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Arte, Cultura y Espectáculos

Bobby Baker se ríe de la locura

En preparación de la performance que protagonizará mañana, la artista británica presenta su más reciente obra, creada ex profeso para La Casa Encendida

La artista británica Bobby Baker, esta mañana en La Casa Encendida
La artista británica Bobby Baker, esta mañana en La Casa Encendidalarazon

En preparación de la performance que protagonizará mañana, la artista británica presenta su más reciente obra, "Epic Domestic"

Con su barbilla puntiaguda y grandes orejas que sobresalen entre su pelo corto y gris, la cara de Bobby Baker es tan masculina como su nombre. Para colmo, la señora Baker (en inglés, pastelero) tuvo su mayor epifanía después de preparar una tarta francamente horrible que se convirtió en su primera producción artística. “Venía de estudiar Bellas Artes en St. Martins y me pareció bastante subversivo, frente a la grandeza de esa institución, declarar mi tarta una obra de arte de enorme significado”, afirma la artista británica. Desde entonces, la comida, y en especial las tartas y los merengues, han sido centrales en su trabajo. Nunca un nombre ha representado tan bien a quien lo lleva.

Baker se encuentra en Madrid para inaugurar por todo lo alto en La Casa Encendida la primera exposición suya que se realiza en España, para la que volverá a presentar mañana su más emblemática performance, “Drawing on a Mother’s Experience”, a la que ha retitulado “Drawing on a (Grand) Mother’s Experience”. El título juega con el doble significado de la palabra “draw” que puede querer decir dibujar (el principal medio de expresión de Baker) o, también, tomar, en el sentido de “tomar inspiración de”. Durante los noventa, la artista británica recorrió el mundo con varios de sus espectáculos -entre ellos “Kitchen Show” y “How to Live”-, pero hace casi veinte de la última vez que presentó “Drawing on a Mother’s Experience”. Lo hace ahora desde la perspectiva de una abuela: “Tengo cuatro nietos y uno en camino”, afirma orgullosa.

En el performance, Baker narraba su experiencia como madre de dos niños pequeños y, entre otras cosas, tocaba el tema de la depresión posparto. “En aquella época era tabú hablar de los problemas ginecológicos de las mujeres, por lo que yo lo mencionaba entre chistes. Pero una de las cosas de las que sí hablé fue de cómo me volví loca durante seis meses después de tener a mi segundo hijo. Y la gente estaba tan impresionada de que lo hubiera hecho que durante años eso fue lo único que se destacó de la performance, a pesar de que trataba de muchas más cosas. Así que ahora lo diré todo, porque puedo”.

La enfermedad mental fue durante años una constante en la vida de la artista. En 1997, en la cúspide de su fama, Baker sufrió una crisis psicológica y se internó por voluntad propia en un centro de Londres. Su intención era quedarse tres semanas, pero finalmente pasaría 11 años entre ese y otros centros, además de en un hospital psiquiátrico. En la muestra de La Casa Encendida pueden verse una docena de los dibujos que realizó durante esa época, así como la serie “Timed Drawings”, que desarrolló entre 1984 y 1985 con la intención de cronometrar cuántos minutos conseguía robar para sí misma cada día sin dejar de lado sus obligaciones como madre y ama de casa ni su trabajo a medio tiempo. Cada dibujo tiene la fecha y el tiempo de realización apuntados en lápiz. Por ejemplo: el martes 16 de julio le tomó 15 minutos representarse a sí misma en un boceto titulado “Fragmentación continua”; en él, Baker avanza con los brazos extendidos hacia unas manos anónimas mientras trozos de su cuerpo se desprenden y caen al suelo.

Para esta especie de “comeback” -hace algunos años que, como ella misma señala, ha quedado un tanto relegada en comparación con otros artistas de su generación- Baker ha diseñado una nueva obra: un mural en el que se la ve, con una bandera roja en la mano, liderando una manifestación del “Domestic Revolutionary Party” que reivindica lo épico de la cotidianeidad. El día a día, la aparente simpleza de la rutina, ha sido siempre un factor primordial en el arte de Baker, por eso retoma el tema ahora con la estética de las grandes campañas de propaganda, como las de la Unión Soviética o la Guerra Civil.

La idea del “Partido Doméstico Revolucionario” nació mientras Baker trabajaba en otro proyecto sobre cómo la Primera Guerra Mundial afectó no solo a los soldados, sino también a quienes no fueron al frente, una perspectiva pocas veces narrada. “Las vidas de muchas mujeres cambiaron durante esa guerra: se convirtieron en personas más fuertes. Y, sin embargo, la historia solo habla de los hombres y las trincheras. Por eso, quise hacer algo que transformara el significado de lo doméstico, normalmente asociado con lo aburrido y lo patético, cuando no lo es. Tuve entonces esta ridícula idea de crear propaganda en la que yo figuro como líder de mi propia revolución”, explica la artista. Y ojo: su reivindicación de lo cotidiano ha tenido tanto éxito que ya ha recibido mensajes de varias personas que desean afiliarse a su partido.

Si lo femenino y lo cotidiano son ingredientes importantes en el arte de Baker, el humor es como la pizca de sal que nunca falta. Con él y gracias a él ha sobrevivido a la locura, al cáncer de mama (lo padeció en 2007) y a la vida diaria. “El humor es una herramienta poderosa para desafiar las ideas y ha sido mi manera de gestionarlo todo”, afirma, y añade: “Sé que me volví loca porque mi vida era una locura: me resultaba imposible compaginar mis distintos roles como hija, madre, esposa y artista. Logré encontrar el sentido de todo ello a través de mi trabajo y de la risa. Ya sé que no deberíamos reírnos de la locura, pero es muy divertida”.