Expertos ponen en duda el descubrimiento sobre Ana Frank: “Han acusado sin evidencias”
Historiadores e investigadores rechazan que la teoría de que le delatara un notario judío se sustenta en tan solo suposiciones y que “no se basa más que en un pequeño papel”
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El pasado lunes parecía que nos acercábamos bastante a descubrir uno de los mayores misterios de la Segunda Guerra Mundial: quién delató y por qué a Ana Frank. Un equipo de investigadores internacionales apuntaba que fue un destacado notario judío de Ámsterdam, Arnold van den Bergh, quien habría revelado a los nazis el paradero de la joven, como parte de un trato a cambio de garantizar la seguridad de su familia. Una teoría resultado de una investigación que aún está en fase inicial, y sobre la que no han tardado en surgir las críticas. Según publica “The Guardian”, varios historiadores han expresado su escepticismo sobre esta historia, que fue publicada, a partir de la investigación, en un libro escrito por Rosemary Sullivan.
Esta obra apunta que Van den Bergh murió de cáncer de garganta en 1950, y que habría conducido a la Gestapo al paradero de la familia Frank un 4 de agosto de 1944. Asimismo, se explica en el libro que el notario sabía del lugar exacto donde se escondían ya que era miembro del consejo judío en Ámsterdam, órgano administrativo que le daba acceso a una lista donde se detallaban los lugares donde se escondían los judíos. No obstante, estos datos publicados no son suficientes, por ejemplo, para el historiador holandés David Barnouw, autor de “¿Quién traicionó a Ana Frank?” (2003): asegura que ya consideró la posibilidad que Van den Bergh fuera el culpable, pero la descartó porque solo había una prueba. Una nota anónima que apuntaba al notario y que el padre de la joven, Otto Frank, recibió tras la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, Emile Schrijver, director del “Jewish Cultural Quarter” de Ámsterdam, está convencido de que “la evidencia es demasiado escasa” como para asegurar esta conclusión. “Es una acusación muy grave que se ha hecho valiéndose de muchas suposiciones. La realidad es que no se basa más que en un pequeño papel”. Asimismo, la investigadora del Instituto NIOD para Estudios de Guerra, Holocausto y Genocidio, Laurien Vastenhout, no está tampoco de acuerdo, pues plantea la siguiente duda en cuanto a la lista mencionada: “¿Por qué las personas escondidas proporcionarían sus direcciones al consejo? No tiene ningún sentido. El libro está lleno de errores. Han acusado sin tener una evidencia real. Acusar a un judío de esta forma es como empezar de nuevo”.
“Quedan muchas piezas del rompecabezas. Las listas que habría con el cabildo judío, la nota, el propio notario... todo debe investigarse para fortalecer la credibilidad de esta teoría”, explica Ronald Leopold, director de la Casa de Ana Frank. A esto, por su parte, el investigador del Instituto Alemán de Ámsterdam Hanco Jürgens opina que “parece mucho más probable que el arresto fuera una coincidencia. Después de todo, cinco meses antes dos empleados habían sido arrestados por el comercio clandestino de cupones. Por lo tanto, podría ser igualmente un control regular que resultó en el descubrimiento del escondite. Pero esta teoría también se basa en suposiciones”.