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Cristina Tárrega: "Que la cámara te quiera. He tenido esa suerte"

La periodista valenciana habla de su profesión y repasa distintos momentos de su carrera

Cristina Tárrega
Cristina TárregaCedida

La radio y la televisión forman parte de su esencia, como la música y el arte, que, asegura, van en su ADN. Presenta ahora en Telecinco el programa «La vida sin filtros», que define como «diferente» y al que le daría «larga vida, porque está asentándose».

Usted es una mujer de radio que ha sabido adaptarse a la televisión.

(Se lo piensa) Soy una mujer de radio que ha tenido la fortuna de que la televisión me hiciese un hueco. Hace muchos años, que no es fácil. La cámara es muy caprichosa y ha habido grandes personalidades de la radio que en televisión no han tenido la misma conexión. La radio te da un bagaje maravilloso. A los que han hecho radio les es mucho más fácil hacer tele, porque es la mejor base que puedes tener. Pero hay veces en que la cámara no quiere.

«Sola en la ciudad», el programa de televisión que le dio popularidad, era muy radiofónico, venía de ahí. Pero tuvo el añadido de su rostro, sugerente, invitador. Atraía como un bolero.

Muy bonito lo que dices... Sí, pudo ser. Los grandes mánagers de televisión dicen que hay que tener un buen plano americano. Yo eso no lo entendía, hasta que lo entendí. Es como el informativo, que es muy de plano americano y hay poca gente que lo aguante bien. A mí me deja hechizada, y no es porque esté en la misma cadena que nosotros, Pedro Piqueras. Es increíble cómo le quiere la cámara. Hay gente que ese plano lo soporta muy bien y otras personas que no, que necesitan abrir mucho la cámara. Esto es muy técnico, pero es verdad que la cámara es muy antojadiza. No es cuestión de ser Charlize Theron, sino de empatía. De que tengas un físico que empatice, que llegue, que penetre. Hay quien lo llama plano americano. Otros, la magia de la tele, o que la cámara te quiera… esa suerte la tuve. No he tenido otras, pero esa la he tenido. Lo importante es que al espectador le gustes o no, pero lo que no puede ser es que no les parezcas nada.

¿Las audiencias son el Maligno?

No. Lo importante es que estés satisfecho con lo que estás haciendo.

Mamá ya lo Sabe. Así se llamaba el grupo del que formó parte en la segunda mitad de los ochenta.

Eso lo tengo borrado. Es una experiencia totalmente borrada de mi vida. Ese grupo me sirvió sólo para darme cuenta de que no me tenía que dedicar a ello.

¿Se llegó a plantear, aunque fuera durante cinco minutos, triunfar en la música?

No, no, jamás. Tuve varias ofertas, que no las contaré nunca, para seguir, incluso con grupos en los que se había ido la solista y tal, y yo dije: si es que no tengo una gran voz, tengo un gran oído.

No guarda un grato recuerdo de aquello.

Bueno, divertido. Porque además mis padres no estaban de acuerdo, yo era muy joven… Era pequeña. Vamos, es que me escapé de casa. Una rebeldía.

El mandato generacional es desobedecer a los padres. A eso tiene que aspirar todo joven.

Uf. Pues no sabes cómo se lleva de mal. Hasta que no tienes hijos no te das cuenta. Yo tengo uno de 19 y, de momento, no se ha ido a montar un grupo, pero no sé, no lo hubiera visto… A no ser que tu hijo sea un talento. Y aun así, eso siempre te desvía. A mí me desvió un poco. Hay gente que tiene su profesión, que es abogado y luego tiene su banda, pero sin perder el norte. Porque no todos somos los Rolling Stones.

¿Qué locuras se permite hoy día, con un matrimonio estable y un hijo veinteañero?

Ahora estoy mirando el mar y estoy viendo que hay olas, y la verdad es que cogería la tabla y la liaría. Siempre he tenido mucha energía. He sido una persona que no he visto, como dice mi madre, el peligro. Desde muy joven he llevado motos de muy alta cilindrada. Esas locuras me las permito, me cuesta moderarme en ese sentido.

¿Es más visceral que cerebral?

No. Soy una persona emocional con una cabeza muy bien ordenada, pero sin caer en el aburrimiento. Soy muy divertida, me gusta pasármelo bien.

Nadar y guardar la ropa, de eso se trata.

De lo que se trata es de no joder. De ser feliz, hacer tu trabajo, intentar ser buena persona, ser un buen profesional, pasar por la vida y dejar un buen recuerdo. De ser persona, no gente.

¿Qué recuerda de los años de la vida sin filtros, cuando era una persona anónima?

A mí lo de la fama no me incomoda, porque no la imposto. Hay personas que conviven con la fama, yo no. Me dices de ir a tomar algo en una tasca de mierda y no te pongo problemas. No soy alguien que viva acomodada, en el papel. O quizá es que tengo muy claro que todos seremos cenizas y huesos.