa vidente que forjará su espinoso camino hacia el estrellato del timo sobrenatural, y a Tyrone Power, gomina y camiseta imperio mediante, borracho de arrogancia y ambición con solo mirarle. Al contrario que a Del Toro, ni a Goulding ni a Power, co-autores de aquel ‘noir’ bizarro estrenado tras el éxito conjunto de “El filo de la navaja”, les interesaban los traumas de la génesis del monstruo.

Así las cosas, en 1947 Power era un hombre cegado por la codicia, decidido a aprovecharse del conocimiento o la bondad de las mujeres que se cruzaban a su paso hasta que se encontraba con la ‘femme fatale’ de turno. Goulding lo veía como un personaje necesitado de acción y movimiento, algo que contrasta con el Stan de Bradley Cooper, que, en la primera parte del filme, es esencialmente un observador pasivo. Del Toro necesita, en definitiva, una mirada, la de alguien que se deleite con el extraordinario diseño de producción de esa feria ambulante de ‘freaks’, y la actitud de Cooper funciona como la experiencia vicaria de un espectador embelesado por el despliegue visual de la puesta en escena.

Como ocurría en “La cumbre escarlata”, ese suntuoso, elegante festín de colores y decorados preciosistas, que concentran la sabiduría cinéfila y la sensibilidad de su autor, es la mayor virtud y el mayor talón de Aquiles de la película. La desmesura del espectáculo visual se traga el alma de la historia: la condición trágica de Stan, acentuada por la perversidad rojo carmín de una Cate Blanchett marmórea, parece diluirse en la grandiosidad art-decó de las localizaciones. Si en “El laberinto del fauno” Del Toro sabía aunar, orgánicamente, la fatalidad visceral de la Historia con la oscuridad barroca de su reverso fantástico, aquí la vida siempre parece estar en otra parte. Es esta una película protagonizada por fantasmas de paseo en un museo tapizado por sábanas blancas. Alguien ha quitado el polvo, pero las obras maestras siguen ocultas.

Lo mejor

El majestuoso diseño de producción de la película, especialmente de la parte que se desarrolla en la feria ambulante.

Lo peor

Es fría como un témpano, nada bueno para un ‘noir’ trágico.