Crítica de "Babylon": salvaje tributo al cine ★★★☆☆
Dirección y guion: Damien Chazelle. Música: Justin Hurwitz. Intérpretes: Margot Robbie, Brad Pitt, Diego Calva, Katherine Waterston, Tobey Maguire, Jean Smart. EE.UU., 2022. Duración: 189 minutos. Drama.
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Se llamaba Fatty (gordo) Arbuckle, fue uno de los actores cómicos más populares, mejor pagados e influyentes del Hollywood mudo. La vida parecía sonreírle a este tipo felizmente orondo. Hasta que fue acusado de violar y provocar la muerte a la intérprete Virginia Rappe. Dicen que intentó penetrarla con una botella de Coca Cola y que la reventó por dentro. Arbuckle protagonizó, esta vez sin quererlo, otra gran producción estadounidense, es decir, uno de los primeros «juicios-espectáculo» de la industria. Y aunque fue absuelto, aquello destruyó la vida personal y profesional de Arbuckle. Durante la no poco felliniana primera media hora larga de la arrolladora, exuberante, irregular (la culpa probablemente sea de su exagerado metraje), caótica y fastuosa cinta, el espectador asiste a una fiesta orgía que unos productores celebran en una mansión, y sí, entre tanto exceso, un tipo enorme e importante acaba con la vida de una muchachita. Que quitan de en medio sin preguntas.
El sexo, las drogas y el alcohol chorrean hasta de las paredes mientras una estrella en la cima todavía (el encantador y decadente Brad Pitt trasunto de Gable) se emborracha tras ser abandonado por su cansada y cornuda esposa, un chico de origen mexicano intenta convertirse en alguien importante aunque, mientras tanto, solo sirva el café o la coca de turno a los asistentes e intente limpiar sus vomitivos pecados, y la atractiva y vulgar Nellie LaRoy (excelente Margot Robbie, aunque a veces, de tanto puro nervio, parezca realmente «puesta» de algo) se abre a base de lascivia un hueco en la Meca aunque en ello, como le sucedería a una posterior Marilyn Monroe, le vaya el pellejo. Porque en estas llega el sonoro, y ya casi nada será lo mismo. Esta especie de cara B siniestra y oscura, como ha reconocido su propio director, de «Cantando bajo la lluvia», de homenaje salvaje al cine cuando, ahora, pasa de nuevo por horas bajas, contiene momentos de alta gama (el rodaje de un filme donde los extras pueden fallecer de verdad y se han quedado sin cámara), otros que no tanto (me pregunto todavía por qué Tobey Maguire decidió salir con esa pinta en uno de los muchos «episodios», este sumamente dantesco, de la cinta), y muy en el fondo, una historia imposible de amor en paralelo a la de «La la land» marcada de nuevo por la ambición y los sueños rotos. Menos mal que aún nos queda Gene Kelly y su maravilloso e inocente número musical.
Lo mejor: la primera hora de la película, sobre todo, esa fiesta brutal, está rodada primorosamente
Lo peor: es una película que nunca aburre, pero a veces la pierden sus excesos y ambición