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Estreno

Crítica de "Elemental": sin poesía, solo queda fuego y lágrimas ★★★

Director: Peter Sohn. Guion: John Hobert, Kat Likkel y Btrenda Hsueh. Voces originales: Leah Lewis, Mamoudou Athie, Ronnie del Carmen, Shila Ommi. Estados Unidos, 2023. Duración: 103 minutos. Animación.

Una imagen de "Elemental"
Una imagen de "Elemental"Pixar

Uno de los objetivos de “Elemental” es utilizar el potencial simbólico de los elementos de la naturaleza -el fuego y el agua, porque la tierra y el aire han sido eliminados de la ecuación- para lanzar un discurso integrador sobre la diversidad. No somos tan distintos como creemos. Si es cierto que las llamas arrasan con todo, el poder destructor de una riada desatada es igualmente devastador. Si el fuego ablanda la materia hasta convertirla en arte, las lágrimas también son signo de vida.

Ese juego de opuestos atraviesa “Elemental” para articular lo más parecido que Pixar ha hecho a una comedia romántica (la guerra de sexos) o a un romance imposible (desde “Romeo y Julieta” hasta “Lady Halcón”) sin olvidarse de mensajes subsidiarios -el modo en que los inmigrantes de segunda generación se relacionan con la cultura de sus padres, algo muy presente también en “Red”, o la reivindicación del arte como salvación, entendiendo la creatividad como ruptura con la tradición- que insisten en la importancia que ha tenido y quiere tener la productora, bajo el paraguas de la Disney, en la confección de discursos concienciados en el ámbito del cine familiar.

Peter Sohn, autor de la subestimada “El viaje de Arlo”, concibe esta apretada agenda desde lo que, sobre el papel, parece un nuevo capítulo de la saga de películas conceptuales -que podría empezar en “Wall-E” y que se refuerza en las más abstractas “Del revés” y “Soul”, de Pete Docter- de la Pixar. Al contrario que aquellas, la alegoría que sustenta “Elemental” es, sí, demasiado elemental, pero, además, sale perjudicada por un sobreexceso de temas que tratar que dispersa la atención (y la emoción) de la trama. La Ciudad Elemental, tan deudora de una versión chillona de “Metrópolis” como de la de “Zootrópolis”, aglutina colores y texturas brillantes sin aportar personalidad al espacio.

El diseño de personajes define con trazos ágiles el elemento al que pertenecen -la mutabilidad impulsiva, espigada, ígnea, de Candela, y la redondez lábil, tristona, líquida, de Nilo, su amor imposible- pero la chispa que salta entre ambos es pólvora mojada, nace por exigencias del guion. “Elemental” tiene, eso sí, momentos inspirados -el viaje subacuático de Candela, encerrada en una burbuja de aire; el “juego de lágrimas” en casa de la familia de Nilo- pero, más allá de su resultón acabado formal, da la impresión de que le falta el hálito poético, melancólico, que hacían de las mejores películas de la Pixar hitos de la animación contemporánea.

Lo mejor:

Su vistosa animación, sobre todo en lo que respecta al diseño emocional de los personajes.

Lo peor:

Es un tanto dispersa y deslavazada, y le falta poesía.