Sección patrocinada por sección patrocinada

Estreno

Crítica de "Sica": en la cresta de la tormenta ★★★

Dirección y guion: Carla Subirana. Intérpretes: Thais García, Núria Prims. María Villaverde, Carla Domínguez. España, 2023. Duración: 91 minutos. Drama.

Un fotograma de "Sica"
Un fotograma de "Sica"Imdb

Basta repasar algunos títulos del cine español más reciente (“La maternal”, “Matria”, “Cinco lobitos”, “20.000 especies de abejas”) para darse cuenta de que la maternidad se ha convertido en hilo conductor de una cierta poética de la reconciliación intergeneracional. Las fracturas abiertas en el universo familiar trazan un mapa en el que lo femenino intenta tender puentes con un pasado que, por un lado, resulta arisco, incómodo, y por otro, es necesario para construir un presente escaso en anclajes. En “Sica” la protagonista (Thais García), una adolescente que ha perdido repentinamente a su referente paterno, marinero desaparecido en las aguas negras de la Costa da Morte, solo tiene a su madre (Núria Prims) para volver a ubicarse en una realidad esquiva.

En su debut en el largo de ficción, Carla Subirana explica el conflicto de Sica con una doble figura materna: la primera parece esconderse en su duelo, en la convicción de que su marido no regresará del mar, ocultando información que el resto del pueblo conoce o intuye, y la segunda es la propia Naturaleza, violenta e imprevisible, que traduce el misterio del paisaje gallego a las isobaras emocionales de los personales. En ese sentido, “Sica” es una película meteorológica, que hace de la persistencia de la lluvia y el mar encrespado motivos visuales que encapsulan la turbulencia anímica de los personajes. Subirana, que gestó la película a partir de sus localizaciones, se alimenta de la fotogenia gallega para impregnar al relato de un aliento mágico afín a filmes tan fantasmagóricos como “Trenta Lumes” o “Lua nocturna”.

Hay algo, pues, de fascinación antropológica por un entorno, por unas costumbres, por una manera de vivir (las madres e hijas solas, que esperan que la Costa da Morte, con seiscientos naufragios en nómina, no se haya tragado a sus maridos), que también invoca a lo invisible, a los fantasmas que, desde el fondo del mar, susurran entre las rocas. Subirana, que se ha forjado en el ámbito del documental, observa de cerca el proceso de maduración de su protagonista pegándose a ella, a la vez que la inscribe en un espacio que jadea a su ritmo.

Quizás estamos demasiado acostumbrados a esa mirada realista, que buena parte del cine español contemporáneo ha asumido como parte de su genética, para que “Sica” sea una auténtica sorpresa, y a veces sus imágenes se acomodan en exceso en ese estilo, como si fuera una fórmula que no conviene modificar por mucho que la historia pida un acercamiento más arriesgado y elíptico. Como a su heroína, a “Sica” le cuesta dejar de concebir su drama en círculos concéntricos, atascada como está en explicar que los muertos van y vienen, como las olas, y nos piden perdón, y que, pasada la tormenta, descansan para que los vivos puedan seguir su camino.

Lo mejor:

El modo en que Subirana aprovecha el valor emocional del paisaje gallego

Lo peor:

Tal vez estamos cansados de películas que se apuntan al realismo documental