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Deconstruyendo a Bill Gates: «Es el mismo matón que era en Microsoft»

El periodista Tim Schwab ha investigado la fundación del billonario americano y concluye que es «antidemocrática» y que solo quiere imponer su agenda
Ilustración de Bill Gates
Ilustración de Bill GatesPlatón

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Bill Gates (Seattle, 1955) es uno de los hombres más ricos y poderosos del planeta. Lo era en Microsoft, que fundó con apenas 20 años, y lo sigue siendo al frente de una fundación que lidera de forma mesiánica y que está valorada en 67.000 millones de dólares. El periodista estadounidense Tim Schwab la investigado la influencia y la falta de transparencia de una organización que influye de una manera alucinante sobre políticas públicas de Salud y Educación en todo el mundo pero que no rinde cuentas a nadie. Lo explica todo en «El problema de Bill Gates» (Arpa).
¿Qué es lo peor que se le puede achacar a la Fundación Gates?
Los he investigado como una organización política, no caritativa. Ejercitan el poder para imponer su visión, que además es muy estrecha, sobre cómo solucionar el problema de la pobreza, por ejemplo. Lo que hacen es comprar influencia para que su voz se oiga por encima del resto. Bill Gates lo puede hacer solo y exclusivamente porque es inmensamente rico. Cuando permitimos que alguien se haga con una fortuna que ronda los 120.000 millones de dólares estamos dejando que lo use políticamente. Y que lo haga de una manera nada democrática.
Usted dice que el trabajo filantrópico de Gates empezó con una manera de lavar su imagen de déspota cuando dejó Microsoft. ¿Lo ha conseguido?
Creo que transformó muy rápidamente su fama y el primer capítulo de su desempeño laboral o bien ha sido olvidado o perdonado, y eso que ha liderado uno de los monopolios mayores de la Historia. En Microsoft estaba considerado una persona despreciable y que había llevado a la compañía a una actitud de matón. Ahora no se le ve así, pero en los últimos dos años le está resultando difícil mantener esa buena reputación. Sobre todo debido a varias acusaciones de mala conducta con mujeres que habían sido subordinadas suyas. Aún se está investigando su relación con Jeffrey Epstein. Su autoridad moral se está viendo muy cuestionada y la gente está empezando a darse cuenta de que Gates no es el típico filántropo y abuelito inocente que está dedicando toda su fortuna a ayudar a la gente. La historia es más complicada. Pero hay instituciones que hacen la vista gorda con tal de recibir fondos.
Dice que actúan de manera intimidatoria.
Mucha gente cree que se dedican a escribir cheques y poco más, pero no es así cómo actúan. Cuando dan dinero a una ONG no es para que hagan lo que consideren sino que les instan a elevar su agenda a las prioridades estándares de la fundación. Desde la billonaria sede central en Seattle, Gates y su equipo deciden cuáles son esas prioridades. Sus ideas además son muy rígidas Favorecen a las instituciones que están de acuerdo. Durante años, la fundación ha sido acusada de ejercer el poder como un monopolio, la misma patología de Gates en Microsoft. Él sigue siendo el mismo matón que estaba dispuesto a empujar al resto a codazos para garantizar que son sus ideas las que salen adelante.
¿Cómo puede ser aún más rico que antes?
Bueno, él sigue dedicando mucho tiempo y energía a acumular capital como ciudadano privado. Su riqueza ha crecido enormemente en la década que lleva en la filantropía. Esta es una de las paradojas. ¿Cómo es posible que sea más rico que nunca si está dando todo su dinero? ¿Esto cómo va a terminar si realmente lo entrega todo? Hay tanta gente en todo el mundo que depende de ese dinero para vacunas, anticoncepción, educación... Se ha establecido una red extraña de dependencia.
Creo que cita en el libro un ejemplo de ese doble juego: mientras combate el cambio climático, desarrolla tecnología para pararlo. Esto es una realidad en diferentes ámbitos en los que trabaja la fundación. Por ejemplo, tienen inversiones en compañías farmacéuticas y, al mismo tiempo, suministran medicinas. Gates ha invertido parte de su fortuna en tecnología que espera que solucione el calentamiento global. Presenta su labor como altruista pero se beneficia de las soluciones que trata de imponer. El peligro es que acabe perjudicando las causas que supuestamente defiende por el evidente conflicto de intereses.
¿Cuál es su motivación última?
Creo que su intención es buena, realmente cree que está ayudando al mundo. Lo hace de la manera que sabe, a través del control. Él se cree de verdad que es único, irrepetible y con una inteligencia superior capaz de arreglar temas muy complejos como la pobreza, la desigualdad. Y eso le hace actuar de una forma maltratadora y antidemocrática.
