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Pío Cabanillas y las "Vidas prestadas" de los ucranianos en España

El fotógrafo expone, en Espacio Mados, 68 imágenes de los refugiados de la guerra
Pío Cabanillas reconoce que ahora tiene ganas de viajar a Ucrania
Pío Cabanillas reconoce que ahora tiene ganas de viajar a UcraniaPío Cabanillas

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Cuando se habla de una guerra concreta se la cita siempre con el mismo nombre, como es el caso de la actual «Guerra de Ucrania». Pero no es más que la forma que tenemos de simplificar un conflicto que va mucho más allá de una sola denominación. La invasión rusa es también la «guerra de» cada uno de los implicados, desde los que dictan las decisiones hasta los que se fajan sobre el barro y el frío; y de los que se esconden en bosques y sótanos presas del pánico; y de los que intentan hacer vida «normal» dentro del infierno... Pero igualmente es la «guerra de...» los que se fueron con lo puesto y llegaron a donde les tendieron la mano. Gentes que huyeron con todo el dolor de su corazón y que todavía hoy, casi un año después del primer cañonazo, sueñan con volver a su tierra.
Son estos últimos los protagonistas que Pío Cabanillas ha puesto en el centro de su objetivo, en el foco de su nueva exposición, inaugurada ayer en el Espacio Mados, donde permanecerá «está semana y, probablemente, la que viene», contaba el fotógrafo minutos antes de abrir las puertas de una muestra que define como «dura, pero emotiva. Impresiona».
«A todos nos gusta ayudar de alguna forma en las causas que valen la pena»; y la suya llegó casi por casualidad. Recuerda Cabanillas cómo de un encuentro fortuito ha terminado convertido en una exposición benéfica: «Conocí a unas chicas mientras cargaban una furgoneta. No podían con las cajas y les empecé a ayudar. Me dijeron que la estaban llenando para llevarla a Ucrania, que eran una pequeña asociación [Ukranian Lives] que recogía donativos, ropa, alimentos, medicinas... y que lo mandaban todo para allá. Me llevaron a su almacén y quedé impresionado y fue entonces cuando me decidí a hacerles la propuesta». El fotógrafo conviviría con ellos, tomaría imágenes de ese trabajo y de sus vidas en el exilio para levantar una exposición en la que los beneficios de todo lo vendido fueran para dicha entidad. Y así es como surge Vidas prestadas, cuyo nombre hace referencia a unas biografías que no son las que tenían en Ucrania «y que están deseando retomar. Es la vida paralela del refugiado» en Madrid y en sus alrededores durante los últimos seis meses.
Las cuatro salas de Mados dan pie a los cuatro ambientes en los que Cabanillas ha dividido el recorrido: retratos, «fundamentalmente niños y mujeres»; hombres, «pocos», dice de «dos chicos jóvenes y un soldado que vino porque tenía las piernas destrozadas de la guerra y llegó a España para que se las reconstruyeran»; el almacén, «aquí es impresionante ver el ambiente que me recordó a Auschwitz, naves llenas de gente que se probaban ropa y cogían lo que podían»; y familias, «escenas de hogares en los que las caras eran de resignación y tristeza. Los niños no estaban alegres ni jugando», sentencia el que fuera portavoz del Gobierno.
  • Dónde: Espacio Madoz (calle del Conde de Xiquena, 12. 1º izq., Madrid). Cuánto: entrada libre.