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La nueva película de Kevin Spacey

El actor declama, por sorpresa, en el Museo Nacional de Roma un poema al pie de una estatua, "El luchador", escrito por Gabriel Tinti

Spacey, junto a la escultura clásica "The boxer", junto a la leyó un monólogo
Spacey, junto a la escultura clásica "The boxer", junto a la leyó un monólogolarazon

El actor declama en el Museo Nacional de Roma un poema al pie de una estatua, "El luchador ensangrentado", escrito por Gabriel Tinti

"Estoy exhausto, hecho pedazos, ¿hasta cuándo podrá resistir mi cuerpo? ¿Cuántos golpes se pueden soportar”. La voz de un hombre retumbaba en una de las galerías del Museo Nacional de Roma. Apenas unas cuantas personas se arremolinaban, interesadas por el monólogo, por las palabras leídas por quien parecía ser un profesional de la declamación. No lo parecía. Lo era. Se trataba, no de un hombre sumamente parecido a Kevin Spacey, sino del propio Kevin Spacey, que decidía reaparecer ante la sorpresa general con un sentido poema entre las manos. Llegaba al museo saludando a través de una cristalera, sonriente. Demasiado parecido para no ser él. Era su nueva película. Volvía a la interpretación, sí, aunque fuera solo por espacio de unos minutos, después de un largo tiempo alejado del público.

“Sacudí el país, hice vibrar las arenas, destrocé a mis oponentes. Encendí la oscuridad, recogí insultos, forcé aplausos. No todos sabían cómo hacer eso”, proseguía nada junto a la bella escultura de un boxeador tendido y ensagrentado que ha dado con sus cuerpo en la lona, una imagen quizá demasiado familiar para el actor en los últimos tiempos. De la gloria a darse de bruces con el suelo. “Me miro y veo un hombre, solo un hombre”. Spacey leyó pro segunda vez los veros y ya fue más la gente que se arremolinó alrededor de quien fue un nombre fundamental del Old Vic.

Spacey declama, enfatiza con las cuartillas en la mano. Pronuncia cada sílaba, deletrea para su público, se crece. Habla del boxeador que ha sufrido, de los golpes infligidos y se toca la oreja como buscando la sangre ocasionada por el contrincante. No es él, sino el luchador abatido, aunque se le vea enhiesto, impecable con su americana en tono marrón y su corbata perfectamente anudada.

"Just a man". Es la última frase del monólogo. Y el público rompe en aplausos mientras el actor, que parece emocionado, los agradece. Tinti sale al ruedo y le toma de la mano. Levanta su brazo. Y Spacey, con un hilo de voz deja escapar un "thank you"mientras los móvciles le apuntan para inmortalizar la performance.

La reaparición del intérprete caído en desgracia en pleno auge del MeToo, se hizo inmediatamente viral. ¿estaba escrito el poema a la medida del actor de "American beauty"? El autor de los versos, un joven que no llega a los 40 años, negó que hubiese sido escrito para Spacey. Simplemente pensó en el actor para declamarlo, se lo ofreció y éste aceptó el ofrecimiento.

Spacey se dejaba ver en público por primera vez tras haber sido absuelto del caso que se juzgaba en Nantucket por agresión sexual ante la falta de disponibilidad del testigo. No obstante aun tiene causas abiertas en Los Ángeles y Londres.