¿Al menos son efectivos?
Es importante destacar que no. Habrá gente que crea que hay que ser así para abordar asuntos difíciles, pero si miras el trabajo que han hecho te das cuenta de que su promesa de revolucionar el mundo y reducir a la mitad el hambre en África, por ejemplo, no ha ocurrido. De hecho, hay lugares que han ido a peor gracias a ellos. Hay expertos que han demostrado su fracaso en técnicas de agricultura y otros que les ruegan que interrumpan sus campañas porque han hecho más daño que otra cosa. Eso lo dicen los que no dependen de ellos, claro. La buena voluntad no basta.
¿Por qué cree que se acercó a Epstein cuando este ya era un peligro público declarado?
Es una pregunta que solo puede responder él. Nunca entendí por qué no fue transparente a la hora de pormenorizar sus encuentros con él y la naturaleza de estos. Gates dice que solo se reunió con él por las donaciones. No tiene sentido. Él es uno de los hombres más ricos del planeta, ¿por qué mezclarse con alguien condenado por agresión sexual?
¿Actúa como él su ex mujer, Melinda, en la fundación?
Por un lado se parecen en la manera de ejercer la filantropía, en cómo emplean técnicas de economía de mercado y otras herramientas como la tecnología o la iniciativa privada para problemas sociales. Ven el mundo de manera similar, aunque en lo personal difieren. Ella es, cómo lo diría, más normal. Expresa inseguridades, no tiene esa certeza total en todo lo que dice como le ocurre a él. Da igual de lo que hable.
Uf, qué molesto eso.
Sí, tiene que ver con ese delirio de grandeza que le acompaña. Es que cree que tiene razón en todo siempre. Si tienes esa personalidad y nadie te pide que rindas cuentas el peligro puede ser enorme.
Del libro se desprende que no tiene una relación sana con las mujeres, ¿usted lo cree así?
Él nunca ha tenido compañeros, todo el que trabaja con él es su subordinado. Siempre ha sido el jefe, nunca ha sido supervisado. Hay varias alegaciones de mujeres que trabajaron para él en Microsoft y en la fundación sobre su comportamiento inadecuado con ellas. Él lo ha negado todo. Llama la atención que haya organizaciones que trabajan en igualdad de género, por ejemplo, y que no se hayan planteado que quizá no sea buena idea coger su dinero.
Habla incluso de que han socavado el trabajo de la Organización Mundial de la Salud.
La fundación es una de las mayores donantes de la OMS, lo que les da una gran influencia sobre sus políticas. Hace 15 años hubo un informe interno sobre la manera negativa en la que el trabajo de los Gates había afectado a la lucha contra la malaria por monopolizar todas las investigaciones. También se ha hecho, por ejemplo, con el control de las métricas que se usan en la OMS desde una empresa creada en el seno de la Universidad. La pandemia supuso la cima del trabajo filantrópico de Gates por la urgencia de encontrar una vacuna. Ellos tenían una gran experiencia en ese campo y conexiones con las farmacéuticas, la OMS y el Gobierno. Se presentó a sí mismo como el héroe que iba a lograr que los más pobres de la tierra no se quedaran al margen. Todas las promesas cayeron en saco roto porque no lograron domeñar la lógica de las economías de mercado, y es que los más ricos fueran los primeros. Este es un buen ejemplo de fracaso y de la prueba de que si llega otra pandemia quizá no debamos escucharlo.
Tampoco ha logrado erradicar la polio.
Ha gastado miles de millones de la organización y también ha presionado a países pobres para que hagan lo propio. Casi nunca es su dinero en que está en juego, pero presionan a los jefes de Estado para que inviertan en sus proyectos. Es que la polio no es el principal asesino de niños en esas naciones, que ven cómo les organizan sus presupuestos de Sanidad desde Seattle. Ya que reciben decenas de miles de millones de fondos públicos que llegan de contribuyentes por todo el mundo, ¿no deberían rendir cuentas?
¿Cómo les va a afectar una victoria de Trump en EE UU?
Mucho, claro. Durante su anterior legislatura, el líder republicano interrumpió los fondos a la OMS, lo que afectó enormemente a la fundación. También peligran muchas otras instituciones que colaboran con los Gates.
¿George Soros se le puede comparar?
No lo he investigado mucho, pero creo que, en general, presenta el mismo problema de poder antidemocrático. Es que no debemos dejar que haya gente que sea tan rica porque siempre van a tratar de usar su dinero para imponer su agenda, aunque lo llamen filantropía. No quiero vivir en un mundo en el que los súperbillonarios sean los que dirigen todo desde su oligarquía. En sociedades libres y abiertas esta gente tiene que rendir cuentas.

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