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Estreno

Crítica de "Love Life": derivas de lo trágico ★★★ 1/2

Dirección y guion: Kôji Fukada. Intérpretes: Fumino Kimura, Kento Nagayama, Tetta Shimada, Atom Sunada. Japón, 2022. Duración: 123 minutos. Drama.

Un fotograma de "Love Life"
Un fotograma de "Love Life"Imdb

En “La habitación del hijo”, la obra maestra de Nanni Moretti, una familia se diseminaba a partir de la muerte accidental del hijo mayor. El duelo, pues, no servía para unir fuerzas sino para dispersarlas: la gestión del dolor se abría como una oración intransitiva en el discurso hegemónico de la institución familiar. En “Love Life” pasa algo parecido, aunque, al contrario que en Moretti, la muerte no se esconde tras la elipsis.

Es una muerte absurda, doméstica, que Kôji Fukada filma con impasible impotencia mientras en otra habitación la vida sigue, celebrándose a sí misma. La tragedia agrieta una relación de pareja que parecía idílica, solo ensombrecida por el rechazo de los padres de él, que no aprobaban que se hubiera casado con una madre divorciada, pero, a partir de entonces, el relato se perfora, la contención se resquebraja y acepta la disrupción, que en ambos miembros de la pareja se manifiesta a través de sus respectivos ex.

Lo más desconcertante de “Love Life” es su manejo del cambio de tono: el sustrato trágico permanece como una enfermedad crónica, pero la película se dispersa en dos historias de amor en potencia y reconciliación. La de ella con su exmarido coreano, padre del hijo fallecido y sin hogar, parece una derivación suave del cine de Kim Ki-duk, sobre todo en el uso metafórico de los espacios (un apartamento ocupado); la de él está impregnada de un cierto aire rohmeriano (cineasta al que Fukada admira). La fricción entre estas derivas singulariza un melodrama que entiende que lo imprevisible es la mejor cura para cerrar las heridas del alma.

Lo mejor:

Es admirable que Fukada evite los clichés del cine sobre el trauma del duelo.

Lo peor:

Sus derivas, por desconcertantes, no siempre parecen dialogar bien entre ellas.