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Francis Kéré se convierte en el primer Pritzker africano

El prestigioso premio mundial de arquitectura ha sido otorgado en esta ocasión a un arquitecto, educador y activista social original de Burkina Faso
EfeEfe
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Arquitecto, educador, activista social con sede en Berlín y desde hoy, ganador del Premio Pritzker de Arquitectura por ser capaz de construir una artesanía que es “sostenible para la tierra y sus habitantes en tierras de extrema escasez”, especialmente en África y su Burkina Faso natal. Diébédo Francis Kéré es, en palabras del propio Tom Pritzker -presidente de la Fundación Hyatt, encargada de patrocina el premio-, “igualmente arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo que a veces se olvida”, señaló al anunciar el premio de este año, considerado el más alto honor en el campo.
Kéré, de 56 años, dijo que siempre había “querido crear espacios que le den a la gente una sensación de comodidad y que puedan inspirarlos. En un momento en que la pandemia ha dejado muy clara nuestra codependencia y también enfrentamos conflictos cada vez mayores en torno a la disminución de los recursos, me honra que mi enfoque se destaque con tanto honor”. “Me da una gran esperanza tener la experiencia de primera mano de que no importa cuán aparentemente pequeño y remoto sea tu comienzo, puedes ir más allá de lo que alguna vez creíste posible”, añadió.
La mayoría de las obras construidas por el arquitecto se encuentran en África, en países como Benín, Burkina Faso, Mali, Kenia, Mozambique, Togo y Sudán. También ha diseñado pabellones o instalaciones en Dinamarca, Alemania, Italia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, dijeron los organizadores. “Una y otra vez, en cierto sentido, ha regresado a sus raíces”, subrayó la fundación. “Ha bebido de su formación y obra arquitectónica europea, combinándolas con las tradiciones, necesidades y costumbres de su país”.
El arquitecto confesó además, según declaraciones parac AP, que “comencé donde nací, y donde el crecimiento de la población es un tema clave y se necesita infraestructura con urgencia. Tenía un deber con mi gente y era importante para mí usar materiales abundantes y construir con enfoques que causaran poca carga al medio ambiente. Así que mis edificios estaban orientados a la solución. Y me di cuenta de que estas soluciones eran transferibles entre ubicaciones y tiempos, ya que todas las crisis provocadas por el hombre necesitan soluciones basadas en el pensamiento sostenible”. Kéré se ha especializado en diseños para instituciones escolares, instalaciones de salud, edificios cívicos y viviendas. “A través de su compromiso con la justicia social y el compromiso, y el uso inteligente de materiales locales para conectarse y responder al clima natural, trabaja en países marginados cargados de limitaciones y adversidades, donde la arquitectura y la infraestructura están ausentes”, dijeron los organizadores.
Un proyecto de 2001 para la Escuela Primaria Gando en Burkina Faso, por ejemplo, fue un desafío para “satisfacer una necesidad esencial y redimir las desigualdades sociales”. Los organizadores dijeron que se requería una solución dual: “un diseño físico y contemporáneo para una instalación que pudiera combatir el calor extremo y las malas condiciones de iluminación con recursos limitados, y una resolución social para superar la incertidumbre dentro de la comunidad”. Aseguraron que Kéré recaudó fondos para el proyecto a nivel internacional y creó oportunidades de trabajo para los ciudadanos locales.
Como ejemplo del uso de materiales locales, el arquitecto usó arcilla autóctona fortificada con cemento para formar ladrillos que fueron diseñados para retener el aire más fresco en el interior mientras permitían que el calor escapara a través de un techo de ladrillo y un techo elevado: ventilación sin necesidad de aire acondicionado. El proyecto permitió aumentar el alumnado de la escuela de 120 a 700 alumnos. “Él sabe, desde dentro, que la arquitectura no se trata del objeto sino del objetivo; no el producto, sino el proceso”, decía la citación del jurado. “Sus edificios, para y con las comunidades, son directamente de esas comunidades, en su construcción, sus materiales, sus programas y sus caracteres únicos”.
Los organizadores elogiaron “una expresión poética de la luz” en las obras de Kéré: “Los rayos del sol se filtran en edificios, patios y espacios intermedios, superando las duras condiciones del mediodía para ofrecer lugares de serenidad o reunión”. Otro proyecto de campus más reciente, en una escuela técnica en Kenia, utilizó piedra de cantera local y torres apiladas para minimizar el aire acondicionado necesario para proteger el equipo tecnológico. Y en el Instituto de Tecnología de Burkina, Kéré usó paredes de arcilla refrigerante y reutilizó eucaliptos colgantes para revestir techos de metal corrugado, dijo la fundación. Kéré, con su natural predisposición al concepto de funcionalidad social, su delicadeza a la hora de percibir las formas y las bases y su percepción de urgencia en la construcción de infraestructuras que sirvan para hacer más fácil la vida de la gente, se convierte así en el ganador número 51 del Premio de Arquitectura Pritzker.