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Arantxa Echevarría: "No sé a qué colegios van los hijos de los demás directores, pero en los que conozco hay inmigrantes"

La directora de "Carmen y Lola" vuelve al cine más social con "Chinas", centrada en la experiencia de las nuevas generaciones de españoles e inmigrantes
Arantxa Echevarría: "No sé a qué colegios van los hijos de los demás directores, pero en los que conozco hay inmigrantes"
Arantxa Echevarría: "No sé a qué colegios van los hijos de los demás directores, pero en los que conozco hay inmigrantes"DANI MAYRIT
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Madrid Creada:

Última actualización:

Hace ya un lustro, la directora Arantxa Echevarría sorprendía en el panorama del cine español presentando "Carmen y Lola", un acercamiento al mundo gitano desde una pareja imposible de jóvenes lesbianas. La realizadora vasca, que acudió con su filme a la prestigiosa Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, firmaba aquella aproximación ultra-realista ya con 50 años cumplidos, lo que no le impidió ganar el Premio Goya a la Mejor Dirección Novel. Tras décadas de trabajo en la industria, casi siempre como operadora de cámara o directora de segunda unidad, Echevarría no solo había conseguido epatar entre público, crítica y academia, si no que también se había metido de lleno en una realidad que por pura falta de exploración racista, apenas se ha tocado en el cine español.
Con ese mismo espíritu, pero ahora con la experiencia de haberse hecho cargo de películas de mayor presupuesto como "La familia perfecta" (2021) y la inminente "Políticamente incorrectos" (2024), Echevarría vuelve al retrato costumbrista más personal con "Chinas". En su nueva película, escrita por ella con el asesoramiento de varias asociaciones culturales chinas en España, la directora se mete de lleno en la realidad de los inmigrantes de primera y segunda generación en nuestro país. Pero también, y aquí está lo más relevante del proyecto, en esas nuevas generaciones de españoles que tienen que sufrir un extraño período de adaptación: todos sus documentos y su idiosincrasia les acredita como nacionales pero, ante los ojos de la sociedad, siguen siendo extranjeros. "La idea viene un poco de mi propia experiencia como persona que siempre va a los bazares, a las tiendas de alimentación… porque me pasó a mí. El personaje que hace Carolina Yuste en la película soy yo. Así me hice amiga de Lucía, que era la niña que estaba en la tienda siempre con sus padres. Un día, la madre me sacó una carta y me preguntó qué era. Cogí la carta y era la de los Reyes Magos. Y no sabía cómo explicarle, ni lo de los tres tíos que vienen de Oriente, ni lo de los camellos, ni lo de la estrella. Ahí empezó todo. Me llevó a pensar en esas diferencias, porque ella me dejó muy claro que no le iba a regalar nada porque ellos tenían sus propias tradiciones. Decía también que ella no le ayudaba en la tienda y que sacaba malas notas, a pesar de que tenía sietes. Le pregunté si no se daba cuenta de que todos los niños iban a tener regalo menos ella. Y no le importaba. Eso me hizo chispa en la cabeza, era una historia que había que contar y entender", explica Echevarría a LA RAZÓN sobre el origen del filme, ya en cines.
"Chinas" marca el regreso de Echevarría al cine autoral, tras varios proyectos de corte comercial
"Chinas" marca el regreso de Echevarría al cine autoral, tras varios proyectos de corte comercialDANI MAYRIT
"Hablamos mucho de integración, pedimos que sean ellos, la gente de fuera, la que acepte nuestras normas y convenciones. Pero creo que habría que hablar más de convivencia, porque esto es algo que debe funcionar desde los dos lados. Además, porque es el futuro. España es multirracial, gracias a Dios. Y cada vez lo va a ser más. Y es que las nuevas generaciones son españolas, me da igual si tienen rasgos asiáticos o africanos. Son españoles. Y hay que empezar que eso nos va a hacer más plurales, más diversos y mejores", declara convencida Echevarría, que aquí centra su relato alrededor de dos historias principales. "Chinas" es la historia de Lucía (brillante, luminosa Daniela Shiman Yang), una niña hija de inmigrantes chinos que está perfectamente integrada, pero a la que le molesta no poder ser como las demás: sus padres trabajan todo el día, apenas entienden español y no siguen las costumbres comunes. Pero "Chinas" también es la historia de Xiang (Ella Qiu), una niña de origen asiático adoptada por una familia pudiente y que no está nada cómoda con las miradas que la sociedad proyecta sobre ella, sobre su origen y sobre su aspecto físico.
