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Carlos Urroz apuesta por la calidad frente al IVA cultural

La calidad de las piezas es el arma con la que los galeristas participantes en la próxima edición de ARCO deben luchar contra el aumento del IVA cultural, en una feria cuya subsistencia pasa por ser "más profesional"e "internacional", en opinión de su director Carlos Urroz.

"Prefiero hablar más de emocionar a la gente y de promocionar el arte contemporáneo que del IVA", comentó Urroz durante una entrevista con Efe, pocos días antes de que se inicie la 32 edición del certamen, que contará con un sesenta y seis por ciento de galerías extranjeras.

Cuando hay buenas piezas, "el coleccionista se enamora y, antes o después, llegará a un acuerdo con la galería", comentó el director, quien reivindicó el hecho de que "las galerías locales son grandes proveedoras de servicios para los coleccionistas locales".

Según Urroz, estas galerías dan unos servicios que suponen un valor añadido frente a las extranjeras. "Quien haya comprado en una extranjera tiene que ser consciente del trabajo que es traer una obra, importarla, hacer los papeleos. No es tan sencillo, hay que estar muy profesionalizado".

Reconoció que estas tienen la ventaja de no sufrir un IVA tan elevado y recordó que los extranjeros que compran en galerías españolas "no pagan IVA". Además, instituciones como la Fundación Mapfre han anunciado que comprarán en galerías españolas.

Los encuentros profesionales se han convertido en una importante apuesta de ARCO, que en esta ocasión reunirá a mas de 150 críticos y comisarios de todo el mundo para intercambiar ideas y proyectos y establecer relación con las galerías participantes.

El posicionamiento de ARCO es el de una feria "muy profesional"que da servicio a las galerías, a la gente relacionada con museos y bienales, que luego trasciende a la sociedad. "Pero la función de la feria -advirtió- es de mercado y de lugar de intercambio, tanto de obras de arte por dinero como de intercambio de ideas y de proyectos".

En cuanto a las novedades de la próxima edición, no serán sustanciales, "sino pequeñas mejoras que hacen que la feria en su conjunto vaya hacia mejor".

La presencia de las galerías turcas, "esas grandes desconocidas", será un atractivo de ARCO.

Aunque las diez salas incluidas en el programa de Turquía como país invitado suponen una gran incógnita, Urroz cree que traerán "un arte que a lo mejor nos va a extrañar al principio, pero que merece la pena mirarlo con cierta calma y conocer a sus artistas, que tienen una importante proyección internacional en este momento".

Directores de museos internacionales y de bienales se interesan por estos creadores, "por lo que es un buen momento para comprarles, pero eso no quiere decir que sean baratos", matizó el director.

Otro valor de la feria "es ser el punto de encuentro, sobre todo, entre Europa y América", a lo que contribuye la presencia de galerías de Argentina, Chile, Colombia, México, Perú y Puerto Rico, destacando la presencia de Estados Unidos con nueve galerías y Brasil con once.

En cuanto a las españolas, este año estará ausente Soledad Lorenzo, que ha cerrado su galería, "y a la que echaremos mucho de menos. Ha sido un ejemplo de galerismo, una manera de hacer con muy buenas exposiciones; de ir a ferias internacionales y de promover y dar de conocer a sus artistas", consideró Urroz.

Tampoco estará, por otros motivos, Oliva Arauna, recordó el director, quien cree que en las galerías españolas se está produciendo una recambio generacional, con nombres como José Robles, Ines Barrenechea o The Goma.

La búsqueda de la pieza más transgresora, la más contemplada por el público y la más reflejada por los medios de comunicación es una constante que se repite edición tras edición.

Uno de los que este año no acudirá es Eugenio Merino, que el pasado año metió a Franco en un congelador y que en pasadas ediciones mostró una escultura formada por un musulmán, un sacerdote católico y un rabino, así como otra que representaba un Fidel Castro surgido de los muertos. "Si no viene, es porque no quiere. Allá cada uno con sus decisiones", comentó Urroz.

En cuanto al reflejo de la crisis en el arte contemporáneo, considera que el buen arte siempre evidencia lo que está ocurriendo en la sociedad. "El desencanto que estamos viviendo en la segunda década del siglo XXI"lo tratan los artistas de una manera más directa o más sutil.

"La gente es consciente del momento que vivimos y de que la belleza está en lo pequeño, en el entorno doméstico, no en los grandes centros o museos. Creo que es el momento de que la gente compre cosas para disfrutarlas en su entorno".