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Entrevista

Emmanuel Carrère: «Este juicio me ayudó a saber más sobre las experiencias humanas extremas»

Publica «V13», su crónica de los atentados terroristas en París

Entrevista con el escritor francés Emmanuel Carrère. La Comunidad de Madrid presenta la XVIII edición de La Noche de los Libros con más de 570 actividades en cerca de 100 municipios.© Alberto R. Roldán / Diario La Razón.21 04 2023
Emmanuel Carrère. Noche de los Libros © Alberto R. Roldán / Diario La Razon.Alberto R. RoldánAlberto R. Roldán

Emmanuel Carrère asistió durante nueve meses al proceso en el que se trataba de aclarar qué ocurrió el 13 de noviembre de 2015 en París. En ese día varios terroristas sembraron la capital francesa de muerte y caos, siendo especialmente dura en la sala de conciertos Bataclan. El resultado final fueron 130 muertos y más de 400 heridos. Todo ello lo narra Carrère en «V13. Crónica judicial», publicado por Anagrama. El autor de «El adversario» estuvo ayer en Madrid para participar en la Noche de los Libros y hablar con este diario.

¿Por qué le interesaba cubrir este proceso que previamente convirtió en una serie de crónicas para «L’Obs»?

La respuesta es porque se trataba de un asunto que me parecía de interés. Me interesa la justicia, especialmente el funcionamiento de la justicia, pero también las religiones y las formas patológicas que pueden tener. También seguir este proceso me ayudaba a saber más sobre las experiencias humanas más extremas.

Tras asistir a los nueve meses de este juicio tan duro en muchos aspectos, ¿se puede «comprender» el mal?

Sí, se pude entender. En este tipo de crímenes, de situaciones, no estamos ante algo misterioso. Todo esto es algo que tiene que ver con el fanatismo. Es eso. Son palancas bastantes conocidas.

Al inicio del juicio este coincide con otro que no despierta ningún tipo de interés mediático, como es el del terrorista Carlos, también llamado «el Chacal». ¿El de Carlos era un terrorismo anticuado?

Es cierto que coincidieron los dos. También que Carlos era una figura más relumbrante, pero su terrorismo es esencialmente político, sin una dimensión religiosa. Eso es lo que me parece diferente de este otro del que hablamos. Se trata de otro tipo de fanatismo.

Hablando de Carlos, su abogado durante años fue Jacques Vergès. Él usaba una táctica que usted temía que empleara la defensa de los acusados.

Sí, así es. Es la llamada «defensa Vergès».

Se trata de negar la legitimidad de los magistrados.

No la utilizó ningún letrado. Creo que Vergès era un provocador. Ahora, un abogado que usase esa estrategia se desacreditaría.

¿«V13. Crónica judicial» es un libro de periodismo?

Sí, desde luego, lo que hago aquí es una reivindicación del periodismo. Sí que añadiré que también es una obra de prosa narrativa.

El abogado de Abrini, uno de los acusados, pidió en sus alegaciones finales que los magistrados condenaran como seres humanos, no como jueces.

Si el abogado decía eso era porque los grandes procesos criminales tienen un jurado popular. Por motivos de seguridad los procesos de este tipo cuentan con jueces profesionales, no con un jurado popular. El abogado lo que pedía es que hicieran como si fueran un jurado profesional, que actuasen de acuerdo con su conciencia humana. Creo que era una buena defensa. Los jueces intentaron hacer eso y debo decirles que fueron unos grandes profesionales.

A lo largo de sus crónicas usted se pone en la piel de las víctimas, pero también de aquellos que están en el banquillo de los acusados y de los abogados defensores. ¿Fue difícil esto último?

No, no es algo que me haya planteado ningún problema. Incluso con algunos de esos abogados he entablado amistad, así que podía ponerme en su piel. Con los acusados fue algo totalmente diferente.

No le pregunto por conspiraciones ocultas, pero, tras estos nueve meses, ¿se sabe toda la verdad de los atentados?

El proceso fue exhaustivo, muy exhaustivo, hasta el punto que algunos dicen que demasiado. Quedan, es cierto, varias zonas oscuras, pero no muchas. No, no me parece que queden demasiados interrogantes.

Probablemente, la principal duda sea saber por qué uno de los terroristas, Salah Abdeslam, no se hizo saltar por los aires con su cinturón de explosivos.

En el fondo, esta pregunta estuvo presente durante todo el proceso, probablemente de una forma desproporcionada. Se puede decir que si tuvo miedo, que si fue porque no le funcionó la bomba, que se lo pensó y no quiso matar a tanta gente... ¿Qué importancia tiene eso? Aunque es verdad que resulta una respuesta que no se ha contestado aún.

Me ha llamado mucho la atención el caso que cuenta del padre de una víctima que se entrevistó con el de uno de los terroristas. Llegaron a escribir un libro conjunto y el primero fue muy criticado por eso.

Sí. Se refiere a Georges Salines, con quien tengo una buena amistad. Escribió uno con Azdyne Amimour, el padre de uno de los terroristas que se explosionó en Bataclan. El padre del terrorista no es el terrorista. Salines pidió encontrarse con los condenados. Obtuvo la autorización y es alguien que piensa que hay un diálogo posible, no solo con quien mató a su hijo, sino con otros que participaron. Cree en la justicia establecida. No sé si estoy de acuerdo con lo que ha hecho, pero me impresiona la fuerza moral de este hombre.

¿Qué ha aprendido de la Justicia tras asistir a las sesiones?

El proceso tuvo lugar y se desarrolló muy bien, respetando el derecho de los acusados, además de las voces de las víctimas. Creo que es una bonita demostración de lo que es la Justicia. Sí, he admirado este proceso, que, de alguna manera, fue muy atípico. Ha sido una demostración de lo que puede ser la Justicia como una superproducción. Pero no da una idea de lo que es la Justicia en realidad, que es pobre con funcionarios trabajando con ordenadores viejos que funcionan mal.