La coincidencia de ambas niñas en un colegio público, crítica directa de Echevarría a los nulos programas de integración del elitista ámbito privado, le sirve a la directora también para explorar las diferencias de manera elocuente. "Cuando veo que “Chinas” es la primera película que habla de este tipo de inmigración desde dentro, me sorprende un montón. La gente no debe llevar a sus hijos a colegios de verdad, quizá. A lo mejor ese es el problema. No sé a qué colegios van los hijos de los demás directores, pero en los que conozco hay niños inmigrantes", añade la realizadora antes de seguir: "Lo primero que hice fue documentarme muchísimo, hablar mucho con adolescentes, que era la parte que más me podía interesar por cómo habían vivido esa infancia, junto a las asociaciones de adopción. Hubo un momento clave, también, que fue cuando hablé con Liwai. Es una asociación dirigida por una psicóloga y una artista de performance de la diáspora china. Cogí el guion, muerta de miedo y se lo di. Pensé que me iban a llamar, que estaba lleno de estereotipos, de clichés, que iba a ser una conversación terrible… Y, sorprendentemente, me dijeron que estaba fenomenal. Había que pulir algunas cosas, pero la directora me dijo: “Yo soy una de esas chicas. Vine con 11 años en España, sin hablar el idioma, a ver a unos padres que no conocía. Y he llorado leyendo el guion”. Me emocionó mucho", explica la realizadora sobre el asesoramiento de cara al filme.
Carolina Yuste (dcha.) se convierte aquí en el álter ego de Echevarría
Carolina Yuste (dcha.) se convierte aquí en el álter ego de EchevarríaDANI MAYRIT
Construida como una fábula infantil (por momentos textual, con escenas oníricas) sobre la experiencia (y por qué no, también el trauma) migrante, la "Chinas" de Echevarría es una película buena de llenas intenciones que se acaban concretando en discursos atómicos. Es brillante, por ejemplo, la descripción que se llega a hacer en la película de los niños inmigrantes como pequeños burócratas de la familia, cargados de responsabilidades y papeleos impropios de su edad. Más chocante, y también más en el límite de lo que una audiencia es capaz de criticar en sí misma es el ejercicio de la violencia. La más casual, como cuando una cajera segrega entre clientes y chinos, y la más explícita, como cuando un grupo de jóvenes agrede físicamente a la dueña de un establecimiento: "Quería moverme en un término medio. Quería que fuera el espectador quien decidiera. Había una cosa que siempre me había llamado la atención y era el regateo. Yo voy al supermercado y no le digo a la cajera que me deje algo un euro más barato. Y sí lo hacemos en una tienda de chinos, pakistaníes o hindúes. ¿Por qué ejercemos esa violencia, que es más suave? España no es racista, pero hay muchos españoles muy racistas. Y más que la violencia en sí, que es denunciable y tiene sus cauces, me interesaba el mirar hacia otro lado, aquello que no es penal pero sí es grave. No podía dejar de mostrar ese desinterés, esa violencia por omisión", explica compungida la directora, capaz aquí de levantar una película que envejecerá mejor de lo que uno podría creer en un principio.
Con Carolina Yuste, Leonor Watling y Pablo Molinero entre el reparto, además del maravilloso descubrimiento de Xinyi Ye como la hermana mayor de Lucía, "Chinas" bien puede entenderse como un gran primer paso hacia la aceptación de una nueva España cinematográfica en términos de representación. "Esa diáspora va a empezar a llegar al cine en breve. Hay un director chino, por ejemplo, que va a hacer una película sobre el mismo tema, pero su aproximación será mucho más personal que la mía, claro. Yo aquí me estoy metiendo en algo que no es mi experiencia propia, así que espero y deseo que se empiece a contar desde experiencias propias. La apuesta por nuevos nombres, desde mujeres a migrantes, nos ha costado una barbaridad en el cine español. Falta este otro giro nuevo, el de la diáspora, el de las nuevas generaciones tomando el poder. Son personas preparadísimas con muchas y muy interesantes historias que contar", se despide Echevarría, responsable aquí de una película luminosa y por momentos epatante que la sigue confirmando como una de las voces disidentes más interesantes dentro de nuestro sistema cinematográfico.