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cine
Chuck Norris sopla 85 volcanes, no velas
El intérprete que encarnó durante bastantes años a Walker, el ranger más famoso de Texas, acaba de cumplir 85 años

Mi interés por el cine de acción es similar al que ustedes puedan tener por la reproducción del insecto palo en climas tropicales, por la tasa de escolarización primaria en el distrito de Berat (Albania), o por la segunda división eslovaca de balonmano. Sin embargo, hoy toca hablar de una de las estrellas de ese género espídico de mamporros, mucho ruido y exceso de testosterona: Chuck Norris.
Un actor del que juro o prometo sobre un ejemplar de «El Quijote» no haber visto una peli, más allá de los cinco minutos que te tragabas el sábado noche, a comienzos de siglo, tras el partido en abierto que echaba Canal Sur: después de un Sevilla-Atlético de Madrid siempre ponían una de Steven Seagal, Bruce Willis o Chuck Norris. Suficientes patadas había sufrido uno ya viendo jugar al «Cholo» Simeone o a Pablo Alfaro como para tragarse también las hostias de «Desaparecido en combate 3» o de «Señalado por la muerte».
A Norris lo recuerdo más como meme o proto-meme durante los años de Secundaria que por otra cosa: que si Chuck Norris no cumple años, sino que los años lo cumplen a él; que si el hombre del saco mira debajo de la cama antes de dormir por si estuviese Chuck Norris; que si la muerte una vez tuvo una experiencia cercana a Chuck Norris, etcétera. Esto nos contábamos, y no sé de qué nos reíamos, cuando eramos quinceañeros.
Y es que resulta que el intérprete que encarnó durante bastantes años a Walker, el ranger más famoso de Texas, acaba de cumplir 85 años –en vez de velas sopla volcanes, por seguir con los chistes hiperbólicos del género Chuck Norris– en plena forma física y mental –aunque como dice Pedro Narváez «con un horroroso tinte color violín o violón barato en el pelo», que tan bien se aprecia en la foto que ilustra este artículo–.
Los fans del cine de galletas y de este barbudo repartidor de leches están de enhorabuena, porque, pese a tener tres años más que Joe Biden, hay Chuck Norris para rato: así lo demuestra el actor de Oklahoma –cuya faz siempre me pareció una mezcla entre José Manuel Parada y su pianista– al menos en sus publicaciones de Instagram, donde parece a punto de disputarle el título de la UFC a Ilia Topuria.
Al parecer, el protagonista de «Cuestión de honor», estuvo algo más de una década alejado de su profesión, de las cámaras, para dedicarse en exclusiva a cuidar de su esposa, Gena O’Kellen, quien pasó una delicada enfermedad. De hecho, antes de rodar «Agent Recon» y «Zombie Plane» el pasado año –unos títulos que dan ganas ‘ipso facto’ de ponerse a ver una redifusión del Eldense-Albacete–, no participaba en la grabación de una película desde que en 2012 viese la luz la cinta «Los mercenarios 2». Quizás Chuck Norris aspire a emular la longevidad profesional de Clint Eastwood, mas Dios me libre de comparar la plata con la hojalata, el cobre con el tinte barato color violón.
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