
Sección patrocinada por 

Descubrimiento
Un nuevo estudio confirma cómo se colocaron los moais en Isla de Pascua: las pesadas estatuas 'caminaban' hasta su posición
La investigación con modelado 3D, análisis físico y experimentos de campo respalda la antigua hipótesis sobre el movimiento vertical de las estatuas de Rapa Nui

Durante siglos, los investigadores han tratado de descifrar cómo los antiguos habitantes de Rapa Nui, también conocida como Isla de Pascua, trasladaban sus imponentes estatuas de piedra. Un estudio reciente, publicado en la Journal of Archaeological Science, confirma mediante física aplicada, reconstrucción tridimensional y pruebas experimentales que los moáis no fueron arrastrados ni rodados, sino que se desplazaron en posición vertical, “caminando” hasta sus emplazamientos gracias a un sofisticado método de ingeniería.
El trabajo ha sido dirigido por los antropólogos Carl Lipo, de la Universidad de Binghamton, y Terry Hunt, de la Universidad de Arizona. Tras examinar cerca de un millar de estatuas, incluidas 62 localizadas a lo largo de antiguos caminos, los investigadores concluyen que sus proporciones: bases anchas en forma de D y una ligera inclinación hacia delante, fueron diseñadas para permitir un balanceo controlado, reproduciendo el movimiento de caminar.
En el marco del estudio, los científicos construyeron una réplica de moái de 4,35 toneladas para poner a prueba la hipótesis. Con un equipo de 18 personas y solo cuerdas, lograron desplazar la estatua cien metros en cuarenta minutos. El experimento demostró que la forma de la base y la inclinación del cuerpo facilitaban un movimiento eficiente y estable, sin necesidad de rodillos de madera ni gran cantidad de mano de obra, refutando así teorías anteriores que atribuían el transporte horizontal a la deforestación de la isla.
Evidencia material y tradición oral apuntan a un mismo método
Los resultados coinciden con las tradiciones orales rapanui, que describen cómo las estatuas “caminaban” hacia sus plataformas ceremoniales, los ahu. Los investigadores comprobaron también que más de la mitad de las figuras inacabadas o fracturadas se hallan a menos de dos kilómetros de la cantera de Rano Raraku, siguiendo un patrón que sugiere daños ocurridos durante el traslado y no abandono intencionado. Además, los caminos, de unos 4,5 metros de ancho y sección cóncava, parecen haber sido diseñados para estabilizar las estatuas en movimiento.
El estudio plantea que las rutas y los moáis formaban parte de un mismo sistema constructivo, en el que cada traslado implicaba abrir y despejar nuevos tramos de vía. Las trayectorias paralelas y superpuestas visibles en el terreno refuerzan esta interpretación. Según los autores, la combinación de evidencia física y arqueológica avala que el diseño de las estatuas evolucionó de forma deliberada para facilitar este peculiar método de transporte, confirmando así una hipótesis largamente debatida y sostenida durante décadas por numerosos especialistas.
✕
Accede a tu cuenta para comentar