Objetos universales
Mito, arqueología y ritual en las pirámides
Las primeras noticias de las pirámides de Guiza se deben a Heródoto quien visita Egipto en 450 a.C., creando un imaginario de esclavitud, sudor y cuerdas sobre la construcción de las pirámides que se ha perpetuado en el cine y en las miradas orientalistas sobre Egipto
Heródoto de Hallicarnaso, el historiador viajero visitó Egipto hacia el 450 a.C. Aunque tradicionalmente se le ha considerado como «Padre de la Historia», lo cierto es que en su metodología de trabajo mezclaba la realidad con la ficción recogiendo en muchos casos junto a hechos reales historias míticas. Visitó Egipto en la época de la primera dominación persa y nos dejó las impresiones de su viaje en el libro II, «Euterpe», de su obra «Historia», cuyo objetivo final era la narración de la guerra entre Grecia y Persia.
A esta obra le debemos las primeras descripciones de las pirámides de Guiza atreviéndose a poner por escrito las biografías de Keops, Kefren e Micerinos e incluso a afirmar que las pirámides fueron construidas por esclavos desde la época de Keops quien «ordenó después que todos trabajasen para él. Los unos tenían orden de arrastrar piedras desde las canteras del monte Arábigo hasta el Nilo; después de transportadas las piedras por el río en barcas, mandó a los otros recibirlas y transportarlas hasta el monte que llaman Líbico. Trabajaban por bandas de cien mil hombres, cada una tres meses. El tiempo en el que penó el pueblo para construir el camino para conducir las piedras fue de diez años; y la obra que hicieron es a mi parecer no muy inferior a la pirámide». Fue esta idea la que se ha materializado en las superproducciones de Hollywood desde los años cincuenta cómo «Tierra de Faraones» (1955) o «Los diez mandamientos» (1956). En ellas se confunde la calzada ceremonial que une la pirámide con el templo con una rampa que facilitaba a los esclavos la construcción de la pirámide deslizando por ella las piedras.
Nada más lejos dela realidad ya que las pirámides fueron construidas por arquitectos con formación en geometría, en el caso de la pirámide de Keops se ha barajado la hipótesis de su construcción por Hemiunu, un miembro de la familia real cuya mastaba, próxima a la pirámide de Keops, fue descubierta y estudiada en 1912 por el egiptólogo alemán Hermann Junker .Pero el trabajo del arquitecto no era único, dos yacimientos arqueológicos encontrados en Guiza aportan información sobre capataces y obreros. En 1988 Mark Lehner descubrió a 400 metros de Guiza los barracones de los obreros con viviendas asociadas a talleres y graneros, y en 1990 Zahi Wass descubrió cientos de tumbas donde se enterraban capataces, artesanos y funcionarios comparando las patologías de los diferentes rangos. Así mismo, en 2012 unos arqueólogos franceses encontraron los papiros de Abusir escritos por un capataz Merer, del fin del reinado e Keops donde se menciona la organización de los trabajadores.
El complejo funerario
Heródoto, se fijó exclusivamente en las pirámides por su monumentalidad obviando la importancia del complejo funerario al que pertenecen: templo alto o pirámide, rampa y templo bajo, todo ello dispuesto en un eje este-oeste, de acuerdo con el camino solar. El difunto llegaba por el Nilo en barca al templo bajo, el ritual esta contrastado por el hallazgo de la barca funeraria de Keops en 1954 por Kamall el-Mallakh, enterrada en un foso al pie de la pirámide de Keops y actualmente en el Gran Museo Egipcio de Guiza.
En el templo de Kefrén el templo del valle se sitúa junto a un lago artificial alimentado por un canal que viene del río dotado con un embarcadero desde el que se accede a una sala de pilares con estatuas del rey representado con el nemes, un tocado distintivo del Reino Antiguo y protegido por Horus que desplegaba sus alas sobre la cabeza de la estatua. Aunque los rituales exactos no se conocen se cree que una vez en el templo el difunto era purificado y embalsamado siendo realizado la ceremonia de la apertura de la boca antes de depositar el cadáver en su destino definitivo. Si el embalsamamiento permitía la conservación de los órganos, con la apertura de la boca los sacerdotes transmitían al cadáver embalsamado los secretos para poder hablar, andar, respirar y moverse siendo el cuerpo revivido para su supervivencia en el Más Allá.
En la IV dinastía época a la que corresponde esta necrópolis de Guiza se hacía una representación del faraón que era reanimado mágicamente. Una vez preparado el cuerpo un cortejo trasladaba el cuerpo a la pirámide accediéndose a ella por un acceso con pilonos y pasillo columnando que daba acceso a la pirámide a unos treinta metros de la pirámide mediante un pasillo que comunicaba el interior con el exterior y que llegaba hasta la cámara funeraria donde se hallaba el sepulcro de granito rojo que debió acoger el cuerpo del faraón.
Cuando Heródoto visitó Egipto en el sigo V a.C, ya habían pasado más de 2500 años desde la construcción de las pirámides, recogió en sus obra realidades pero también leyendas no contrastadas que pasaron al imaginario colectivo. Los mitos aumentaron con la fiebre egiptológica desatada después de las campañas de Napoleón en Egipto en 1798 y el control del territorio, fue en esta época cuando aventureros con métodos poco ortodoxos se dedicaban al saqueo y robo de tumbas para las colecciones europeas.