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Goya veterano, Goya zeta, Goya migrante

Manolo Solo, Tarik Rmili (”El buen patrón”) y Jorge Motos (”Lucas”) representan tres facetas bien distintas del máximo premio del cine español, con diferentes edades, experiencias y orígenes
BEGIN AGAIN / MEDIAPRO
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

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La invitación de cada uno a la gala del próximo 12 de febrero es distinta, pero todas tienen la misma validez de pertenecer a la de un nominado al Goya. Uno es un actor con solera en nuestro cine, al que todavía le “jode mucho” perder un papel en el último casting; otro es un experimentado intérprete de más allá del estrecho de Gibraltar que lleva años en nuestra tele buscando oro entre tópicos; y el tercero es un “recién llegado” que sigue estudiando en la universidad y que se perfila como el rostro masculino más fresco de esta edición de los Premios Goya. Son, respectivamente, Manolo Solo (Algeciras, 1964), Tarik Rmili (Marruecos, 1981) y Jorge Motos (Valencia, 1999). En “El buen patrón”, los dos primeros, y en “Lucas”, en el caso de Motos, optan a llevarse un “cabezón” a casa pero ponen sobre la mesa las distintas formas de entender el cine que se dan cita en unos premios de estas características.
“No siempre he tenido claro que quisiera ser actor, pero que reconozcan tu trabajo y te pongan en la lista de nominados, junto a gente tan impresionante, te motiva más que cualquier otro halago”, explica por teléfono Jorge Motos, al que su interpretación de un joven arisco y con problemas de sociabilización le ha valido el ser profeta en su tierra, la del Turia. “Me fui a correr sin el móvil, como todos los días y sin esperar nada verdaderamente. Cuando llegué, apenas pude desbloquearlo porque se había “petado” de tantos mensajes avisándome de la nominación”, confiesa Rmili, quien gracias a su Khaled ha podido dar voz a otro tipo de inmigrante, muy poco visto en nuestro cine, que no le debe nada a nadie y es consciente de su valía. “No sé cómo cambia tu carrera el Goya, sinceramente. Es todo un poquito más fácil, en el sentido de que algunos productores piensan que eres mejor, que eres más fiable o que se puede confiar más en ti. Pero eso no te libra de decepcionarte en esta profesión, que es muy difícil”, cuenta Manolo Solo al otro lado del teléfono, encarando su cuarta nominación y lo que podría ser su cuarto “cabezón” tras el que ganó por “Tarde para la ira” en 2016.
Rompiendo moldes
“Si llego a ganar, creo que se lo dedicaría a mi abuelo, porque sin él no entendería por qué quiero dedicarme a esto. El papel de “Lucas” fue duro, complicado, y encima lo rodamos hace un montón, por lo cual he tenido que vivir con el personaje muchísimo tiempo”, dice tras una pequeña reflexión Motos, que ha deslumbrado en las todavía pocas alfombras rojas que se han podido celebrar con un estilo bastante rompedor para lo que estamos acostumbrados en el vestir hegemónico masculino. Sobre los moldes, lo que se espera de un actor y el desarrollo de su carrera en España, reflexiona Rmili: “León de Aranoa me dio espacio para crear el personaje y entender sus motivaciones. Todos los personajes que había hecho hasta ahora en España lidiaban con conflictos exteriores o internos muy obvios, muy explícitos. El Khaled de ‘’El buen patrón’' no es tan blanco o negro. Cuando lees el guion no sabes quién es, qué quiere y por qué hace lo que hace. Por eso me parecía una gran oportunidad, un gran reto”. Solo, con el que compartió su primera escena en el rodaje de “El buen patrón”, desvela también los secretos de su Miralles: ”Es curioso, porque yo hice la audición para otro papel de la película y, luego, me auto postulé para el de Miralles, que fue el que acabé interpretando. Es algo que me ocurre mucho últimamente. Me atraía esa figura de mano derecha, de mariscal de campo, y a la vez lo patético, lo ridículo”, confiesa.
En la gala del 12 de febrero, en Valencia, los tres actores tienen claro qué quieren, pero todavía más claro que cambiarían el galardón por una mejora en el sector: “Cuesta mucho”, “hay pocas oportunidades y hay que aprovecharlas” o “mantenerse a flote es complicado” son frases que repiten, casi intercambiándoselas entre sí durante los encuentros. Por lo pronto, ya tienen proyectos en marcha: Manolo Solo tiene pendiente ya de estreno “Llenos de gracia”, a las órdenes de Roberto Bueso y “La fortaleza”, con Chiqui Carabante; Tarik Rmili, después de haber aparecido en la “Domino” de Brian DePalma, está con un guion del que no nos puede adelantar nada; y Jorge Motos, ansioso por la gala, acaba de estrenar “Feria: la luz más oscura” en Netflix y pronto hará lo propio con “Sin ti no puedo”, dirigida por Chus Gutiérrez.