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Juan Muñoz, ese «fraile» que nos enseñó a leer

El escritor Juan Muñoz, autor de «El pirata Garrapata» entre otros libros, fallecía ayer a los 93 años
El escritor Juan Muñoz, autor de «El pirata Garrapata» entre otros libros, falleció ayer a los 93 años
El escritor Juan Muñoz, autor de «El pirata Garrapata» entre otros libros, falleció ayer a los 93 añosJesús G feria

Foto Jesús G Feria Creada:

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Acomienzos del año pasado, un joven de noventa y dos años, el superventas de la literatura infantil por excelencia en España, Juan Muñoz Martín, publicaba «El pirata Garrapata en Marte», recuperando así uno de sus personajes más queridos. Declaró que iba a escribir hasta el día de su muerte. Y este día ya ha llegado, dejando una trayectoria entrañable como pocas dentro del panorama de la literatura hispana, más allá del género que practicara. Su obra más famosa, «Fray Perico y su borrico», y otras como «El feo, el bobo y el malo», amenizaron la lectura de innumerables niños de varias generaciones, en especial, con ese pirata que protagonizó una serie compuesta de dieciséis libros y con el citado Fray Perico; no en vano, Muñoz Martín se formó para convertirse en fraile en primera instancia, si bien acabó casándose y consagrándose al mundo de la enseñanza como profesor de Lengua y Literatura.
Nació el 13 de mayo de 1929 en Madrid, donde estudió Filología Francesa, y además de maestro también destacó en el campo de la música, pues se desempeñó como director de un coro. De alguna forma, su inicio cabe encontrarlo cuando recibió su primer premio de literatura, el Doncel, en 1966, por la obra de tinte fantástico «Las tres piedras» (1967), que contaba la historia de un hombre que debía atravesar un desierto llevando tres con él. De hecho, pronto fue una constante en su trayectoria el recibir galardones: en 1979 obtuvo el premio Barco de Vapor por «Fray Perico y su borrico»; en él, se veía cómo en el siglo XIX, la llegada del personaje y de su acompañante, llamado Calcetín, generaba cierto caos entre la veintena de frailes de un convento de Salamanca.
El humor que Muñoz Martín desarrolló en todas las aventuras librescas que llevó a cabo fue toda una seña de identidad gracias a este eclesiástico disparatado y bonachón, con peripecias como «Fray Perico en la guerra» (1989), «Fray Perico, Calcetín y el guerrillero Martín» (1994), «Fray Perico en la paz» (1996), «Fray Perico y la primavera» (2003), «Fray Perico y la Navidad (2003)», «Fray Perico de la Mancha» (2005)… Con este personaje conectó con pequeños y adolescentes, todo lo cual repitió con el mismo éxito por medio del corsario que vio la luz en «El pirata Garrapata» (1982), relato en el que este marino responde a la imagen prototípica de supuesta ferocidad, pata de palo y garfio de acero y que viaja por todo el mundo protagonizando aventuras gracias a las que el lector conocía África, Egipto, China, India, Japón, Roma y América, pero también el Museo del Prado.
El resto de sus obras dirigidas a un público juvenil también fueron todo un éxito, caso de «El hombre mecánico», Premio Angular en 1984, y otros más allá de sus personajes más célebres, como «El libro de los prodigios» (1982), donde narró las aventuras de Juanín, Maty, Ninfa, Quinito, el abuelo y las Cuatro Estaciones del año, lo que le sirvió para introducir a los niños en los ámbitos de la ciencia o la Historia; «Baldomero el pistolero» (1988), sobre una banda que roba el Banco de Rio Cochinillos City y es perseguida por el sheriff Pedro el Severo, y «El corsario Macario», sobre unos marineros en una isla llena de dinosaurios.

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