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Los diez días de la historia que nunca existieron: cuando el calendario arrancó diez hojas de golpe

En 1582, el mundo occidental pasó del 4 de octubre al día 15 para adaptarse al calendario gregoriano, que era más exacto que el anterior, el juliano, de tradición romana

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No parecía un desfase muy relevante: apenas 11 minutos y 14 segundos parece muy poca cosa en los tiempos de la Humanidad. Sin embargo, ese era el tiempo de más que el calendario juliano otorgaba a la duración de un año. Sin embargo, desde el año 46 que Julio César implantó este modelo hasta el año 1582 que se decidió reformar el almanaque por decisión del Papa Gregorio XIII, la Humanidad había acumulado diez días de adelanto en la llegada de las estaciones y en la celebración de determinadas festividades como la Pascua, por ejemplo, que cada vez se celebraba más temprano. Así que había que arreglarlo de alguna manera. Esta es la historia del nacimiento del Calendario Gregoriano y de cómo Teresa de Jesús logró un último milagro: un salto hacia el futuro de diez días después de muerta. Los días comprendidos el 5 y el 15 de octubre de 1582, hace hoy 420 años, no existieron, fueron eliminados de la historia.

Julio César tuvo una idea correcta: sustituyó el calendario lunar para implantar uno solar que establecía la duración del año en casi exactamente en lo que hoy está establecido: 365,25 días. Contenía meses de 30 y 31 días, excepto febrero que tenía 28 días y 29 en los años bisiestos. Pero, a pesar de que los astrónomos griegos ya sabían (lo había demostrado Hiparco, un siglo antes de la reforma juliana) que el año trópico era unos minutos más corto que 365,25 días, el astrónomo encargado de calcular la duración del año se pasó por 11 minutos y 14 segundos. La consecuencia de este desfase es que el calendario juliano perdía alrededor de un día cada 130 años, tres días cada cuatro siglos. Al cabo de dieciséis siglos, el desfase era más que evidente.

La solución

Así que, Entonces, cuando fue elegido Papa Gregorio XIII, se decidió a resolver el problema y encargó diversos estudios. Uno fue realizado por el astrónomo jesuita alemán Christopher Clavius y otro por la Universidad de Salamanca, la más importante del mundo en 1515. También realizó sus aportaciones el astrónomo Luigi Lilio (Aloysius Lilius), pero la autoría definitiva no está claramente atribuida. La solución al problema era bastante imaginativa: se trataba de una modificación de la regla de los años bisiestos, que seguirían siendo cada cuatro años, pero con dos excepciones. Los años que fueran divisibles entre 100 no serían bisiestos, pero si eran divisibles por 400 -por ejemplo 1600, 2000, 2400- lo seguirían siendo. De esta manera, el error de ajuste del año astrológico y año de nuestros calendarios quedaba minimizado: sería solo uno de cada 3.300 años. Tiempo suficiente para eliminar un día, si es que la Tierra mantiene su velocidad de rotación y traslación inalterable.

Sin embargo, el desfase del calendario había que arreglarlo para producir el encaje antes de comenzar con el nuevo sistema. El Papa Gregorio decidió que los días comprendidos entre el 5 y el 15 de 1582 quedaban suprimidos. Fueron borrados de la historia. Curiosamente, el día 4 de octubre de ese año falleció Teresa de Jesús, que realizó un último “milagro”: fue enterrada al día siguiente, cuando ya era el 15 de octubre.

Los primeros países en adoptar la reforma del calendario gregoriano fueron los dependientes de la Monarquía Hispánica, bajo el mandato del Rey Felipe II, el mayor imperio en ese momento, que estaba formado por España y sus virreinatos en América, las Islas Filipinas, los estados del Sur de Italia y Portugal, entonces también bajo la Corona española. También los estados italianos dependientes de la Santa Sede en 1582. Sin embargo, no en todas partes del mundo se adelantó el calendario en las mismas fechas. Por ejemplo, en Francia, Lorena y el Misisipí, después del domingo 9 de diciembre de 1582 vino el lunes 20 de diciembre. Gran Bretaña y sus colonias americanas no lo hicieron hasta 1752. Egipto pasó del 20 de diciembre de 1874 al 1 de enero de 1875. Turquía cambió del 16 de febrero al 1 de marzo de 1917. Rusia pasó del 1 al 14 de febrero de 1918, ya con Lenin n el poder.