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Cine
Fassbender y Blanchett: explosivo matrimonio de espías a la inglesa
La estelar dupla interpretativa hace gala de su extraordinaria química en el último y excitante trabajo de Steven Soderbergh, "Confidencial". Un juego cinematográfico de espías, desconfianza y sugerente adrenalina sobre los códigos de la inteligencia británica

Con lejanos y agradecidos ecos de aquella tensión sexual diluida en una verborrea disparada y volcánica con la que Bogart y Bacall se deleitaban en «El sueño eterno» (para muestra un ejemplo: «ha ido demasiado lejos Marlowe», reprocha Vivian antes de que Marlowe espete sardónico: «duras palabras para un hombre, especialmente cuando está saliendo de su dormitorio»), el matrimonio de espías británicos formado por Kathryn y George, encarnado por la explosiva conjunción de talento de Cate Blanchett y Michael Fassbender y protagonista de «Confidencial (Black Bag)», el último trabajo del celebrado Steven Soderbergh, aterriza en las pantallas para dinamitar algo más que la disposición geopolítica actual o la seguridad tecnológica mundial.
Desde su primer encuentro hace 30 años, Soderbergh y David Koepp se han convertido en dos de los cineastas más aclamados de Hollywood, con una sucesión de éxitos comerciales y de crítica al alcance de muy pocos. Esta película, su tercera asociación como director y guionista respectivamente, constituye un drama de espionaje poco convencional que conduce de manera acelerada a los entresijos de la búsqueda supersecreta de un agente doble y la vida personal de dos espías de élite profundamente enamorados. Lo mejor del estrato de las tramas de cine clásico fusionado contemporáneamente con los códigos cinematográficos de la acción dopamínica.
La clave de sus exitosas colaboraciones, según el propio Soderbergh, es mantener entre ellos un perfecto equilibrio entre un saludable respeto y una cierta irreverencia. «Es obvio que a David se le da muy bien su trabajo y creo que, en líneas generales, le gusta cómo dirijo», aseguraba recientemente en una entrevista el cineasta. «Sabiendo eso, nos sentimos cómodos expresando nuestras críticas con honestidad. Ninguno de nosotros siente la necesidad de ofuscarse».
Mentir está sobrevalorado
La idea de Koepp para construir la base vertebradora de esta historia de apasionantes intrigas afectivas de ciberseguridad surgió mientras investigaba para la primera entrega de la taquillera saga «Misión imposible». Entrevistó a varios agentes de inteligencia como parte del proceso de documentación y se sintió fascinado por sus vidas personales. «Todo lo relacionado con las técnicas y habilidades del espionaje era increíbles, y aprendí mucho más de lo que nunca hubiera esperado de aquella gente», asegura en entrevista. «Una mujer me dijo que su trabajo era incompatible con mantener una relación. Una de las frases de la película está inspirada en mis conversaciones con ella. ‘‘Cuando puedes mentir acerca de todo, ¿cómo cuentas la verdad?”». Y esa idea, parece que le dejó huella. «Si quieres tener una aventura, no podría ser más fácil. Basta con decir: “Me largo tres días y no puedes preguntarme dónde porque no tienes derecho a saberlo”. No puedes fiarte de la gente y la gente no se puede fiar de ti. Para George y Kathryn, esa información confidencial que no pueden compartir es parte de lo que ellos llaman su “black bag” o “bolsa negra”», subraya sobre el balanceo interpretativo del matrimonio Fassbender-Blanchett, quien a pesar de anunciar recientemente esta última que tenía intenciones de retirarse de la actuación, vuelve a demostrar en este trabajo que aún le queda carburante actoral para rato.
Experto en retórica audiovisual y virtuoso buscador de tesoros conversacionales, Soderbergh, animal atento y minucioso, parece habitar siempre un estado de búsqueda permanente de guiones inteligentes que tengan potencial para convertirse en películas comerciales protagonizadas por estrellas. El cambio más significativo sugerido por el oscarizado director de «Traffic» en esta ocasión fue precisamente trasladar la historia de Estados Unidos a Reino Unido, donde los principales personajes son empleados del NCSC. El NCSC, una división del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno, centra su labor en la inteligencia de origen tecnológico, –en oposición a sus entidades asociadas MI5 y MI6 (esta última famosa por ser la agencia de James Bond)–, encargada de recabar información de la gente.
«Me pareció una ubicación más novedosa para esta historia, aunque solo sea por la cantidad de series y películas ambientadas en el mundo de la inteligencia estadounidense», asegura el director. «Londres me parece una ciudad muy cinemática. David coincidía conmigo en eso». El inteligente y efectivo planteamiento de la trama (que remite a esa dialéctica cortazariana de imán y levadura tan presente en la comercialona «Sr. y Sra. Smith»), incentiva el establecimiento de una química pendular entre un equipo sentimental de dos en donde uno desconfía continuamente del otro y viceversa, un convenio amoroso en el que sus integrantes no terminan de desnudarse emocionalmente por miedo a que el juego laberíntico del matrimonio se transforme en un escenario hostil de delaciones y señalamientos pero que mantiene intacta la confianza en el hipnótico y tramposo poder del cuerpo.
Ambas partes de la pareja mantienen una actitud evasiva, incluso misteriosa en ocasiones, lo que alimenta y estimula el fuego inapelable de su pasión. «Es un contexto interesante para explorar la idea de la traición», asegura el director. «Gran parte de los conflictos del mundo se originan porque alguien se siente traicionado o porque se rompe la confianza. En esta situación, los dos personajes principales tienen una especie de carta blanca porque no están obligados a compartirlo todo y, de hecho, en determinados casos lo tienen prohibido», completa. Ese centro de la conspiración que a George (Fassbender) le han pedido investigar se corresponde con el elemento de Severus, un malware (software malicioso que se instala en un dispositivo sin el permiso del usuario) capaz de desestabilizar por completo una instalación nuclear. «Severus es un compendio de trucos sucios que la agencia no quiere que salga a la luz», explica Koepp. «De hecho, muchos países ya han desarrollado software destructivo que se puede infiltrar en una estructura enemiga con resultados devastadores». Casi tanto o más que ver a Fassbender salir del dormitorio.
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