Historia

Así fue la primera globalización española: entre Urdaneta y el Galeón de Manila

Los estudiosos Peter Gordon y Juan José Morales publican el ensayo histórico “La plata y el Pacífico” (Siruela), obra que defiende el punto de partida de un mundo globalizado en el siglo XVI

Representación gráfica del Galeón de Manila
Representación gráfica del Galeón de Manilaarchivo

Andrés de Urdaneta, marinero y fraile español, inauguró el servicio del Galeón de Manila en 1565, cuando descubrió el “tornaviaje” de la Nueva España a través del océano Pacífico. Estableció, en otras palabras, una de las rutas comerciales más largas e importantes de la historia, generando un intercambio de gran relevancia a nivel monetario, comercial y cultural entre Europa, Asia y América. “Para entender el mundo en que vivimos, hay que empezar por el siglo XVI, por el Galeón de Manila y su comercio entre China y el mundo hispano. En este sentido, la globalización no comenzó hace dos siglos, sino en el siglo XVI, aunque con una narrativa diferente”, especifica Peter Gordon, quien, junto a Juan José Morales, publica el ensayo histórico “La plata y el Pacífico” (Siruela). Una obra que defiende el punto de partida de un mundo globalizado en el siglo XVI, con el trazado de rutas mercantiles españolas que unían Asia, Europa y América para comerciar con plata.

Este ensayo rescata, por tanto, ese “tornaviaje” que conectó Filipinas con México, China y el resto de Asia con la América española durante 250 años. “La importancia de México era trascendental porque establece la línea por tierra que evita una vuelta que a nivel comercial era imposible. Y sin Urdaneta no se hubiese podido establecer esta conexión”, explicaba ayer María Roca Barea, que junto a Morales, Gordon y Wei Jingxiang -profesor invitado de la Universidad de Economía y Comercio Internacional de Pekín-, colaboró en una mesa redonda organizada de manera virtual por Casa Asia de Madrid. Continúa Barea, autora de “Imperiofobia y leyenda negra” (2016), explicando que lo que hizo Urbaneta fue solidificar lo que, fracaso tras fracaso, se intentó desde la época de Colón.

Imagen de la ruta que seguía el galeón de Manila, o nao de China, entre Filipinas y México
Imagen de la ruta que seguía el galeón de Manila, o nao de China, entre Filipinas y MéxicoLa Razón

El objetivo principal del conquistador era el de establecer una ruta con Asia para obtener especias, pero se encontró con el gran obstáculo del continente. “Otro fracaso es el de Magallanes. El estrecho que lleva su nombre simbólicamente es muy importante, pero desde el punto de vista comercial no sirve para nada. Por tanto, hasta Urdaneta no se consigue una ruta estable con Asia”.

Seda y plata

Asimismo, los autores insistieron en la importancia de los caminos mercantiles anteriores a la ruta de la seda, cuya denominación definió Morales como una creación “del siglo XIX que solo tuvo éxito a principios del XX”. Del mismo modo, consideró las relaciones con Asia como catalizadoras de elementos culturales y económicos, “como la expansión del budismo, la seda, el papel y otras tecnologías”, explicaba Morales, algo que ratificó Jingxiang, al recordar la figura del padre Jacobo, primer sinólogo en introducir el confucianismo en Europa. No obstante, este profesor no dudó en hacer referencia a los procesos imperialistas de evangelización en los que el cristianismo era impuesto por la fuerza y el individuo era aislado de su cultura autóctona.

“Cuando los españoles llegan a Filipinas se ddan cuenta enseguida de que no tienen nada que ofrecerles. China tenía una organización de sus fábricas insólita y desconocida en todo el mundo. No obstante, los españoles tienen plata, un patrón importante para las transacciones. Eso significó una especie de coincidencia extraordinaria, pues la economía mundial entonces emergente empieza a integrarse con la plata”, explica Morales.