Lorca toca jondo en Teherán
El iraní Hossein Zenali y un elenco de actores persas traslada “Yerma” a las tablas de Teherán
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Se escucha en la penumbra el rasgueo de una guitarra flamenca y un grupo de lavanderas entona una melodía popular. «A la nana, nana, nana, a la nanita le haremos, una chocita en el campo y en ella nos meteremos». Es la primera escena de Yerma, la tragedia de una mujer traumatizada por la imposibilidad de tener hijos que magistralmente plasmó Federico García Lorca. Podría tratarse de un pequeño teatro de Granada o de cualquier otro rincón de España. Pero no. La obra se representa en Teherán, dirigida por el iraní Hossein Zenali e interpretada por un elenco de actores persas, como también lo son el guitarrista de flamenco que mece con sus acordes el silencio entre escena y escena y el percusionista que le acompaña al cajón.
La mayoría del público no entiende el español, pero pueden seguir los diálogos en farsí que se proyectan sobre una pantalla. Es la última de las 18 representaciones de esta compañía amateur en la que proliferan alumnas de filología española. Casi todas han pasado por las aulas universitarias de Najmeh Shobeiri, una de las principales hispanistas de Irán. Traductora de Unamuno y Cela –ahora está enfrascada con «La colmena»–, asiste orgullosa a este alarde del idioma de Cervantes en Teherán.
«Yerma es una mujer universal –asegura Shobeiri– que aborda los derechos de la mujer, su feminidad y la búsqueda de su libertad personal». Profesora en la universidad Allameh Tabataba´i de Teherán, presume de que ya en los años 60 en el centro «había una carrera de español», unos estudios que desaparecieron con la revolución islámica pero que reabrieron hace 22 años. Entre el público también se encuentra Hossein Zali, directivo de Fotros, una agencia volcada desde hace años con el turismo español. Habla nuestro idioma correctamente y señala que «el teatro, como la literatura, el cine o el fútbol, ha sido para muchos iraníes una carta de presentación de la cultura de vuestro país, con el que nos une una relación de cuatro siglos». «Siempre me ha gustado Lorca», asegura tras cosechar una buena ración de aplausos el director de la obra. Hossein Zenali señala que «las tragedias del poeta granadino están muy conectadas con la cultura iraní».
Una obra, admite, un tanto atrevida para representarla en el Irán actual. «Hablar de los derechos de la mujer es importante en esta sociedad. A cualquier mujer le podría pasar algo parecido». «A los iraníes nos gusta mucho la literatura y la poesía. A Lorca se le conoce mucho porque se ha traducido su obra y en Irán es como un poeta iraní. Bodas de sangre se ha representado muchas veces». La joven Solmaz Taghizade, estudiante de filología española, es Yerma en la obra teatral. «Puedo entender el mensaje de Yerma porque todavía tenemos esos mismos problemas, pero a una escala menor –dice–. En esos tiempos oscuros, su marido era la única opción para tener hijos». Víctor, que corteja a Yerma en la obra, es Morteza Safaei Naeini, actor y cantaor de flamenco. «Desde pequeño el cante jondo me ha parecido muy familiar. Siempre que canto flamenco me siento muy vivo, me acerca el alma salvaje de la naturaleza y de la pasión.
En algunos palos hay mucha similitud con ritmos de la música clásica persa».Aunque no ha estado nunca en España, Reza Jabari, el guitarrista que traslada al espectador a los campos de labranza granadinos, tiene acento gaditano de tanto escuchar a Camarón. Fue su música, y la de Enrique Morente, la que le llevó a estudiar español en la universidad de Teherán. Cae el telón. Se escuchan algunos sollozos de emoción en el escenario. Lorca, desde algún lugar, sonríe.