Un Chaikovski por todo lo alto en les Arts
«La dama de Picas», de Chaikovski. Intérpretes: Arsen Soghomonyan, Doris Soffel, Elena Guseva, Elena Maximova, Andréi Kimach, Nikolái Zemlianskikh... Dirección de escena: Richard Jones. Dirección musical: James Gaffigan. 4-X-2023
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Curiosas coincidencias en el Liceo y el Palau de les Arts al abrir sus respectivas temporadas con «Eugene Onegin» y «La dama de picas» de Chaikovski, no correspondiendo a ninguna efeméride del compositor. Valencia arriesgaba con una obra para su inicio que se representaba por vez primera. Se ha visto pocas veces en España y en mi recuerdo sólo figuran una ya lejana en Madrid con Plácido Domingo y otra hace año y medio en el Liceo. Pero les Arts cumplió con sobresaliente y obtuvo una ocupación más que digna con un público que aplaudió muy calurosamente.
Las bazas fundamentales son los apartados orquestal y coral. Helga Schmidt tuvo toda la razón al insistir en que la calidad de un teatro radicaba en sus cuerpos estables y los valencianos son excelentes. La Orquesta de la Comunidad Valenciana probablemente sea la mejor de nuestros fosos líricos y ello se percibe aún más cuando se sitúa a su frente un maestro como James Gaffigan que comprende la partitura y la dirige con gran intensidad, recreando tanto los pasajes más líricos como los más dramáticos. ¡Excelente! También los coros, muy importantes por su amplia participación y sus numerosas formaciones, brillaron a ese estupendo nivel.
En el reparto no hubo fisuras. Arsen Soghomonyan compuso un Herman atormentado escénica y vocalmente, hasta cuando en la escena final tuvo una destemplanza. No es un papel nada fácil y lo sirvió con altura. Aunque no le conozcamos en estos lares, sustituyó este verano a Kaufmann como Otello en Aix-on-Provence. La soprano Elena Guseva fue una Lisa de voz con caudal y atractivo, que tuvo su mejor momento en el tercer acto y que mostró su experiencia en el papel. Los barítonos Andréi Kimach, Nikolái Zemlianskikh se lucieron en sus respectivas partes y, especialmente, el segundo en su preciosa aria. La condesa de la veterana, ahora casi contralto, Doris Soffel otorga la presencia vocal y escénica precisa.
La producción, firmada por Richard Jones, data de hace más de 20 años y se ha visto en muchos teatros porque funciona. Se adapta tanto a Chaikovski como a Pushkin, en cuyo cuento se inspiró el compositor, creando un mundo que mezcla la realidad con lo onírico con muy pocos elementos escénicos y un inteligente trabajo actoral y de movimientos escénicos que va desarrollando la tensión hasta el dramático final.
Un éxito de una representación en la que todo funcionó, lo que no es tan frecuente como sería de desear.