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¿Cómo se llama al punto que va sobre la «i»?

El misterio que rodea a nuestro vocablo atañe directamente a las conversaciones del día a día. En este caso la importancia recae sobre una letra en particular, aquella que es coronada con un punto, pero ¿por qué se escribe así?
Diccionario español
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  • Pablo Martín Henche (Madrid, 2002) estudió periodismo y comunicación audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos descubriendo su gran afán por escribir sobre cine y música. Actuó como colaborador en El Generacional en la sección de cultura como reportero y articulista. En la actualidad, se encuentra realizando sus prácticas como redactor en La Razón.

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Desde los inicios de la escritura, los diversos tipos de alfabetos que existen han sido la piedra angular que rodea a los modos de comunicación que imperan en nuestra sociedad. No obstante, este medio se encuentra estrictamente relacionado con la cultura, incluso con la religión, adoptada en cada lugar del mundo desde sus inicios hasta el principio de nuestros días. En nuestro caso, el alfabeto latino ubica su origen en la variante occidental del alfabeto griego arcaico que, a su vez, proviene del sistema de escritura alfabético fenicio, que también supuso la aparición tanto del hebreo como del árabe. Es por eso que, los distintos tipos de lenguas que practicamos a diario en territorio nacional tienen mucha más historia de la que pudiera parecer.
Para ello, nos hemos de remontar al latín arcaico que, tras pasar por siglos y siglos de historia, evolucionó dando origen a las llamadas "lenguas romances". Dentro de esta clasificación residen las principales lenguas que hoy reinan entre nuestros discursos como el italiano, el portugués, el francés, el español, el catalán, el gallego y el bable, entre otras. Hay que destacar que dentro de estos idiomas se producen variaciones en los fonemas incluidos dentro del abecedario. En el caso de la lengua española, a diferencia del resto de lenguas que cuenta con 26 letras, nuestro abecedario cuenta con una letra más, la «ñ».
Sin embargo, existe una grafía que se ha desarrollado con el paso de los años efectuando un cambio en sí misma hasta el punto de ser algo imprescindible en la sociedad hispanohablante. El caso de la letra «i» es muy particular y enigmático. La razón por la que se corona con un punto no se llega a concretar en el análisis de su naturaleza. Hay quien achaca este suceso a la distinción que se pretendía hacer entre la la u y la i, puesto que, cuando se escribía en cursiva su diferencia era ínfima. Aunque en realidad en la época griega, la iota, acepción de la cual proviene la letra que en cuestión, no llevaba ningún tipo de punto así que, su procedencia es compleja de examinar con exactitud.ç
Las leyes ortográficas recogen de manera clara y concisa que la acepción de dicha letra es válida sin su punto superior, aunque no especifican a ciencia cierta si su uso es equívoco. A nivel social es importante destacar que en la opinión popularizada el punto de la «i» es imprescindible, lo que muchos no saben, ni siquiera algunos catedráticos, es la verdad que rodea al mito.
Por el contrario, según se esclarece en algunos textos ortográficos, como en la Ortografía de la lengua española (2010), la omisión de esta cuestión en nuestros días carece de sentido. Si algo caracteriza a nuestro idioma son las variaciones fruto de la constante evolución del mismo. Resulta extraño la vuelta al pasado en este sentido si nuestro presente se rige por nuestras costumbres. Unas costumbres elaboradas con la sabiduría del tiempo. Y el punto sobre la «i» es una de ellas.
En realidad no existe un nombre específico para denominar a esta acentuación que recibe dicha letra. Es un rasgo distintivo que forma parte de ella y suele recibir el término de "voz punto", como pasa con la j. Sin embargo, para llevar acabo una distinción con esta última se le atribuye una personalización propia a cada una de las letras sin tener una mayor complejidad terminológica. Se definen como el "punto de la j" y el "punto sobre la i" y punto. Esta relación imperativa de nombrarla de esta modo a provocada una consecuencia posterior, tomando forma de dicho popular. El famoso "poner los puntos sobre las íes".
Esta frase hecha, que a lo largo de la historia ha pasado de generación en generación, es recogida de manera oficial en la Real Academia Española y forma parte de la riqueza de nuestro amplio léxico. Tal y como se recoge en el diccionario español existen dos definiciones correctas para dicha acepción "determinar y precisar algunos extremos que no estaban suficientemente especificados" y "acabar o perfeccionar algo con gran minuciosidad".