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Castings racializados para que no cambie nada

La Asamblea de Madrid votará una Proposición No de Ley para que los castings en la comunidad sean abiertos a personas racializadas. Algo que tiene mucha miga, pues ya es así: los actores se presentan a pruebas acordes a sus rasgos
Ficciones como "Los Bridgerton" presentan, independientemente del rigor histórico y la credibilidad, repartos multiculturales
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En los últimos tiempos, en pleno auge de los movimientos identitarios, ficciones como «Los Bridgerton» presentan, independientemente del rigor histórico y la credibilidad, repartos multiculturales que, precisamente en casos como el drama de época señalado, pueden llegar a resultar chocantes. Se sacrifica la precisión o fidelidad a los hechos y los momentos históricos en pro de la representación de la diversidad, tanto racial como de tendencias sexuales, y de la igualdad de oportunidades para los actores independientemente del origen racial de estos. Ningún problema, solo faltaba, si la decisión es del director que, haciendo uso de su libertad creativa, así lo decide. Pero ¿qué ocurriría si, por norma, fuese esto obligatorio? ¿Estaríamos ante una injerencia en esa libertad? ¿Tendría algún sentido o beneficio? ¿Cuál sería su aplicación en la práctica?
La próxima semana, precisamente, se votará en la Asamblea de Madrid una Proposición No de Ley que pretende instaurar en la Comunidad los castings abiertos en producciones audiovisuales y teatrales. Se conocen con el nombre de «colour blind casting», o castings abiertos, a los procesos de selección para producciones en cine, televisión y teatro en los que el acceso no se ve limitado por motivos raciales o étnicos. Con esta Proposición No de Ley se pretende paliar la situación de desigualdad que denuncian sufrir los actores racializados en nuestro país, sintiéndose discriminados en los procesos de selección para interpretar a personajes cuando estos no están especificadas sus características étnicasa por exigencias del guion. Relegados a papeles estereotipados y marginales, exigen que su físico no les condicione en un gremio en el que el físico condiciona a absolutamente todos los profesionales.

Igualdad profesional

Malcom Treviño-Sitté, actor «afrovallecano», es el presidente de Limbo Producciones, organización en la que se encuentran muchos de los artistas racializados españoles y organización impulsora de la iniciativa. Explica que «desde hace más de dos años llevamos tratando de arrancar esta iniciativa para luchar por nuestros derechos, intentando que se nos haga caso. Desde octubre, que es cuando retomamos el proyecto tras la pandemia, nos hemos reunido con los grupos parlamentarios para reclamar una igualdad profesional. Nuestro principal objetivo no es otro que el de democratizar la profesión».
Puntualiza Treviño-Sitté que no se trata, en absoluto, de un intento de injerencia en la libertad creativa de directores o guionistas, imponiendo su presencia, y que no se pretende obligar a la contratación de actores racializados, sino «de abrir los procesos de selección de aquellos papeles para los que el origen étnico o los rasgos raciales no estén definidos ni sean determinantes por razón de guion». Explica el actor cómo a lo largo de su carrera se ha visto siempre relegado a papeles de inmigrante, de sin papeles, incluso a impostar acentos, lo que «genera una involución profesional y cierra mercado». En su opinión, en la industria cinematográfica española hay «una especie de bloqueo, de encasillamiento, en este aspecto. Los actores racializados nos vemos relegados siempre a papeles que se reducen al tema de la inmigración o a la marginalidad, que reproducen roles estereotipados. Esta Proposición No de Ley es un intento de reconocimiento. Lo que queremos es normalizar que cualquier actor pueda hacer cualquier papel independientemente del color de su piel, de sus ojos y de su acento».
La reconocida directora de casting Rosa Estévez, que ha trabajado en películas como «La gran aventura de Mortadelo y Filemón», «Los últimos días» y «Raquel busca su sitio», y la serie «Entrevías», cree que «hay hoy en día una tendencia generalizada, empujada por las plataformas internacionales, de intentar cerrar repartos donde estén representados actores de todo tipo de razas o tendencias sexuales. Creemos que la ficción siempre va un paso detrás de la realidad, pero en los últimos años se ha visto un gran avance en esta materia. Ahora mismo, las limitaciones en un casting son únicamente las impuestas por las características de los personajes, y no otras. Obviamente, si yo estoy buscando una familia con padres blancos y, por guion, no tienen hijos adoptados, es muy difícil justificar que un actor negro o chino pueda hacer de hijo. Pero esta misma discriminación la va a encontrar un actor con un acento diferente al que tengan los padres». No lo cree así Malcom Treviño-Sitté, que sostiene que «para todos los personajes no definidos étnicamente y cuyo origen racial no es determinante por guion, ni tiene relevancia, no se nos tiene en cuenta. No existimos. Esas selecciones siempre están reservadas, en la práctica, únicamente para actores blancos».
Discrepa María Ibarra, representante de actores en Tangraart Management, que explica cómo «es el director de casting el que te hace una petición para un determinado papel y esta es siempre muy concreta. Se especifica si es racializado o no racializado, incluso si es no normativo. En ficción se busca siempre un perfil concreto, con unas características muy determinadas. No hay otra. Y la decisión final, la elección, es del director. Un representante envía a un casting al actor que se ajusta más a la petición del director de casting, y no a cualquiera que desee ese papel». «Un actor», añade Estévez, «no puede optar al personaje que le venga en gana. Eso depende de que nosotros consideremos que da el perfil. Es decir, que tenga la edad, el físico, la voz y la energía que necesita el personaje».

Un poder de decisión limitado

Considera la directora de casting que, en realidad, lo deseable sería «dejar de estigmatizar a los actores por su raza u origen. Es una pena que los actores raciales estén encasillados todavía en personajes marginales (los árabes en terroristas, los latinos en narcos, los del Este en mafiosos...)»; y espera que, «con el tiempo, todo esto vaya cambiando». Cree, sin embargo, que la iniciativa debería dirigirse a otro eslabón de la cadena audiovisual y que fuese, por ejemplo, «desde las productoras desde donde se trabajase a favor de que los guionistas escriban más personajes abiertos a cualquier tipo de actor». Coinciden en esto muchos de los directores de casting consultados, que señalan que su papel es el de actuar como filtro, y que su poder de decisión es en realidad muy limitado: «Buscar el perfil que el papel requiere y encontrarlo». Y que, aunque ellos se abriesen a aceptar en los procesos de selección a actores racializados para todos los papeles, la decisión, al final, no es suya. Es, siempre, del director. «Un director de casting propone, no impone».
La norma les parece, a la gran mayoría, de difícil aplicación real, casi absurda, ya que «lo que se reclama, ya existe. Hoy en día, a un papel sin especificación étnica, un representante puede enviar a cualquiera de sus actores siempre que considere que encaje en el perfil y que se ajusta al resto de características». E inciden en que, quizá, tendría mucho más sentido que la iniciativa se dirigiese a productores o directores de cadenas de televisión o plataformas audiovisuales, que serían los que, en todo caso, tendrían el poder de reflejar en sus producciones una sociedad pluralizada y con personajes no estereotipados.