Sección patrocinada por sección patrocinada

cultura

La relación cultural hispanofrancesa a comienzos del siglo XX, a debate

La Fundación Independiente organizó el interesante coloquio

Noticias de última hora en La Razón
Última hora La RazónLa RazónLa Razón

Ayer se celebró en CaixaForum Madrid, dentro del ciclo de conferencias de Humanismo y Cultura de la Fundación Independiente, un debate sobre la historia cultural en común entre España y Francia: «España y Francia, identidad intelectual y cultura compartida». Del mismo participaron la escritora y columnista en LA RAZÓN Ángela Vallvey, el doctor en Historia del Arte y colaborador en esta casa Pedro Alberto Cruz, y José María Goñi, filántropo y autor de la novela «La española de Montmartre». Se recordó a Aldo Olcese, presidente de la Fundación, que organizó el debate, pero que su repentina muerte le privó de moderarlo. En su lugar lo moderó Pilar Ferrer.

El coloquio giró en torno al intercambio cultural entre los dos países en los inicios del siglo XX, y también sobre la influencia de los artistas e intelectuales españoles afincados en París entonces. Cómo vivieron, amaron y sufrieron en una época marcada por la situación política de ambos países, y una Europa en transformación efervescente: algo que refleja muy bien, con trazos caricaturescos, el escritor Juan Manuel de Prada en su obra «Mil ojos esconde la noche» (Espasa), cuya segunda parte «Cárcel de tinieblas» se publica mañana.

París a principios del siglo XX se puede considerar el momento en que el mundo cambió: fue entonces la capital de la cultura mundial. La herencia renovadora del simbolismo se prolonga a estos años en la gran obra de Marcel Proust –días atrás se inauguró en el Museo Thyssen una exposición que muestra cómo el arte influyó en la obra del escritor parisino–, y en el periodo de entreguerras la capital gala se convierte en el escenario de la revolución vanguardista en las artes. La relación con España se caracteriza por un nuevo dinamismo social y cultural. Es interesante recordar cómo los pintores catalanes entraron pronto en contacto con aquellos ambientes y descubrieron trabajos de impresionistas para filtrar algunas de sus influencias, y recordar el emblemático edificio donde Picasso vivía y tenía su taller, en torno al cual un grupo de artistas e intelectuales españoles se instalan en Mormartre. Sin olvidar el auge del feminismo, españolas que emigraron a Francia bajo historias sentimentales de calado. 

El arte se ha narrado, la intrahistoria de sus vidas no, y su impacto sociológico merecía ser analizado como notablemente se hizo anoche.