Crítica de "Super Mario Bros: la película": mi reino por un buen salto ★★★
Director: Aaron Horvath, Michael Jelenic. Guion: Matthew Fogel basado en los personajes del videojuego para la Nintendo creados por Shigeru Miyamoto. Música: Kōji Kondō, Brian Tyler. EE.UU, 2023. Duración: 92 minutos. Animación.
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Antes que nada, hagamos un poco de historia para centrar al hipotético espectador que no recuerde quién era este estrafalario personaje barrigudo, valiente y amante de la pasta, alimentaria, se entiende: estamos hablando de un famosísimo videojuego de plataformas, diseñado por Shigeru Miyamoto y que lanzó en 1985 la empresa japonesa Nintendo, y aquello fue entonces el acabose, aunque, visto con los ojos de un adolescente actual, las aventuras de aquel hombrecito que mataba monstruos sin tregua a base de saltos y pisotones para salvar a una princesa puedan parecer de lo más primitivos, inocentones y arcaicos.
Tras la desastrosa adaptación dirigida en 1993 por Annabel Jankel y Rocky Morton con actores de carne y hueso, nos llega ahora la versión animada (lo que ya apunta a su favor) de la saga, que protagonizan, claro, los hermanos fontaneros italo-americanos Mario y Luigi, quienes ahora deciden rodar un anuncio publicitario de los más cutre para encontrar nuevos clientes. Lo que les va a costar, visto el resultado terrible del primer trabajo que realizan tras el spot con un perro muy enfadado, y con razón, de por medio. Total, que, luego, mientras ambos se encuentran liados con una grave avería subterránea en Brooklyn, acaban en una misteriosa y psicodélica tubería que los transporta a un mundo mágico. Pero, antes de llegar, Mario y Luigi acaban separados, lo que le puede costar la vida a uno de ellos.
Hay en este entretenido, colorista, fiel y nostálgico (la banda sonora está muy bien) filme muchísimos champiñones, faltaría, una jovencita de la nobleza, rubísima y muy empoderada, un malvado rey llamado Bowser que quiere a toda costa casarse con la chica, multitud de carreras aéreas, bloques de interrogación a porrillo y un sin número de elementos para que Mario consiga poderes. En resumen, una producción que hasta a quienes no conocieron el Mario original (aunque si recuerdan las claves, mejor) les puede parecer gratamente divertida. Y vendrán más ladrillos, ya verán cuántos.
Lo mejor:
Se trata de un filme divertido, colorista y bastante fiel al videojuego en que se basa
Lo peor:
Se nota mucho el filtro de Hollywood al narrar este filme inspirado en el padre Amorth