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Controversia literaria

Desmontando todos los mitos de Francisco Umbral

La profesora Anna Caballé firma la biografía más completa sobre el autor de «Mortal y rosa»

Anna Caballé, autora de la biografía de Umbral
Anna Caballé, autora de la biografía de UmbralMiquel Gonzalez

Dejemos de lado a la figura televisiva y centrémonos en la persona detrás de la máscara o, mejor dicho, de varias máscaras. Hace casi veinte años, la profesora Anna Caballé trató de despojar al autor de «Mortal y rosa» de sus secretos concibiendo la primera biografía propiamente dicha sobre el escritor. Pero «Umbral. El frío de una vida» no contó con la colaboración del protagonista. Y, ahora, el libro regresa en nueva y actualizada edición de la mano de Debate.

Cuando a Caballé, en conversación con este diario, se le pregunta si, parafraseando a Larra sobre España, escribir sobre Umbral es llorar, afirma que «sí, mientras vivió, y siempre que lo que se dijera sobre él no se correspondiera con la imagen que tenia de sí mismo». Es algo también que tiene mucho que ver con la falta de una tradición biográfica en nuestro país. «Publiqué un libro, “El saber biográfico”, donde exponía la falta de una verdadera cultura biográfica capaz de aceptar a los personajes con sus luces y sus sombras. Pero ahora las cosas están cambiando, hay una necesidad de asumir la escritura de nuestros personajes más relevantes con un rigor que antes no era tan frecuente. Mi biografía de Umbral no era crítica, o tal vez sí. Pero es que había algunos aspectos de su personalidad pública y privada muy poco edificantes, digámoslo así».

Se impuso el silencio

«Umbral. El frío de una vida» causó un hondo impacto cuando llegó por primera vez a las librerías en 2004, pero se impuso el silencio, sobre todo entre aquellos que formaban parte del entorno del autor de «El Giocondo». Caballé reconoce que ese impacto fue consecuencia también de una falta de tradición a la hora de escribir sobre un personaje vivo que además tenía la influencia de Umbral con libertad. «El libro no era complaciente con él, en todo caso». Todo eso referido a un escritor que en sus columnas y libros no vacilaba a la hora de criticar y buscarse enemigos, a veces de la manera más absurda posible, alargando polémicas de manera innecesaria, como le sucedió con Marsé o Gironella. «Estaba acostumbrado a usar la rosa y el látigo, el elogio y la crítica, y presumía de ello, pero eso lo hacía según sus intereses, sus propias necesidades. Sin embargo, no aceptaba la crítica. Como cuando rechazaba cuando se le reprochó, y con razón, que sus novelas languidecían pronto. Escribía con un gran empuje 50 o 60 páginas, pero carecían de arquitectura narrativa». Pero él sí podía practicar la crítica, a veces de forma desdeñosa. Lo hizo con Cela en «Cela. Un cadáver exquisito». «Me pareció un libro muy desleal por su parte con un escritor a quien Umbral debía mucho, entre otras cosas, el Premio Cervantes. Me pregunto qué necesidad tenía una vez muerto Cela, a los dos meses de fallecer, de escribir uno tan poco generoso. Porque Umbral había tomado a Cela como referente desde sus comienzos. Era, para él, el escritor total, con un dominio de la vida pública que admiraba muchísimo. Podía haber hecho un libro de nueva planta, pero en los últimos años lo frecuente es que utilizara artículos publicados y los recogiera, con algún añadido más. Por ejemplo, las opiniones que vierte sobre Marina Castaño no son las propias de un amigo, pero con ellas da al libro el mordiente necesario», dice la biógrafa.

Umbral escribió de todo, pero hay una ausencia: su propia mujer, María España. Anna Caballé entiende que es «la gran ausente de su literatura. En la medida en que Umbral se ubica como un amante de las mujeres y escribe además sobre algunas de sus relaciones, a veces de forma muy cruda, me parece que eso es incompatible, literariamente hablando, con escribir de su vida conyugal».